MI FILOSOFÍA
Esto
debe saberlo
hasta el jodido
Paulo
Coelho:
Es un poco
triste.
Pero qué casualidad.
Cuando intento
engañarlo
Dios
sí
existe.
UN VERSO DE GUARDIA
Mira papa,
mira,
dice mi hijo,
como un
relámpago
azul
que va
y viene,
no con fines destructivos,
sino para despertar
los grises
muros
de la prisión
de mi mente.
LA FIESTA QUE NO ESCUCHA
La poesía
tiene multitud de oportunidades
de expresarse a diario,
pero los poetas no tanto.
Por eso mismo
siempre que me llaman loco
—por algo que sueño,
escribo o hago sin ponerle freno
a mi inteligencia—
yo me río, me sonrío,
y acepto, sin rencor,
aunque se vuelvan a abrir
todas las heridas de mi existencia,
porque como un loco
es de la única manera
en la que uno puede pararse
un buen día
frente a Dios.
NADA TAN TIERNO COMO LA AUTÉNTICA FUERZA
Desde que voy de la mano de tu bondad
las viejas calles de mi poesía y yo
no nos reconocemos;
aquella arte poética flaquea de furia y de tristeza
al ver que me vuelvo
alucinantemente romántico,
por no decir blando,
porque a mi ángel y a mí nos gusta
ver películas de dibujos,
la casa iluminada por la Navidad,
sentirnos emperadores
ante un plato de sopa caliente y una tortilla,
o porque me emocioné
cuando ella me escribió una carta
el día que celebrábamos nuestro amor.
Todo esto es cuanto ganamos los poetas.
Igual que bajo la lluvia
siempre hay un cielo que mira a un hombre,
igual que bajo un paraguas
siempre hay alguien que mira a la poesía,
yo releo tu carta, la que bendice mi vida,
con cada una de tus palabras:
—Ya no puedo tener más porque lo tengo todo:
un trabajo, un hogar y a ti.
Todo esto es cuanto ganamos los poetas.
Y un servidor, que nunca ha respondido
a quien no sabe lo que dice, le grito
tranquilamente a las viejas calles de mis versos:
La sensibilidad es mi fuerte.
Yo con el corazón ya estoy bien.
No hay nada tan tierno
como la auténtica fuerza.
LA LLAVE DE ORO
Durante mucho tiempo
la comunidad le vio llorar, parece ser,
por errores cometidos.
Por un momento, se decían:
«Este buen hombre que es nuestro conserje,
¿acaso trata con demonios del pasado?»
Pero ese otro día que le vieron llorar
finalmente respondió:
—Hoy lloro de alegría,
porque si dentro de cinco minutos yo muero,
y me dan a elegir a las puertas del cielo
una época de mi vida
a la que desearía regresar,
sin duda elegiría aquel lugar
y aquella mañana
en la que vi, por primera vez,
el rostro de mi hijo al nacer.
Qué día más perfecto,
sentían —incluido él—,
no sé qué pasa hoy que todos
estamos tan bellos, cada uno
en su correspondiente época.
Abel Santos, poeta nacido en 1976 en Barcelona, España. Ha publicado los libros de poesía ‘Esencia’ (1998), ‘El lado opuesto al viento (2010), Todo descansa en la superficie (2013), Jass (2016), Las lágrimas de Chet Baker caen a piscinas doradas (2016, 2da edición 2017), Huelga decir (2019), El camino de Angi (2020), Algo te queda (2022), La bella lejanía (2023), y su Antología Poética 1998-2014 Demasiado joven para el blues (2014). En 2015 coordina la antología de varios autores ‘La casa de los corazones rotos’. En 2011 fue encargado de prensa y relaciones públicas del I Festival de Poesía y Microrrelato: Vilapoética, de la ciudad de Viladecans. En 2018 gana el II Concurso de Poesía “Perfecto Esperpento” contra El Estigma en Salud Mental. En 2021 queda finalista del XXIV Premio de Poesía Ciudad de Salamanca con su poemario ‘Algo te queda’. Algunos de sus poemas han sido traducidos al árabe clásico, al catalán y al inglés.