Raúl Perrone: «Hablar con la cámara»

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CORSARIO

Devenir111. ¿Cómo fue el camino que te llevó a ser director de cine; porque comenzaste siendo dibujante, luego actor?
Perrone. En realidad fue al revés. Yo comencé haciendo cortometrajes a los 17 años y participé en varios festivales de cortometrajes. A los diecinueve años me casé, y tuve que ir a laburar. Así fue como empecé a dibujar para varias revistas y llegué al Cronista Comercial, e hice varios libros con dibujos. Hasta que en los ochenta aparece el video y ahí comienzo a filmar de nuevo. Me puse el traje de director, me dediqué únicamente al cine.
Devenir111. ¿Podés ubicar un primer encuentro con el cine? ¿De dónde crees que viene esa pasión tuya por el cine?
Perrone. La verdad que no tengo idea porque empecé de muy pibe. Filmaba a mis amigos, hacíamos series de televisión. Después cuando empecé a ver películas, a los 16 años, era todo un plan; porque había que ir a Capital y me quedaba todo el día y miraba muchas películas. Ya me gustaba Felini. Mientras tanto intentaba hacer cortos sin mucha guía porque jamás estudié cine, tampoco estudié dibujo. Nunca fui a perfeccionarme. Siempre pensé que si iba a estudiar iba a agarrarme las mañas de los tipos que me enseñaran, entonces preferí aprender las cosas solo. Mi familia no era de llevarme al cine. Con el tiempo me enteré que un tío abuelo mío fue un director de cine. Se apellidaba Cosimi y fue de los primeros directores de cine que hubo. Fabio le dedicó “Juan Moreira” a él; pero nunca vi una película suya. Me encontré con esta historia en los años 90 cuando Fernando Martín Peña me contó de él.
Devenir111. ¿Ya en esos primeros cortos que hacías tenías la inquietud de mostrar el barrio, la gente del barrio y sobre todo los jóvenes, los amigos?
Perrone. Sí, el primer corto que hice era muy simple y se presentaba los días sábados en un espacio en el que no solo se pasaban cortos, sino que también se discutía y se debatía sobre cine. Ahora tránsito por otros ámbitos, estoy dedicado a la experimentación. Puedo hacer una película de pibes de la calle, como sobre El Marqués de Sade. Necesito abarcar varias cosas porque en realidad me aburro.
Devenir111. ¿Nos podés hablar de las terrazas, de tu fascinación por las terrazas?
Perrone. Sí, eso fue durante las primeras películas porque yo tenía la costumbre de subirme a los techos. Cuando empecé a hacer cine, me daba mucha bronca lo que se veía en televisión. Las novelas transcurrían en San Telmo. Entonces me propuse hacer una película que tenga que ver con el barrio, con casas bajas. Conocí mucho de los pueblos de Estados Unidos por verlos en las series de televisión. Subirme a las terrazas era una manera de acercarme al cielo para poder filmarlo mejor. Ese mundo personal que yo tenía lo fui metiendo en mis películas. Una cosa que también me disgusta bastante es la manera en que hablaban, cómo se hablaba en el cine argentino, una forma poco creíble, hablando de tú y ese tipo de cosas. Yo quería hacer películas donde los pies hablaran como hablan los pibes, me gustaba mucho improvisar y tratar de que los diálogos fueran creíbles. Todo esto fue en los 90, previo a lo que después fue y se llamó el nuevo cine independiente. Después “Mundo Grúa”, “Pizza, Birra y Faso”. A mí me gustaba mostrar a los pibes tal como eran y también mostrar el otro lado de la ciudad, el otro Ituzaingó. De alguna manera, lo que hoy se llama el conurbano, que hoy está muy de moda.
Devenir111. ¿Cuándo empezás a afilar una película, ya la tenés en la cabeza o hay espacio para que se vaya autoencarnando?
Perrone. No, no podría tener nunca la película en la cabeza porque pienso mucho más rápido de lo que escribo, entonces voy descubriendo la película. Eso es toda una manera de hacer que también la aprendí por no tener guita. Filmamos una vez a la semana, trato de crear mi propio espacio. Yo sé cómo arranca la película; pero jamás sé cómo sigue porque la voy haciendo a medida que la voy filmando. Parecería una frase hecha; pero es así como te digo. Voy escribiendo la película con la cámara y en la edición. Cuando llego a mi casa, me pongo con las dos computadoras, bajo el material y arrancó editar. Cuando vuelvo a filmar ya sé por dónde recomenzar, porque ya estuve editando. Es un cine muy arriesgado en el cual nadie podría poner guita porque soy totalmente anti todo. La gente que me conoce me responde. Es muy difícil todo; pero así y todo llegué a las películas que llegué.
Devenir111. Precisamente, la siguiente pregunta era cómo financiás las películas; pero ya está respondida.
Perrone. No, no hay financiación, con la ayuda de Dios. Las vamos pagando nosotros. A veces doy charlas y las charlas se pagan, también en algunos festivales algo te pagan y lo que reuno lo vuelvo a invertir en películas.
Devenir111. Relacionado con esto, una pregunta aunque tenga rostro de afirmación. Supongo que además de presupuestos y dinero ese tipo de cine requiere una circulación con cierto establishment y por ahí vos no tenés ganas de tener esa circulación.
Perrone. No, la verdad es que la circulación existe porque si hago películas que no las ve nadie sería frustrante. Yo tengo la suerte, a pesar de que no viajó a ningún festival porque no viajó en avión, de que mis películas desde el 2015 no han parado de viajar. “Pendejos” hizo 50 festivales por todo el mundo. Las películas por suerte se ven, ayudan mucho ahora las plataformas como CINEAR. Lo que es muy difícil, en este país, es estrenar una película. No solamente mía, sino de cualquiera. Una película independiente como la nuestra, puede estar dos semanas como mucho en cartel y sería un milagro. Gracias que existen ciertas plataformas y los festivales, sino sería imposible. La industria del cine está muy difícil en todo el mundo. Yo no pertenezco a ese mundo; pero si uno obtiene plata del Estado ya cubrís los gastos. Después viene el otro problema que no es económico. Si la película después no tiene circulación, ¿Qué hacés? Una película de Francella o de Darín, no van a festivales como las películas nuestras.

EXPIACIÓN


Devenir111. ¿Tiene que ver el auge de las series en esto que decís?
Perrone. Yo creo que Netflix es el mal, es lo peor que se pudo haber creado. Las series son espantosas, son todas iguales, representan un modelo tremendo, terrible, son todas una porquería; pero a mucha gente le gusta, pueden ver una serie en un día, es como una enfermedad.
Devenir111. En Ituzaingó hay un monólogo que, incluso, está subtitulado. En un momento dice: “ El cine es subversión total de los valores, y la perspectiva es más cautivante que el amor. En el cine el actor no es más que un sueño viviente”. ¿Podés comentarnos esas frases?
Perrone. Son frases de Antonin Artaud. Es una reflexión que hace sobre el cine que me parece genial, por eso lo incluí en la película. Me parece que el cine necesita de una rapidez, eso no quiere decir que sea ni mejor ni peor; pero para muchos cineastas prolíficos hay como una urgencia por filmar qué es este tremenda. Están los tipos que hacen muchas películas y están aquellos que hacen una película cada 10 años.
Devenir111. Cosimi está obsesionado por el tiempo dentro de la literatura, esa idea también es muy interesante. ¿Podés desarrollarla un poquito?
Perrone. Sí, eso es una adaptación libre de un cuento de Balzac, al cual también le tomé algunas cosas. Yo tomo algunos algunos textos que me interesan y los incluyo en mis películas. Cosimi se llama así en homenaje a mi tío abuelo que, obviamente no fue un príncipe; pero quería dedicarle la película. Me interesaba la relación que encuentra entre el tiempo real y el tiempo literario. Pero me interesaban otras cosas de la película como la puesta en escena y cómo a pesar de no tener presupuesto, con un poco de voluntad y de cabeza, se pueden conseguir un montón de cosas, que si no están, por mucha plata que tengas, no las podés hacer. Ese tipo de cosas me parecen que son batallas ganadas.
Devenir111. ¿Cómo definís si la película va a ser en blanco y negro o en color? ¿Lo pensás de antemano?
Perrone. Sí, sí; pero no podría decirte por qué elijo uno u otro. Alguna vez me había regido por una frase que dice que el blanco y negro es más real, es más como la vida, la vida no es en color para mí. En Cosimi, el color me permitió destacar el vestuario y los decorados. Pero, si el tema del color se define antes. Lo mismo que con los diálogos, si se va a hablar si no se va a hablar o no. Hay cosas que las tengo muy pensadas y otras no. Juego mucho con el azar y con lo inesperado, me gusta mucho lo inesperado.
Devenir111. ¿Cómo pensás la incidencia de la banda sonora, de la música en tus películas?
Perrone. Yo no trabajo de una manera que es poco habitual. Generalmente les paso, a los músicos con los que trabajo, fragmentos de obras o les digo qué tipo de sonido necesito o qué clima quiero generar. en mi caso es mucho más azaroso y voy acomodando la música que me mandan de una manera que no fue pensada. Es una parte muy importante y muy interesante de la edición de la película porque me parece que el sonido es tan importante como la imagen. La música no se pone para tapar silencios. Hay muchos directores que ponen música todo el tiempo porque no soportan los tiempos muertos, no soportan la llegada de la escena. Es muy personal lo que uno hace con eso. La música tiene que tener el espíritu de la película.
Devenir111. Alguna vez dijiste: “No hay que tener miedo de escribir con la cámara” ¿Cómo pensás la relación entre la cámara y la escritura?
Perrone. Para mí una película tiene tres etapas: cuando la pensás, cuando me junto con gente con la que laburo y podemos obtener algunas ideas de guión y demás; otra es cuando las filmás; y la tercera que para mí es la más importante, que es la de montaje. Ahí es donde realmente empieza la película. Para muchos tipos las películas empiezan desde un principio, porque tiene un guión de fierro, una historia dibujada paso a paso, que para mí sería un embole absoluto. A mí me gusta laburar de otra manera, mucho más libre digamos, poder jugar con la improvisación y demás; pero donde realmente la paso muy bien es cuando edito. Yo puedo hacer una película en siete u ocho días de seis o siete horas nada más; pero después estoy siete meses editando. Ahí está la obsesión y el laburo, porque para filmar ya tenemos como una práctica, somos cuatro personas se sabe lo que se quiere, se labura y bastante pero con tranquilidad, no somos 40 tipos en un set, somos cinco personas más la gente que actúa. Lo que menos parece es una filmación, es una reunión de gente amiga, aunque no siempre es color de rosas, también suele haber quilombo porque la pasión te lleva a ese tipo de cosas. Después cuando estoy editando estoy solo. La paso muy; pero muy bien; puedo estar editando hasta las cuatro de la mañana. Me pongo el overol y laburo, ahí está la película. Soy absolutamente obsesivo, laburo solo, no uso los métodos que se usan en el cine, la posproducción la hago yo. Aprendí a ser mi propia empresa, de alguna manera.
Devenir111. También dijiste alguna vez: “Tengo ganas de seguir teniendo ganas”. ¿De qué estás teniendo ganas? ¿Qué estás haciendo ahora?
Perrone. Ahora estoy con tres películas. No estoy filmando por el momento. Una película va a ir al BAFICI y las otras dos seguramente se van para Europa. Estoy trabajando en la edición de esas tres películas. También hay posibles proyectos que vendrán; pero eso no quita que mañana o pasado salga a filmar algo. A veces salgo por Ituzaingó con los colaboradores que tengo a buscar cosas con la cámara. Así aparecieron muchas películas, con un personaje que filmo en una plaza, o en el frente de algún negocio. A veces es a partir de una foto o de una canción, a veces una persona. Es una manera muy poco ortodoxa la que tengo para trabajar. Las películas no se hace con almuerzos de trabajo, las películas se hacen filmándolas. En ese buscar encuentro las ganas. También cuando veo mis películas. Son todos pretextos para poder salir y filmar. Se juntan el deseo y la pasión en eso de tener ganas. Es muy difícil hacer lo que yo hago sin plata. Es muy fácil hacer una película buena teniendo plata. La gente que labura conmigo es gente que está aprendiendo, muchos son alumnos mios; pero también hay gente del medio profesional que quieren trabajar conmigo. Saben cómo laburo, que no hay guita, que yo no cago a nadie. Para mí es muy hermosa esa confianza que me tienen. Puedo trabajar con actores conocidos, con principiantes o con gente de la calle, con los vecinos. En una de las tantas salidas conocí a un matrimonio de indigentes y terminé filmando una historia de amor entre ellos. No me gusta la obviedad ni los que les quitan dignidad a los pobres.
Devenir111. El próximo número de Devenir111 gira alrededor de la desobediencia. ¿Qué es para vos la desobediencia? ¿Tu cine es desobediente?
Perrone. Yo soy desobediente. Soy un tipo políticamente incorrecto. No hago nada de lo que debería pensarse que debo hacer. La rebeldía bien empleada es muy interesante. Me parece que poder hacer lo que uno quiere y lo que a uno le gusta sin traicionarse, siguiendo sus convicciones, es algo que hace bien y que uno lo necesita. Me parece que son muy necesarios los tipos que no le dan bola a ciertas cosas.

LAS PIBAS
CINICOS

Raúl Perrone, director de cine, guionista, actor, dibujante. Nació en Ituzaingó provincia de Buenos Aires en 1952. Filmó más de cincuenta películas. Sus films recibieron premios y menciones de la Universidad de Oxford, la Cineteca de México así como en Ecuador, Chile, Perú y Uruguay.

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