De terminaciones I Determinados al olvido escondimos todo en el ojo de un caballo obligado a galopar a veces duerme de un solo parpadeo. No sabiendo cuándo cesa esta pérdida confundiré las palabras martillándolas de silencio quizás logre así que nunca sepas la palidez de estos días y brillarás en la ausencia de mi tonta sonrisa desleída.
De terminaciones II Sombras que de luz se rompen, mueven doradas la noche, groovean una silueta como huella soplada en la arena, alejan de mí a la mujer, a la amante por el frío de un ardor que ya no quema no la encuentra el delirante ir de mi deseo no besa mi boca ni busca mi esperma mi lengua le aúlla de lejos restalla en el aire el calor de sus piernas, desangra en otras calles su enigmática esencia su ojo expandido en la penumbra ciego y loco, sereno como un sabio una gota en el alero que no se suelta y se diseca entre las horas del día como una exótica perla sin una risa, sin una condena, tornase luego círculo de luz que entibia el piso de la vieja casa, vaciada en sucesivos sueños como una iglesia bizantina en decadencia. Tremendamente extraño, sí.
Transporte
Mientras la respiración se une al silencio en dos cuerpos dormidos
¿espera?
…
Ella entra su mano dibujada en su cuerpo dibujado
apresura la noche no querer sino sólo llegar a su mañana
a un cuerpo de dos en la hora celeste
darse con una imagen en la boca
penúltimo pábilo del ojo que observa
aturdido por la gota que despierta la pupila
la obnubila contra el vidrio
dilatada en su enérgica alegría
película de agua que la gota reproduce
recoge su pelo como si recogiera su risa
con las dos manos y se estira los ojos
bizquean, también sus pechos y así
completa el presente su legendaria fuga
de una belleza paralizante.
La buscas adentro
nadas el calor que la inquieta
la lluvia y su orquesta para pájaros
todas las horas de la tarde
si tan solo soltara y así
dejara
en una hoja caer
otra hoja y aquel
lugar vacío que arrellanó en sus manos
sin hacer ellas todavía
de ti
una forma humana, convidado
shhh…
respira
respira
respira
…
fuera del péndulo esperas que no todo sea de aire
por ejemplo ella
un poco más que el agua
que finalmente sea
para hacerle muñequitos al poema con hollejos de naranja
caballos, una guitarra y un piano para cuando la noche llega con su olor de
eucaliptal y de álamos seseantes
fintas de armonías que al oído abstraen
como un genio superior
una pregunta
todo aquel viento que corrió por la calle
todo lo que dijo su frente en la madera
antes de dormir en la lluvia nuestra risa de aves agitadas
en la habitación de paredes azul y blancas
flotante Magritte, flotante Michaux
media Clarice en la puerta y
la ventana azul
por donde (la noche pasa)
ya debe entrar el sol
respira
respira
respira
…
Era otro el movimiento
y debió haber empezado así:
Este poema es
porque un pájaro
cantaba.
Hernán Lasque, escritor. Nació en Concordia, Entre Ríos, en 1977. Desde el año 2005 reside en la ciudad de Plottier, Neuquén. Publicó el libro de cuentos RATÓN BLANCO (ediciones Colisión Libros 2009), la nouvelle LIZETA (ed.iciones Colisión Libros 2010) y el poemario LAMEN (ediciones Buenos Aires Poetry 2017). Participa con textos inéditos y otros ya publicados en la Antología publicada en 2017 por el Colectivo Autores de Concordia, que reúne a 57 autores desde el siglo XIX a la actualidad; y en la de reciente aparición en 2019 Atlas de la poesía Argentina II, que reúne autores de todo el país y fue publicada por Editorial de la Universidad de La Plata. Bajo editorial Leviatán salió su nuevo libro «Maratón Dromedaria».
