Él quiere hacerme creer en el amor se lo ha propuesto él me explica que el arte tiene sexo y que el sexo sin amor es otra cosa él me dice no te vayas no hay a dónde ir mientras me encierra y planea matarme él dice y nada de lo que dice importa nada importa nada nada dice más que sus manos sus manos en mí sus manos sobre mí él dice y podría discutirle todo no le creo casi nada y el casi se diluye cada vez que abre la boca resuena en mi pecho el eco del vacío que contienen sus palabras sé que va a hacerme llorar por él voy a llorar por mí voy a llorar cerró todos los caminos hay desvíos en su nombre ha violado cerraduras y profanado las tumbas de la nena que fui mi sistema inmunológico no funciona no logro defenderme sus huellas digitales se imprimen en mis huellas en mis libros en mis platos en mi taza de té se ha metido entre mis cosas lastimando todo marcando todo rompiendo todo como el agua cuando la inundación se ha metido y husmeado entre mis cosas ni los jugos ni las bocas que me siguen y que soy ni los jugos que soy ni las bocas pueden explicar lo que encontré atrás de las noches en sus ojos atrás de sus ojos en las noches atrás siempre él atrás acechando en silencio como una medusa sin piel sin sangre sin alas sin huesos silencioso como una medusa fluorescente flotando entre mis cosas entre mis piernas para arderme para chupar todo lo que queda de mí de lo poco que tengo me descuidé me dejé envolver y triturar yo que no busco escribir nada importante yo que no busco cambiar el mundo en un poema yo que no creo ni siquiera en mi sombra yo que no tengo más que restos de un naufragio del tiempo de caída del tiempo mentido la mentira del tiempo no sueño con hacer que la muerte se detenga ni que se detenga el mundo si yo muero yo solo tengo conmigo la certeza de que jamás podré escribir sobre nosotros de que jamás voy a encontrarle el corazón a una medusa la certeza de la piel lastimada de mis manos la certeza única tangible hay un poema que no voy a escribir
Carolina Lesta, poeta.