I
Sueño palabras. Sueño
un poema confuso
con períodos largos,
con partes balbuceadas.
Todavía distingo
la luz que desde el techo
ilumina la pieza,
áspero resplandor.
Palabras en la mente
y un cuerpo dividido,
ésta es la catatonia
de dormir con pastillas.
II
Algo que no es malévolo
ni benigno: trabajo
acostado con versos
que no llegan al cierre.
Es un trabajo insulso
y fatigoso: siembro
semillas de sentido
en el ojo del sueño.
Ritmas que constituyen
una ciudad perdida:
calles inaparentes
y casitas llagadas.
III
Así con la ciudad
y el pulso de la noche:
marcho necesitando
borrar, y no lo logro.
Y las horas transcurren
pausadas, como el paso
de un animal enfermo
que aún no morirá.
No me quejo. Descanso
mal que mal estas vísceras.
El sueño es un trabajo
que ni alegra ni lloro.

Pablo Seguí, poeta. Nació en 1973 (Córdoba). Estudió durante varios años violín para luego volcarse a la poesía. Publicó seis libros de poemas: “Los nombres de la amada” (1999), “Claves y armaduras” (2005), “Naturaleza muerta” (2011), “Otro verano y éste” (2017), “Animal de bien” (2018) y “Noción de ritmo” (2019). Muy recientemente ha lanzado “Lizard y otros poemas”, con selección y prólogo de Elisa Molina, editorial Barnacle.
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