nombres en la noche
aquí tomando sol de bajo calibre
bebiendo vino fino con arena gruesa
pachorrientos y sin embargo produciendo nuestros propios opiáceos
—endorfinas y encefalinas—
y hasta la mesma anfetamina
imprescindibles para todo criollo que se precie
no fue en la antigua grecia (o roma, en su defecto)
ni fue en una isla —formentera, mayaguana, rarotonga— contemporánea de la estupidez o el descuido
ni fue en un claro u oscuro del bosque o caballo
ni fue a través de acuerdos moleculares
o de otros naturales frangollos
torrentes como el sanguíneo
popeye balanceando tatuajes
olivia detrás de la concertación de sus pestañas
la espinaca dotando al marinero
cartoon
retomando a la estupidez por sus orejas tóxicas
nos permitiremos reiterar países y provincias
imprecisamente habilitados por indiscernibles monigotes
que blanden nuestros nombres en la noche
cerrada a vaticinios
Me hunde
Me hunde
Jamás amortigua
La noche
Amortigua
sólo
el amanecer.
Imposición
El día desnuda constatando lo que impone:
que un niño expuesto al encubrimiento
que es la muerte
lo aterre en la noche.
Leerán estos versos
Arbitrarios
me sacan de la cama
mis borceguíes
de vez en cuando
me patean
en mitad de la noche
duramente
¿Leerán estos versos?
Estoy probando
Inmortalizados
acaso
reconfortados
así renuncien
al asalto
inopinado
y nocturno.
Yo sí que tengo algo grosso con la noche
La noche me encima
me compele
la noche me vigila
¿Qué atribuyo a esa vigilancia?
¿Y qué vulnera?
¿Consigue vulnerar por un reclamo ínsito?
¿Dónde se formaliza el reclamo?
¿Es firmado e impartido por quién?
¿Hay un sello?
Está sellada
mi vigilancia
del vigilante.
Modos de venirse
La noche se me vino de un modo...
(modo en el que la noche se me vino)
En el campo la noche se me vino
de un modo como nunca se me vino
en la ciudad
Cada vez que la noche se me vino
en la ciudad
yo y la ciudad naturalmente confluimos
en el modo impreciso de velar
la eficacia
de la noche.
“PAPELES PÓSTUMOS DEL CLUB PICKWICK”
Para los póstumos papeles el señor Pickwick juega al whist y bebe su ponche frío
diserta de pie sobre el sillón de Windsor
entre aplaudido y aplaudido con vehemencia
con carismático pickwicknianismo el señor Pickwick
se deja otear oteando con el catalejo que extrae de su impecable gabán
estimula instruye ordena reconviene aconseja disuade a su cochero
y en su cuaderno de apuntes apunta observaciones sobre la tenacidad de los caballos por la vida
y casi perece sospechoso en el mar de una trifulca
sobrenada
sin eludir desprecio y puñetazos
según consta en las actas del club
El señor Pickwick a la caza de su sombrero, grajos y otras aves
y de cierto hallazgo con forma de piedra por diez chelines
y de las veintisiete interpretaciones (la inscripción en la piedra) de su propio cacumen
el malinterpretado señor presidente
y su enamorada, patrona y demandante, la matrimoniable viuda Bardell
de tan enseñoreada incidencia en el augusto meollo
(y la señora de Leo Hunter)
y todo consta en las actas por ellas lo sé
¡El señor Pickwick subrepticiamente en el internado de señoritas, de noche!
vejado adviene
un ataque regio de reumatismo que lo postra pickwicknianamente
y de alcoholismo que lo duerme en una carretilla pickwickniana dentro de un corral
o bien
azarado entre recules y profundas reverencias abandonando espacios inconvenientes
o contentísimo y encarnado con sus negras polainas por entre la nieve
y al diablo, al helado diablo el señor Pickwick
desaparecido y reaparecido
luego rodeado de los reclutados media docena de habeas esqueletos
lo saben, pickwicknianos unidos
el benemérito señor Pickwick se da a sosiego
a moderación, a jubilación
y todo todo todo consta en las actas del club.
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“PAPELES PÓSTUMOS DEL CLUB PICKWICK”, novela de Charles Dickens.
Rolando Revagliatti, escritor, poeta, gestor cultural nacido el 14 de abril de 1945 en Buenos Aires, ciudad en la que reside. Publicó en soporte papel un volumen que reúne su dramaturgia, dos con cuentos, relatos y microficciones y diecinueve poemarios. En ediciones digitales se hallan los seis tomos de su libro “Documentales. Entrevistas a escritores argentinos”, conformados por 159 entrevistas por él realizadas. Todos sus libros cuentan con ediciones electrónicas disponibles en http://www.revagliatti.com –

Ya era Pickwick lo que vos versificas, pero luego en encontró a Samuel Weller, y creció aún más…