Marian Raméntol: «El respeto entusiasta de la noche»

EL RESPETO ENTUSIASTA DE LA NOCHE

Una cabeza rota me deja suspendida
en este cielo de sangres viejas
de costuras mal cosidas,
con los ojos convalecientes reconocibles
sobre el rostro de las piedras,
la lengua llena de escarcha
que anuncia la castración de la boca,
y todo ello sumido en el respeto
entusiasta de la noche.

Quizá mi valentía esté hecha de deshechos
esplendorosos,
de la mentira de los besos que se doblan
bajo el rencor, de verdades
autoflageladas, de la amenaza
crítica de los huesos.

Yo no puedo rescatarme, huir
dentro del verde como lo hacen
los bronquios de la tierra, lavar la soledad
germinada de las nubes, impedir
que se acumule el futuro
en la bóveda del paladar,
evitar la dictadura de la lluvia,
curarme del espanto
o de cualquier otro intento
de nombrarme libre.

EL PAISAJE DE ESE SÓTANO QUE TODOS VISITAMOS

Los huesos pasan sin hacer ruido,
como grietas en diciembre,
los callejones convocan regimientos de alfileres
con los que sujetar la sonrisa muerta de los niños,
en este mes blanco, o gris, o azabache,
muchachos con el nombre puesto,
apretados en la bandera de un mundo sin labios.

Me asomo
y veo pájaros carnívoros que picotean la tristeza
y en todos los márgenes del papel cansado,
las palabras tienen miedo a tocarse,
a rebotar contra la seriedad de la córnea,
desnuda su piel más íntima, a veces odiada,
a veces temida, como una amante borracha que sabe demasiado
de la muerte diaria de estos últimos veintiún siglos.

Mientras explota una cabeza o dos, las nubes
siguen pasando,
cuán sonoro puede ser el silencio,
se aplastan contra mí las generaciones, las golondrinas,
el disfraz de payaso, los autos de choque dándose de bruces
contra los cuervos, y con un poco de suerte,
algunos brazos primerizos se sentaran en mis ojos,
tímidos como las huellas de un naufragio.

Diciembre espera en los asientos de la noche
a que pase veloz por los cristales
el paisaje de ese sótano que todos visitamos.

CON UN ARMA ENTERRADA EN EL PUPITRE

Antes de que la lágrima desacredite
la redonda cara de los años
y salpique de viruela todos sus funerales
desnudando poco a poco la periferia del silencio,
seguiré clavando noches en mi pared trasera,
con chinchetas de colores,
para que la luz no se encasquille bajo el gesto
de un corazón acostado
sobre la extraña nobleza del invierno.

Sé que la tiza ha perdido sus credenciales,
y que hay moho en el peso de la infancia
que aún llevo en los zapatos,
ya no es capaz de sostenerse sobre el cielo,
ni de dibujar cosechas ni carros ni oraciones.

Y más allá continúa el mundo, algo sordo
y más pesado, con un arma enterrada en el pupitre,
majestuosa y de una lujuria sin traducción viable.

LA NOCHE ES UNA CAJITA DE LABORATORIO

La hora docta en mi reloj de arena
deambula siempre
con un Fa en la solapa de los minuteros,
cruzando las líneas rojas y las líneas blancas.

Los educadores de los reformatorios
del carácter mortal de la sintaxis,
cargan en las espaldas
más amenazas que músculos
porque la orfandad vive en los bolsillos
de una docena de días que nunca han tenido
la pretensión de salir en los calendarios.

Como tampoco salen en los cuentos
los niños
que han madurado a fuerza de ausencias
latigazos y marihuana
y cuyos padres sustitutos
les compran cruces y pañales
para yodarles los ojos
y hacerles olvidar
que la noche es una cajita de laboratorio
abriendo sus piernas ansiosas y mojadas.

Veo en la TV un reportaje sobre la obesidad
y río y como
para hacer un boicot de pan con esmeraldas.

Este delirio no me corresponde
porque uno se destierra del mundo muchas veces
sin saber por qué brindamos con cálices de neón,
mientras una ráfaga de sesos idos hace cola
en las “poeterías”
y una tribu de saltimbanquis
hijos del jazz y de sus putas
fingen un orgasmo para escritores muertos.

Por la noche, en la boca del escualo,
la trinchera es más feroz.


Este poema pertenece al libro Duología poética, Un blues no es suficiente razón para morir (Premio nacional de poesía Antero Jiménez 2006, Torredelcampo, Jaén) y Pretendo que una guerrilla de poemas ataque de improviso el ático de dios (Primer Premio del III certámen de posía Villa Ingenio 2008. Las Palmas). (Ediciones Atenas, 2008)

Marian Raméntol, artista multidisciplinar, poeta, traductora, música, fotógrafa, cineasta, gestora cultural. Directora de la Plataforma cultural La Náusea. Miembro del grupo musical Orquestracions Dissonants Internes con el que ha editado vídeo-libros y diversos álbumes además de bandas sonoras de cortos y mediometrajes. Ha trabajado con músicos experimentales en múltiples recitales y performances. Ha traducido a poetas contemporáneos al catalán, castellano e italiano. Ha publicado diecinueve poemarios y ha sido incluida en diecisiete antologías. Ha sido premiada en diversos concursos nacionales e internacionales, y su obra ha sido ampliamente difundida en revistas especializadas donde ha publicado poesía, ensayo y artículos de opinión. Ha sido traducida al inglés, alemán, italiano, rumano, armenio, portugués, búlgaro, bosnio, montenegrino y estonio. Su actividad en el ámbito artístico y poético le ha llevado a formar parte de festivales (tanto poéticos como de cinematografía), exposiciones, recitales y diferentes actos patrocinados por ayuntamientos, editoriales y otras entidades culturales. Es autora de varios guiones cinematográficos y también conductora (junto a Cesc Fortuny i Fabré) del podcast de arte y cultura mensual SINTAGMA de la Plataforma Cultural La Náusea.
Blog actual: http://marianramentolserratosa.blogspot.com
Blog antiguo:http://marianramentol.blogspot.com

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