Gabriela Parigi: «Circo en el ser»

Nos damos el gusto de conversar recorriendo sus haceres con Gabriela Parigi, una artista diversa y sencilla a la vez. “Como intérprete desarrollo un lenguaje de circo contemporáneo fusionando distintas técnicas, dramaturgia, danza, imagen, relato, donde la destreza física participa en un universo en movimiento teatral, de artes escénicas.” Mientras verifico que la “app” esté grabando, así sale la primera pregunta…

Devenir 111: Tu obra despliega un notable compromiso físico. ¿Cómo te llevás con lo tecno-digital?
Gabriela Parigi: Bien… Nunca fui una recontra nerd de la tecnología pero utilizo sus herramientas en distintos aspectos de mi trabajo, que me lo fue pidiendo mucho más a partir de la pandemia cuando tuve que mutar buena parte de lo que venía desplegando a formato virtual, y en un punto ahí se abrió un mundo… Como intérprete desarrollo un lenguaje de circo contemporáneo fusionando distintas técnicas, dramaturgia, imagen, relato, donde la destreza física participa en un universo en movimiento teatral, de artes escénicas… A la vez soy docente, directora de espectáculos… En todas esas puertitas diferentes lo físico es encarado desde otra perspectiva… Antes me dedicaba a la gimnasia artística y también como entrenadora enseñaba cómo hacer o reproducir movimientos. En el circo puedo enseñar movimientos acrobáticos, pero me dedico más a generar espacios de experimentación, de laboratorio…
D 111: Vamos de a poco entonces. Contanos qué estás haciendo.

I- Eureka, Consagrada, Migra, Cuerpo-canal:
Gabi: Eureka –lleva cuatro años- es una formación anual y laboratorio de circo contemporáneo. Digo que es una “formación-deformación” de artistes… que se dedican al oficio profesionalmente, donde en su versión original cada mes y medio se realiza un ejercicio de público abierto. El año pasado abrimos Eureka en formato virtual con cierta presencialidad. Y un seminario intensivo específicamente on-line –Eureka para el mundo-, incorporando herramientas de cine y audiovisual a favor de nuestro hacer teatral, vivo. En el circo contemporáneo está lo popular. Algunos arquetipos suelen reducirlo a algo performático inentendible; y no. Nos gusta realizar una dramaturgia con personajes y relato en movimientos, música, sonido, palabras e imágenes… también esa cosa del circo, efectista, con gente volando… y encontrar con esos elementos –en principio toda cruza es bienvenida- cierta alquimia sensible. Hay una filosofía por la que fomentamos al artista componedor, creador, que tome decisiones escénicas, provoque, proponga. Aunque siempre está bueno laburar en equipo.
Sigo ensayando Consagrada, obra que estrenaré apenas la pandemia lo permita. Que habla de lo sagrado, lo consagrado, el sacrificio, la vida… De una gimnasta olímpica –integra situaciones personales aunque no es una autobiografía-. (También estoy haciendo un formato audiovisual de Consagrada, pero prefiero no adelantar hasta concretarlo…)
Migra es una cooperativa cultural de trabajo constituida por nueve artistas y docentes, un proyecto muy rico con una “carpa” itinerante en la cual suceden cosas diferentes, gestionando, generando, usándola con otros emprendimientos en distintos municipios, con una idea de co-producción y red… Allí funcionan espectáculos, formaciones…

II- uno con otres –diverso a Uno-:
D 111: Advierto que apuntás a lo singular; pero también a construcciones colectivas –distintas artes en una obra, proyectos con otros…-. ¿Cómo vivís eso, su parte creativa, y también su fricción?
Gabi: Sí; a todo eso que dijiste. Es también una decisión de vida. En el circo hay cierta antropología de la comunidad. Aunque a la vez está “el dueño del circo”… y vinimos a romper con esa dinámica, patriarcal. Ya tengo años conciente de laburar así. Después de tres años de trabajar afuera sentí un efecto boomerang, de plasmar, hacer cosas acá, embarrarme. Y cuestiones “pedagógicas” de cuando fui gimnasta que no me gustaron…
D 111: No conozco bien el paño pero la formación gimnástica parecería agotarse en una modalidad de “régimen” –cuasi militar-…
Gabi: Un régimen, sí. Un mandato, mucha regla, una forma estipulada de cómo hacer un ejercicio que si no, está mal… no se podía salir del parámetro. En aquel momento no tenía mucho registro al respecto. Cuando empecé a hacer circo… por eso jodo con la “de-formación”… mis movimientos se sensibilizaron. En el circo se podría decir que cuanto más “freak” o singular sos, mejor… Volviendo a la construcción colectiva, hay que regarla, reflexionar, juntarse con otra gente para debatir. También tomar ciertos roles sin falsa democracia. Construir estructuras es necesario, pero que tengan movilidad, procesos dinámicos de rotación…
D 111: Respecto a la “carpa” y el anhelo de hacer red y gestionar políticas culturales ¿Encuentran sintonías? ¿Cómo evaluás ese recorrido?
Gabi: El panorama es amplio. Todavía hay gente que asimila el circo con animales –lo cual está prohibido-. Hoy el circo es muy diverso. Dentro de la “carpa” también ha habido milongas, recitales, música, poesía; un centro cultural. Por otro lado no hay aún ley propia de circo, nadamos en grises; entonces para instalar una carpa, que es una gran movida, mucho tiene que ver con el diálogo y la filosofía política del municipio. Hay lugares donde se fomenta la cultura acercándola a los barrios, lo popular –por ejemplo en Cañuelas, Mercedes…-, y otros no. Además la carpa sirve para hacer red con los artistas locales, se constituye en una sala donde ellos actúan lo suyo. Hace años en temporada venimos trabajando mucho en Uruguay (Punta Negra, La Paloma). Obviamente realizamos nuestras funciones, pero además dentro de la carpa hacemos un proyecto llamado Enlace, que es una residencia artística durante veinte días donde vienen artistas de diferentes lugares a trabajar sus materiales –un espectáculo, una escena- y nosotres brindamos herramientas, posicionándonos no como directores, sino acompañando el proceso creativo… También damos clases para niñes, abrimos la carpa para la murga, los lunes aquellos artistas que andan por allí pueden hacer sus espectáculos a la gorra… Salvo eventos específicos nosotres también trabajamos a la gorra…
D 111: Qué ámbito de resonancia precioso fabrican…
Gabi: La pandemia también nos obliga a reinventarnos. Ahora estamos acondicionando el bondi de Migra –un motorhome con el que junto a un tráiler solemos mover la carpa-, con la idea de llegar a un barrio y usar el bondi como escenario de un espectáculo bien callejero de dramaturgia teatral…

III- Un salto:
D 111: En algún momento –que se me ocurre fue crucial, vital- tomaste la decisión de pasar de la gimnasia artística, al circo. Eso… ¿cómo se produjo, qué te pasó… cómo te encontraste con el circo, con ese clivaje en tu recorrido?
Gabi: Uy… Bueno, primero decidí que quería dejar de hacer gimnasia; de competir… Esto lo digo ahora mirando hacia atrás… Cambio de entrenadores, venía preparándome mucho para el Panamericano y el Mundial, me fue muy bien en esos torneos, tenía dieciocho años entonces y dije… Termino así, “en la cresta de la ola”… o me tomo un año para mí, de despedida, de habitar la gimnasia artística desde otro lugar; y decidí hacer eso. Pero no era realizable; a ese nivel de competencia no existía la gimnasia por el disfrute. Empecé a sentirme incómoda, y me aparece un dolor muy fuerte en la espalda –de una antigua lesión-, que hoy leo fue medio un chivo expiatorio para dejar de ir algunos días a entrenar… Es muy loco, no recuerdo el último día que pisé el gimnasio; fue como un atardecer, como algo que se va apagando… Me quedó una especie de sensación biológica de ese final, ese duelo… De chiquita ya era un cachivache, me gustaba mucho bailar, cantar; y al dejar gimnasia supe que quería ir por ahí; pero estaba recontra peleada con lo acrobático. Mi hermano –que siempre fue una referencia para mí- me nombraba el circo… pero yo tenía el preconcepto de que se la pasaba mal, de que tenías un entrenador que te exigía, un circo tipo chino o ruso, y no quería saber más nada con la gimnasia y el dolor, no sé… Entonces empecé a buscar por la comedia musical, fui a academias conocidas, pero me encontré otra vez con el mundo de las madres y los padres, las nenas y la competencia… Por una de esas “causalidades” de la vida me llama una amiga que no veía desde mi adolescencia y me invita a una muestra de acrobacia en La Arena. La cuestión es que ahí veo a un chico bailar una danza acrobática teatral y se me detona el cerebro, el corazón, las células; me conmueve y digo: ésto es lo que quiero hacer, lo que hacía de niña en la casa de mis abuelos… Vengo de una casa donde lo expresivo, lo emocional, fueron muy celebrados, cobijados; también el trabajo. Eso estaba muy contenido en la gimnasia, yo sufría la competencia, que me separaba del disfrute. Me inscribí para formarme en La Arena, comencé a interpretar; mi inserción fue muy fluida… Con esa sensación de haber encontrado algo que estaba buscando pero no sabía que era eso; o que eso me encontró a mí… También fue un torbellino…
D 111: Este número de la revista tiene por disparador “desconcierto”. ¿Es algo que podés ubicar –en el proceso creativo por ejemplo-?
Gabi: … Para encontrarse hay que perderse; me sale empezar por esa frase. Bienvenidos los limbos, las crisis… también en la vida. Cuando ocupo el rol pedagógico por ejemplo, propongo atravesar esos espacios que participan de lo creativo… Pero digo, porque lo veo mucho, no provocarlos específicamente… ¿Hasta dónde un desconcierto es habitable, danzable? O si uno puede suavizarlo, respirarlo, conocerlo, sumergirse; o puede ser traumatizante también… A la vez hay un grado de mutabilidad que tenemos los artistas… No me refiero sólo a los que nos dedicamos al oficio… Poder mutar, morir los moldes viejos, renacer en nuevas versiones de uno mismo… El año pasado con la pandemia tuve una sensación muy intensa de desconcierto, muy rara, de peligro de extinción… de que lo que venía siendo en cualquier momento se podía morir, los teatros y la docencia cerrados, mucho cambio de paradigma de golpe… y la necesidad hace que vayas mutando… e incorporando herramientas que a su vez modifican el modo de pensar, la metodología. No lo quiero pensar en términos binarios de sustitución de la presencialidad por la virtualidad porque hay algo que pasa en el ritual del vivo que es irreemplazable. Pero está bueno haber ido corriendo algunos límites de lo conocido, el experimentar ligado al desconcierto.
IV- Preguntas:
D 111: Como trabajás con ambos supongo tendrás alguna vivencia peculiar de ellos… ¿Qué es el movimiento, qué el cuerpo?
Gabi: El cuerpo es una maravilla. Somos un cuerpo-canal, que puede mutar… en cuestiones literales, de formas, pero también simbólicas. Tenemos por ejemplo una inteligencia mimética que desarrollamos desde muy niñes y nosotres trabajamos mucho en el laboratorio, la posibilidad de encarnar distintas cosas. Respecto al movimiento me gusta pensar que tiene esencia, tiene verdad, cuerpo más allá de la biomecánica –que también tiene-. Que el movimiento no sea sólo desde las cáscaras, compartiendo lo sensible, lo vulnerable, la química de la rabia o el enojo del personaje que estás interpretando, lo singular de cada une en la propia forma del movimiento.
D 111: Solés utilizar el término/concepto “canal”. Pareciera haber allí algo de “expresión” y a la vez de conexión con “lo otro”…
Gabi: Sí, tal cual. Es como un río entre lo que tengo para dar pero también lo que me está dando a mí, a lo que respondo con eso… un grado de escucha, de lectura, de apertura, de mirar a los ojos y dialogar con el “ecosistema”. Es también lo que permite encarnar a otros, desvaneciendo algo de la idea de las cosas, la cultura o el propio ser.

Entrevistador, Miguel Angel Rodriguez.

Gabriela Parigi, artista circense contemporánea, pedagoga, ex gimnasta de la Selección Nacional Argentina de Gimnasia Artística. Hizo la carrera de formación profesional en La Escuela de Circo La Arena en Buenos Aires y en Centre des Arts du Cirque «Le Lido» en Francia, Toulouse. Formó parte de la Compañía de Circo «La Arena» dirigida por Gerardo Hochman, con la que realizó varios espectáculos. Da seminarios de acrobacia de suelo e investigación acrobática en Argentina, Uruguay, Chile, Francia, Italia, España, México, Colombia. Fue parte de la compañía Canadiense «Les 7 doigts de la Main» con el espectáculo «Cuisine et Confessions» actuando en Canadá, Argentina, Francia, Rusia, EEUU, Rumania, etc. Miembro activa de la Cooperativa Cultural Proyecto Migra, carpa y centro cultural itinerante, equipo conformado por 9 artistas docentes gestores culturales que impulsa diversos proyectos apostando al desarrollo del nuevo circo y las artes escénicas. Creadora y directora pedagógica de “EUREKA”, Laboratorio Escénico de Circo Contemporáneo en Buenos Aires Argentina desde 2018. Directora pedagógica de FiCiCO, Formación Integral de Circo Contemporáneo en Montevideo Uruguay.  Docente de la materia Circo Contemporáneo de la formación Especialización en Movimiento Experimental (EME) en Buenos Aires dirigida por Jesús Guiraldi desde 2016. Directora artística del espectáculo PULSA, compañía uruguaya de Circo Contemporáneo, y compañía SIMBIONTE.

Actualmente actúa en el espectáculo «Un Domingo», dirigido por Florent Bergal de la compañía Proyecto Migra.

Está por estrenar su espectáculo unipersonal  «Consagrada» (bajo la dirección de Florencia Maichalewicz).

Instagram @gabi_parigi

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