Todo principio no es más que una continuación,
y el libro de los acontecimientos se encuentra siempre abierto.
Wisława Szymborska.
UNO
Nunca nadie me preguntó qué es la poesía.
Si lo hubieran hecho, habría respondido que la poesía es leña
del árbol todavía vivo que incluso ahora
no expresa ningún llamado de alerta
ninguna advertencia de estar próximo
a caer
poesía es con toda certeza origen
contorno borroso que alguien se encarga de remarcar
un mazo de naipes adulterado o
así también
dos frascos iguales de mermelada abiertos
abandonados al fondo de la heladera
ropa inapropiada
anotaciones por fuera de la etiqueta
habría dicho: una hendidura
la falla en la matrix definitiva
poesía es la noche
siempre llega no importa
en qué lugar del mundo se pretenda permanecer
adentro de la poesía ese juego de llaves perdido
[en aquella imprudencia por aquel
descuido] suplica ser encontrado
la oscuridad –como en la vida– nunca representa
una limitación
poesía es corregir la falta a tiempo, podría haber dicho
volumen a tope
descarga [sobrecarga / carga]
y nada de mi respuesta hubiera logrado
convencer a nadie
como suele pasar cuando se pregunta por algo
tan cercano a lo imposible
DOS
“El principio no es más que una continuación”, dice
la poeta
quiere decir: la prolongación de una euforia
la secuela de una agonía que ya conocemos pero que
en otra maniobra impulsiva de autocomplacencia
decidimos dar
por archivada
nos seduce la falsa idea de lo ya concluido
noche o día nos dan igual
no nos detenemos a pensar nunca
en la ventaja que le tocó en suerte al sol
de poder retirarse en un momento dado de la escena
este capítulo se ha reservado el derecho
de permanencia
querido libro de los acontecimientos:
dame alquimia
transmutación
favor de algún dios en el que rara vez
vaya a creer
dame presunciones inmejorables
a la altura de los hechos todavía
no consumados
dame insumos para perpetuar en la tela
el dibujo
en la orilla de un mar que todos los días
desatiendo
empieza otra conversación de la que tampoco
voy a ser parte
de algo será principio de algo será
continuación
desde luego no destaca el sol en este cuadro:
tal vez la luz
esté llamada a abandonarnos
TRES
me entero por una revista de ciencia
de que la variación de color de los astros
obedece a su edad
y a la composición de sus superficies
no tiritan azules como Neruda pensaba ni tampoco la noche
se muestra demasiado preparada como traer los versos
más tristes
es un mapa esta oscuridad
el esquema técnico de algo
atrapado en las ideas
el trabajo de la noche en todo caso es soportar
su obligación de vigilarnos
regular el peso de nuestras preguntas [porque preguntas
es lo que acostumbra a abundar
continuamente en la línea argumental del recorrido
de esto no suele hablarse en las revistas
de ciencia]
es un mapa esta oscuridad
el diseño preliminar del desconcierto
antes de dormir reclamo un sueño
que sea digno de un poema
en concreto uno que hable de los astros
de un plan efectivo para recuperar el curso errante
de los acontecimientos
pero el delirio me da la fantasía anunciada
más y mejores conceptos confusos
imprecisiones, en fin,
que vienen a escandalizar cualquier intento
razonable de principio
de prórroga, final o simple señal
de continuidad
Vanesa Almada Noguerón, poeta (Buenos Aires, 1980). Reside en la ciudad de Mar del Plata. Ha participado en diversos encuentros y festivales de poesía de alcance nacional e internacional. Varios de sus textos integran antologías poéticas en España y Latinoamérica, así como también revistas literarias de difusión digital. En la actualidad, colabora en la revista trimestral de literatura LALT (Latin American Literature Today) y en la plataforma digital Liberoamérica. Publicó los libros de poesía Entre los ruidos (2015), Quemar el fuego (2017), Los demás (2019), Límbica (2020), Lo que no vuelve (2023) y Quemar el fuego: doble o nada (2024).
Edita el Blog «Chorrera de Palabras» (vanealmadanogueron.com).
Ig @vane.almada.nogueron
