Carolina Lesta: «Un día fui hermosa en parís»

Un día fui hermosa en parís
no un día
una tarde fui hermosa en parís
lloré
en el reflejo de una vidriera
mi perfil imperfecto
el pelo enredado
él mirando y sacándome fotos
lo vi a él y a mí en él
a mí en él reflejada
hermosa
movió los labios y sin emitir sonido
dijo te amo
me quedé inmóvil
lo miré de frente los ojos abiertos
sin decir nada subí una ceja que dijo no entiendo
movió la boca
modulando en silencio
te amo
me quedé inmóvil
hacía un mes que viajábamos juntos
nunca nos habíamos besado
caminé en línea recta mirando mis pies avanzar
uno dos cuatro doce pasos hasta llegar a sus pies
lo abracé muy fuerte
no supe besarlo
¿por qué ahora? ¿por qué?
ahora lo sé dijo no sé cómo lo sé pero lo sé
dije yo también
me sentí tonta y bella
escuché campanas olí perfumes pensé en la guerra
vi todo en blanco y negro
nos besamos
como si ya nos hubiéramos besado muchas veces
nos besamos
y nos amamos y dijimos siempre tendremos parís
cogimos en un hotel media estrella
fuimos al pompidou
caminamos de noche y nos perdimos
tomamos vino comimos brie
reímos hasta llorar
y sin embargo no alcanzó
no alcanzó el amor
se fue yendo
como el barco que pasea con turistas por el sena
pasó dejando una v corta dibujada en el agua
las olitas que forman la v corta luchan por volver a juntarse
cuando se mueven reflejan luces
que me hacen cerrar los ojos como cuando beso
el amor pasó como ese barco
dividió las aguas un ratito
y aunque fuimos olas de v corta luchando por juntarnos
 no alcanzó
no alcanzó parís ni el louvre ni venecia ni estocolmo
nos fuimos yendo como un barco de turistas que huelen a flores dulces
empalagosos
hablan a los gritos y usan gafas de sol con patillas doradas
como un barco de turistas con cámaras de fotos colgándoles del cuello
dispuestos a decir que sí a cualquier oferta
a sorprenderse
a recopilar datos de una ciudad
de la que solo podrán recordar el nombre
confundirán detalles
con otras ciudades igual de bellas que no tienen el sena
y olvidarán
el nombre del conserje que tan bien los atendió
la dirección del bar al que juraron volver
una esquina preciosa y única
con otra igual pero en roma o en alguna
de las cuarenta y tres ciudades que recorrerán en un tour de siete días
comprando postales que jamás van a escribir
como un turista entusiasta y agotado
mi memoria mezcló todo
borró todo
como en volver al futuro me fui evaporando de las fotos
y nadie llegó a tiempo para frenar la erosión
como un turista en tour de turista en viaje de turista
por momentos creo que lo mejor será
ponerlo junto a las guías
a los tarritos de shampoo y jabones de hotel
a las servilletas de los bares que me gustaron
a los boletos y las piedras
 
y ahora intento recordar detalles
mínimos detalles
cositas gestos reflejos
que me hicieron ser hermosa una tarde en parís
y llorar
y no tengo un estante una caja donde poner
un latido un aliento el dedo torcido de un pie luna punta de lengua
detrás de la oreja un mechón de pelo sacado de la boca el olor ácido del
líquido revelador la marca de una vacuna en el hombro las pupilas una
espalda la tibieza siempre disponible de dos manos grandes
un nombre
 
hoy llueve

Carolina Lesta, poeta.