1.-
La memoria iba y venía.
A veces no podía recordar detalles recientes. Por momentos sostenía el mar entre sus manos, a ratos se perdía en los confines oscuros de su particular universo.
Caminaba descalza, con su inmaculada bata blanca, haciendo sus anotaciones en una pequeña libreta y con una vieja cámara fotográfica colgada de su brazo. Así se le veía por los pasillos mientras pasaba la hora de la visita.
2.-
Se recordaba muy joven, con una larga y abundante cabellera. Siempre al límite de la delgadez. Alguna vez tuvo hijos. La memoria se negaba a borrarlos. Hermosos y tiernos ojos que por fracciones de segundos y como una ráfaga fugaz la invadían.
Unas manitas diminutas y suaves que nunca soltaron las suyas –el ser humano es increíble, la maternidad es increíble solía decirme- durante las breves horas de visita y en esos días en que extrañamente la acompañaba la lucidez.
3.-
Nunca tuve empleos normales, ni duraderos. Apenas iba a las entrevistas y con sólo observarme me decían: “nosotros la llamaremos” por supuesto nunca me llamaban. Imagino que es por mi menuda y fantasmagórica apariencia. Por mis profundos y extraviados ojos negros.
– No supe qué contestarle –
yo misma me cohibía y amilanaba ante su presencia.
4.-
Se había terminado la hora de la visita. Intenté buscar mi cartera, eché un vistazo por última vez al amplio y blanco salón. Las enfermeras atentas, indicaban el camino de salida. No valía la pena hacer un alboroto por el extravío de mis pertenencias; pues no llevaba nada de valor y ni siquiera recordaba donde estaban mis documentos, ni mi libreta de apuntes. También había extraviado el pase de visitantes, y mi entrevistada ya se había retirado.
No entendía qué pasaba pero al intentar salir por el pasillo, dos hombres con sus respectivas batas de color verde me sujetaron de los hombros, se sonrieron irónicamente y me llevaron a una habitación en cuyo letrero se leía: Pacientes con trastornos de personalidad.
Amanda Reverón, poeta, escritora, fotógrafa, investigadora y promotora cultural venezolana. Fundadora y editora del portal literario venezolano La casa que soy. Su obra ha sido traducida al inglés, italiano, catalán y francés. Ha publicado entre otros libros: El Silencio de las horas/ Edición Bilingüe Español – Inglés. Traductor: Don Cellini. Editorial Mayapple Press NY (2016). Instantes a contraluz/Poesía reunida. Editorial Dos Islas. Miami – Florida (2022).
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