Diana Guemarez Cruz: «Diálogo entre un poeta y su lectora. El símbolo de la noche» 

“Hay  puertas que me conectan con la noche; me siento que soy en ella un misterio que nunca sabré”, Luis Gilberto Caraballo 
“Creo que la poesía tiene una cosa extraordinaria: está hecha de palabras y aspira al silencio”, Juan Manuel Roca

Aquí dejó constancia de mi diálogo de esta última semana de abril con el poeta sobre su poesía de principios del siglo XXI y el símbolo de la noche en ella.
“Esa nada que me habita inexistente toma anchura con la claridad de la noche”, Luis Gilberto Caraballo

La lectora 1860, del pintor belga Alfred Stevens
Óleo sobre lienzo

Empezamos una nueva conversación por WhatsApp el 27 de abril de 2023 o antes. Veo que has regresado a tu poesía de hace unos 20 años. Me envías este precioso poema que comento brevemente porque lo estás trabajando.

Llegué a la sala
y encontré un tigre
plácido con ojos luminosos y garras encerradas,
Era el hambre, el instinto con ansias
en la sombra,
bajo los poemas inciertos
Yacía en aquel jardín perdido con el reloj preciso,
los minutos más largos e intensos
el pulso sobre la boca me salía del aire.
En el solar había un arenal que se demarcaba con su tez
linderos
y tocaba lánguidamente el último libro
con la pluma aún en tinta febril
mientras el animal
trepaba el árbol de las noches tristes
espeja
la intemperie, rostro que subía hasta el cenit del viaje
la memoria era un círculo de
luna
que sobrepasa la puerta y va hasta su garganta
con la suave luz de la marea
moja los pies andados

Pienso que este precioso poema se une a la serie de esos poemas que leí ayer donde la noche y el mundo animal se entrelazan. ¡Me parece que aún en este estado es una gema! ¡Me recuerda a Kipling! Muy bello texto.
Sin embargo, me parece superior a Kipling por la representación de animal y naturaleza en tus letras, por cómo describes la noche  y porque el animal es visto de manera humanista y espiritual. 
Quiero a luz de este envío comentar cuatro poemas publicados el 27 de abril en tu página de FaceBook, aunque escritos en la primera década del siglo XXI, que atañen a la noche. Para que se vea cómo manejas los símbolos y el lenguaje. Y porque veo que en tu poesía la noche es un símbolo permutable como el mar.

Primer poema 

Nos preceden versos en el hallazgo interno y seguiremos siendo
poemas aún después de la muerte,
LGC

Que la noche se agigante en esperanza
si he de morir en medio,
en su cava de teatros negros
con sus lúnulas de azoteas blancas y un verso
en el corazón azul del trapecio.

Que nadie pierda palabras, sangre,
aliento en su espalda de mar trasiego,
que nadie mueva su noche al río ondulante,
ni que sucumba la alondra vidente en el vuelo azaroso.
Lo inacabado quedará pendiente para
mirarlo en la distancia
como espiga sideral del pan en su torrencial áureo,
que prosiga el poema, que se vista del verso infatigable.

La noche tiene en sus astros
acantilados de espejos infinitos
y unos ojos que miran igual a todos,
para cuando los lobos orugan
y se pasean con sus alas por las flores
oliscando.

que

si he de caminar sin sombra
en la horizontalidad, vertical
en la oscuridad del boscaje mágico
con el perfume ebrio en la garganta
exhalando lunares amarillos en la piel
inexistente, intentaré asirme al muelle anhelado
del alcanfor antiguo, inédito,
tinajero
de la sinfonía solitaria y el silencio trágico,
punto de encuentro de mitades filosas, voraces,
(quien se va y quien se quedará)- los lobos yacen
en la hondonada de coro fúnebre,

una ola suave que lleva a rastras
el inagotable faro mundano
lo irreal de una ciudad,
el ilusorio muro de la bruma
con su beso de boca ancha, y de antorcha húmeda
inusitado temblor cae hendido en su piel.
Pregúntale a su memoria,
a la hormiga que camina la aldea-
la tierra y el sueño,
nos recuerda a las hojas del ancestro
que lleva sobre su cabeza negra paulatina,

La noche atiende a sus magos que tras el atuendo
dejan derruidas las columnas frente a si,
unas nubes que jamás volverán,

que prosiga el vino, el poema precedente al existir
con su verso infatigable

Dejé este comentario conciso  sobre dicho texto:
Qué maravilla! Un gran poema donde el poema se ve como cíclico en el devenir del tiempo. También se plasma en él el deseo de que el verbo se eternice. La noche y los elementos conectados con ella subrayan las emociones del poeta. Un poema impoluto de un escritor que ama su oficio.

Segundo poema 

Estruja la noche
Estruja la noche
para que regale un sueño, desde sus mantras;
un manto tendido de amapolas gráciles
sobre las cuales nos haga un cuento,
una serranía de misterios.
Una de sus voces
se oiga adentro.
en el cabalgar laxo del laberinto;
del plexo preñado
de los peldaños que suben al árbol de los gatos
alejados por sus hábitos de exilio, aran
las noches abrogadas de soledad,
del que cede al silencio su maullido,
sin nada que pedirles
a esos soldados, que esconden sus rostros entre las ramas.
Sobre el vientre
del cuento en parto;
el acordeón de voces
se devanea como espejos del pez,
que arde en su espuma, en la luna que sobreviene del agua
y alza sus espadas
al viento, tejiendo el tramo
del oleaje, cosiendo el mar en la distancia,
un manto de sales profundas
unas extensas líneas del último párrafo
donde campanean de cuerpo entero
abierto,
indicando el puerto,
sobre las arenas silenciosas de las orillas
donde enmudece el bramar de la noche
que habita el cuento.

Luis Gilberto Caraballo, 2004

Comentario a “Estruja la noche”:
¡Muy profundo y hermoso poema! “Estruja la noche! Me encanta el epígrafe que acompaña este texto. El poema abre muy bien con la relación entre noche y sueño, e incluso misterio. “Un sueño desde sus mantras”. Me gusta mucho el verso, “un manto tendido de amapolas gráciles”. 
El sueño como un estadio muy profundo de la conciencia y como fuente de símbolos, se ve en “Y así una de sus voces/se oye adentro./en un cabalgar laxo muy adentro del laberinto;/adentro del plexo preñado”. 
Las metáforas como de un sueño y como alguno de tus lectores comentó de corte surrealista: “el silencio de los maullidos”, “los soldados que esconden los rostros en sus ramas”, “los escalones verdes suben al árbol de Los Gatos”, etc., hasta “cose el mar en la distancia”.
Y ya regresas del viaje que has emprendido por medio del sueño en “el bramar de la noche que habita el cuento”. Las imágenes finales son hermosas: “un manto de sales”/unas extensas líneas/donde campanean de cuerpo entero/sobre el árbol abierto/indican el puerto”.
Bellísimo poema de ese libro tan maravilloso, Los caminos del tiempo de 2008 o 2009.

Una imagen del poeta en sus cuarenta leyendo sus textos en Isla Negra, Chile
Tercer poema

La noche embruja noctámbula
en su placenta luminosa
y un llanto entre sus soles
lejanos
se oye que canta y nutre, llora
la piel de calas blancas de la noche con sus aromas de luna
gacelas lácteas y gestos arqueados de labios violetas
picotean su útero,
su manzana del bahobá,
el surco primitivo
sobre sus gargantas infinitas.

La tibieza de los gorriones atizados en sus nidos
agotan sus ojos
que caen sobre sus alas de pajas
donde reposan absueltos
silentes con la esperanza del vuelo, del
llanto ebrio de la acabada oscura

El zorro escapa ligero entre los semblantes del
pastizal, busca su luna blanca,
mientras la tierra asombra con su portal azulado
poemas empeñados en la cuesta de las laderas
y la hierba brota fresca, en la ventisca que la roza y la hace
humilde para las bocas sedientas
de las mañanas,
de esas noches están plantadas
los arenales de tus playas tierra árida de noches, donde los mito hidratan
leyendas, cantos de catedrales de arenas, donde el gorrión atizado
aparea su hembra
donde el viento es azul
y la noche embruja noctámbula el coito
del útero, de sus labios violetas
con olores a placenta láctea
mientras el río se va haciendo nube
y el mar tierra.

Luis Gilberto Caraballo, 2006

Comentario a “La Noche Embruja  Noctámbula”:
¡Qué belleza! Toda una meditación y recreación en esa noche que embruja noctámbula y que nos hace ver la noche como la creación misma al ser “una placenta luminosa”. Los que conmueve de este poema aparte de la sexualidad que le confieres a la noche, es como recuerdas que la noche es luminosa y contrastas su oquedad u oscurana con lo brillante: 
“La noche embruja noctámbula/en su placenta luminosa/y un llanto entre sus soles/lejanos/se oye que canta y nutre, llora/la piel de calas blancas de la noche con sus/aromas de luna/gacelas lácteas y gestos arqueados de labios/violetas/picotean su utero,/su manzana de bahoba/el surco primitivo/sobre sus gargantas infinitas”. Un hermoso cromatismo en estos versos: negro, blanco, violetas. 
Muy interesante  que asocias a la noche, una vez más, con los animales: los gorriones primero y luego con el zorro. Así que la noche  es un símbolo que impregnas de muchos valores y significados. 
La noche la conectas con todo el cosmo: los astros, los animales y los arenales y la noche es además territorio propicio para el mito: 
“De esas noches están plantadas/los arenales de tus playas tierra árida de noches/donde los mitos hidratan/leyendas, cantos de catedrales de arenas, donde el/gorrión atizado/aparea su hembra/donde el viento es azul/y la noche embruja noctámbula el coito/del utero, de sus labios violetas/con olores a placenta láctea/mientras el río se va haciendo nube/y el mar tierra”.
¡Bellísimo poema sobre esa noche es símbolo permutable en tu poesía y parece ser la poesía misma!

Cuarto poema 

La noche aprende sola,
porque no la miramos en sí misma.
Porque nos morimos en cada parto del alma,
y ese que partio
no la ve.
Lo que
alguna vez fue la noche .
Ese se va con esa noche,
se va con su oquedad azulada,

En que cada entre tejado,
se estará viendo por si solo.
Pero nadie vera lo mismo,
nadie tiene la misma oquedad en su lengua.
Nadie oirá los pasos del felino,
en la misma aldea de cuentos y duendes.
Aunque suspendido
en sus garras pernocta,
con la luna a cuestas
Con su silueta esbelta
que acecha la sombra
y derrumba el imperfecto silencio.

La noche del tejado ajeno
tiene sus propios colores.
Las ventanas serán de las cortinas
que más se asemejen, con lo que cada quien ve
Esos serán los cometas
que podre ver desde esta cortina.

La noche esta solitaria
Arreando su destino
Con sus felinos; se resguardan , su sigiloso
ensayo. Donde nadie los oye,
sino su dialogo
con el que
entienden su oquedad,
su muerte.

Luis Gilberto Caraballo, 2004

Comentario sobre «La noche aprende sola»:
Maravilloso poema a tu noche. Como señalaste has escrito muchos poemas a la noche y la noche ha devenido en tus letras en ese espacio privilegiado en el cual piensas y creas tal como le comentaste en aquella entrevista a Pedro Pablo Pérez de hace un año. Pero la noche es también el sueño y el sueño conecta con el motivo del viaje. La noche es la noche y también los astros y la noche se confunden con el mar en algunos de tus poemas y en tu espléndido libro, La Gruta del Ávila. La noche al ser sueño y creación es poesía. Es un símbolo de símbolos que se confunde con el mar y deja ver qué para ti cualquier  símbolo se puede superponer a otro como en un mosaico.
Aquí la noche está asociada a la muerte, a esa muerte que siempre nos toma por sorpresa y el que muere la ve de forma especial. Esa oquedad azul está vinculada a la muerte en este precioso poema. 
“La noche aprende sola/porque no la miramos en sí misma./Porque nos morimos en cada parto del alma,/y ese que partió no la ve./Lo que alguna vez fue la noche./Ese se va con esa noche./se va con la oquedad azulada”.
Estos símbolos que se amplifican, se conectan, se superponen es parte del lenguaje poético que has cifrado a lo largo de tanto esmero con la palabra. La noche y la oquedad aquí como un solo símbolo, aparecen  en La Gruta del Ávila como dos símbolos con los que dialogas. 
También imagen de la noche como un felino, aparte de bella es apropiada. Me recuerda a Lorca. Porque la noche como en el felino viene sin que lo notemos. 
“Nadie oirá los pasos del felino/en la misma aldea de Cuentos y duendes./Aunque suspendido/en sus garras pernocta/con la luna a cuestas/Con su silueta esbelta/que acecha la sombra/y derrumba el imperfecto silencio”. 
Así como cada uno tenemos nuestra vida, tenemos nuestra muerte y la oquedad de cada uno será única. Esto es verdadero filosóficamente: cada vida, cada muerte, cada oquedad que sentimos como humanos es única. 
“En qué cada entretejado/se estará viendo por si solo./Pero nadie verá lo mismo,/nadie tiene la misma oquedad en su lengua./Nadie oirá los pasos del felino,/en la misma aldea de cuentos y duendes”. Qué expresión tan hermosa y que imagen esa del felino para hablar de la muerte. 
Noche/muerte/felino se constituye en un conjunto simbólico de gran capacidad expansiva. Como aquel maravilloso cuadro el arte de pensar la imagen acústica del poema se mueve espiral sugiriendo el infinito, allá con la imagen visual.

El arte de pensar, pintura de Luis Gilberto Caraballo

Me parece increíble que hayas redescubierto estos poemas de tanta valía, escritos cuando apenas tenías 40 años o menos. Ya eras el gran poeta de siempre. Este poema me emocionó y me pareció precioso. 
Como se puede ver en estos poemas has consolidado el vocablo noche como símbolo polisémico en tus letras. La noche es la noche factual, mas es imagen del poema eterno, de ese poema ancestral que  permuta de manera eterna. La noche es también, universo, creación, placenta, del cual sale todo y conecta con todo. La noche es la que te motiva a reflexionar sobre el mundo astral y el mundo animal, el mundo de lo salvaje. La noche es el sueño, la creación, el espacio propicio para la creación. Como en la poesía surrealista que admiras y conoces tan bien, la noche es la que te permite acceder a lo inasible, a lo trascendente. Entonces la noche es Logos. La noche es Mito. 
Aquí ocurre algo maravilloso y es que la noche se parece a tu mar en valores semánticos y emotivos. Como en la poesía San Juan de la Cruz, un símbolo polisémico se transformó en otro. Has ensanchado el lenguaje poético y a la vez, como el ilustre poeta del siglo XVI, has intentado anular el lenguaje racional. Y además, has puesto en práctica tu teoría del lenguaje contenida en ese bello ensayo, “El vacionismo”, que espero ver publicado próximamente. 
Sacaste el vocablo “noche” de su eje racional donde noche=noche.  Ahora en tu poesía habría que pensar en una ecuación que  podría extenderse ad infinitum como en esta fórmula  propuesta: noche=noche=poema ancestral=universo=placenta=creación=mundo astral=mundo animal=sueño=conocimiento=logos=mito. Noche=todo símbolo asignado por el poeta. 
Me parece conmovedor que hace 20 años, más o menos, tu poesía alcanzara un nivel altísimo en términos del lenguaje y la imagen. Podrías como Rubén Darío decir, “Yo soy aquel que ayer no más decía”. Eres el mismo y otro gran poeta. Como lectora, gozo tanto al leer tu poesía de 2004 como la que escribes en 2023. Como lectora, me emocionan de igual manera tus letras fluidas en el devenir del tiempo que se parecen a esos relojes aldeanos de esa pintura tuya que queremos tanto.

©️ De este ensayo, Diana Guemarez Cruz 
©️ De su poesía citada, así como de sus pinturas expuestas, Luis Gilberto Caraballo 
De mi libro, Diálogos de un poeta con su lectora. Athena Ediciones: Caracas, 2024.


Diana Guemárez Cruz, escritora, asesora editorial, profesora de lengua y literaturas españolas y latinoamericana nacida en Puerto Rico. Jubilada por Montclair State University, NJ, donde dictó cátedras en literatura española, latinoamericana y en literatura de los latinos en Estados Unidos por 26 años. Obtuvo su BA en Literatura Comparada en la Universidad de Puerto Rico y su Máster y PHD en Harvard University en lenguas y literaturas románicas.
Ha publicado Divertimento, Chile, RIL, 2004. Pausa sobre la mesa, Puerto Rico, Casa de los poetas, 2015. Eva y otros mitos, Madrid: Editorial Adarve, 2022. Poemas en San Miguel de Allende, editorial Shanti Nilaya de México, 2023. Ha publicado artículos y reseñas sobre autores tan variados como Juan Ramón Jiménez, Rosa Chacel, Julia de Burgos y Luis Gilberto Caraballo en revistas especializadas en América, Europa y Asia.

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