Carolina Graff: «Ser-Marioneta»

Se dice por ahí que la mujer viene de la costilla del hombre y que el hombre nace de la pupila de la vaca. Que del vientre de la mujer salen les niñes y que de sus manos llegan aquellos seres conocidos dentro del mundo de los títeres como marionetas. Del origen de la vaca nada sabemos, eso queda al resguardo del misterioso Dios. Pero volvamos a les niñes y las marionetas. Para la creación de les primeres necesitamos una pizca de hombre, esencia de mujer y un guiño de Dios. El feto entonces empieza a desarrollarse dentro del cuerpo de su mamá. Allí estará protegido hasta sentirse fuerte para salir al Mundo. En cambio la gestación del Ser-Marioneta es otra cosa y es lo que nos compete en estas letras.

 La mujer hace una lista en un papel en el que antes haya envuelto algún alimento. Nada debe faltar: Papel, cola de carpintero, tela, alambre, madera, clavos y pinturitas de colores. Se elige una música que será clima durante este tiempo. Todo se mezcla en una gran cacerola. Días, tal vez semanas. La piel del títere será lo último y el alma como siempre, como la de todos, no sabemos precisar en qué momento prenderá en aquel cuerpo. Todo esto es gestación. Hacer el amor.

El trabajo va de lo grueso a lo fino. Medir. Cortar. Unir. Primero el torso y la cadera luego brazos, piernas y cuello. Las manos… las manos requieren un toque más delicado, son cuerpo en sí mismas, algo así como hacer pájaros. Los pies vienen con los zapatos puestos y tienen que llevar el peso suficiente para andar a paso firme sobre cualquier escenario. La cabeza es a la vez y por separado.

 Es menester ser cuidadoso ya que a diferencia del humano el títere tendrá siempre el mismo tamaño, forma y gesto. Los pinceles daran color a las mejillas y a los labios. Rojos, azules y amarillos. Sube la música, luz a la mirada. Tibia, tibia pincelada. Cocer la ropa es hacer la piel del Ser Marioneta, piel que se irá gastando y llenando de remiendo-cicatriz. La miramos. Miramos y sabremos entonces si estamos listos para hacer el primer nudo. Hilo, nudo, hilo, nud…

Ellos caerán como sedas hacia arriba y el Ser- Marioneta se erguirá a la vida.

 Y así, así como llega la vida también llegará la muerte. La visita de la parca titiritera puede darse de muchas maneras. Morir entre llamas de un fuego bravo sería la forma más digna de irse. Transformación, humo y ceniza. En cambio la más dolorosa y triste será la muerte que llega con el olvido. Sentirse colgada en el limbo detrás de las puertas de un ropero que  hace mucho tiempo no se abre.

 Javier Villafañe, nuestro abuelo titiritero, dice que el títere muere con su creador.

Yo creo que no. El purgatorio sería condenarlos a la mera exhibición.

Por eso, si encontrás alguno, dales cielo o infierno.

P.D: los hilos los manejas vos.

Carolina Graff, actriz, poeta y titiritera, oriunda del Conourbano Bonaerense, Carapachay. Integrante del elenco de titiriteros del teatro San Martín.

carolinagrafftiteres@gmail.com  Facebook: Carolina Graff