Obra Algo habrá que hacer con la poesía no alcanza con mirarla a los ojos acariciarle el pelo imaginar su boca algo habrá que hacer sobre todo cuando la lluvia no la moja cuando la noche que aseguró protegerla la abandona y el fuego por ahí anda buscando desvirginarla algo habrá que hacer algo que alcance definitivamente que supere su irremediable dolor su angustia solitaria su latido de papel algo habrá que hacer decimos y vemos pasar su cabeza rodando entre las piernas vemos pasar su sangre su voluntad tendríamos que subirla emborracharla hacerle el amor pedirle un hijo un grito algo que nos identifique nos embarace nos llene de alegrías perfore nuestras entrañas por verla nacer para ver que algo hicimos por la ella que era necesario llevarse toda esa indignidad a la boca masticarla algo más algo para beber de su resplandor su inútil cautiverio la música que nos trae su recuerdo indefectible llevarla en andas reconstituirla darle a beber de nuestra sangre nuestro vino nuestro futuro hacer de sus tripas el papel un cortejo de insanos ilusionados reventarle flores sobre la piel perfumar con gritos toda su presencia su osadía el descarne con que jamás la olvidaremos algo habrá que hacer algo inevitable que nos dé paz o resguardo o triunfo o desengaño un rumbo favorable besar su ausencia pedir por sus hijos caídos olvidados no nacidos quemados en las hogueras armadas con las saladas maderas del naufragio contagiarnos de su malicia irresponsable quebradora de sueños malita ella sola algo que justifique todas las palabras entrelazadas por el vómito donde nos redimimos hacer de la poesía la causa exhibir su prepotencia mostrar que todo lo demás al fin de cuentas no sirve para nada. ... Inercia poética nocturna Me reconozco fuera del lenguaje analfabeto autopercibido una O es una taza y el verbo morir es un país lejano soy lo que le falta a la ortografía rebelde inconcluso aberrante desoberdezco el mandato de los adjetivos impares donde se lee fe pongámosle criterio personal sobre la apreciación de los acontecimientos donde se lee azar vayamos al aire con una moneda más la ciudad desprende calor la poesía impide dormir en paz.
Daniel Quintero, escritor.