Daniel Quintero: «Morir en Manhattan»

También y mal colado
junto al bronce
de toda escultura de Botero
va mi corazón impuro
como si fuera el sacrificio
del arte contemporáneo
no pide ni quita
manipulador elocuente
maravilloso órgano
seccionado de un mamífero
a diario se mueve
como si latiera entre los kilómetros
de magia mal habida
que hay entre Brooklin y Wall Street
no mide en millas ni en dólares
la carga pesada de su migración
ni en barcos siquiera
todo el destino que provoca
llega en penas
como si fuera el lamento
de los pescadores sicilianos
apostados en los muelles
del downtawn buscando
atravesar con la mirada
la llama eterna
de la estatua de la libertad
pero su felicidad apenas alcanza
para llegar a Staten Island
siempre que el viento sur
mantenga el cielo despejado

huelo a pez muerto
como la primera vez que hice
puerto descalzo
cansado de navegar a oscuras
no recuerdo el viajero que fui
el transeúnte esquivando
taxis y relámpagos
me infiltro en la caravana
de super héroes
que ofrecen posar
para la foto en Time Square
"pichtur pichtur"
con una pronunciación
más desventajosa
que la que intento
le sacan unos dólares
a un grupo de turistas
al tiempo que piden
que el Hombre Araña
bese a Blanca Nieves
y la despierte
del bad dream
en que quedó
después de morder
la Gran Manzana
y así todos a los saltos
con música de no sé
que cosa alrededor
más bien de fondo
/ya es noche
el baquero del rock
se vistió y abandonó la calle
y Batman fue arrestado

10 kilómetros buscando
donde descansar
esquivando el Central Park
y el hueco que dejaron
las Torres Mellizas 
no sé quién recibirá
mi sombra
nadie acepta mi destino
huelo a pescado todavía
y todavía no es invierno
será mejor
será poesía
volver entre esas luces
que jamás se apagan
pero detengo mi marcha
no soy más
que el cansado perro
de siempre que ahora
mea con cuidado
los rincones
de las grandes tiendas

"triste destino
el del perro argentino"

no sé de qué moriré
acá toda tierra es sagrada
sino es por religión
es por dinero:
igual dogma
con distinto predicador

la noche se alarga
entre el vapor
de las alcantarillas
y un saxo
viene acercándose
el jazz es
una religión que respeto
¿será mejor morir
entre standards?
¿morir entre el baho
de tabaco para armar?
¿entre improvisaciones?

voy a los bares
como voy a la guerra
al amor a la poesía
a las caricias
sacudo mis pulgas
para bajar al sótano
desde donde pondré
mi poesía a tiro
no hay que dejar New York
sin antes beber
al amparo de una sordina

disimulo mi mala entonación
de Mundo Maravilloso
para que no se advierta
que malgastó su dinero
quien me invitó
este whisky con el que
me estoy emborrachando
y lloro.

Gran Satchmo
protege mis sueños
que esta noche
me quedo despierto
hasta morir.

/el whisky es Jack Daniel's Sinatra
para datos sin importancia.

///

Escribir me conecta
con mi anciano interior
de ahí es que rengueo de algunos versos
como hacía mi padre que no escribía

me falta luz
agua
fama
guerra
prestigio al fin
sobran dolores
y quejas
los huesos chillan
son haikus
que jamás escribiré

cuando la vista
se aclara
metáforas que
no olvidan
mi desolación
dejan a resguardo
arrugas canas
prescripciones médicas

y así voy
de la mano
del anciano
que ayuda
a cruzar la calle
al niño interior
que traigo
de otro poema

en una esquina
cualquiera
confundiré
los colores
las estaciones
del año
y del Subte
el perfume
si es que aún
conservo
el olfato
alertará
el camino

una misma fragancia
tal vez confunda
mis pasos rumbo
al cementerio. 

Daniel Quintero, poeta, escritor.

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