S.S.O.: «De casino en casino»

Martes 22 de setiembre 21.45 horas. Un par de pláticas telefónicas mediante para acordar la entrevista, me encuentro con S.S.O., reconocido jugador porteño –él prefiere que mantengamos su identidad reservada- en un moderno semipiso de Palermo al límite con Recoleta. Aunque la ambientación del amplio living incluye objetos muy nobles su equilibrio genera un efecto algo extraño, de ostentosidad ficticia, quizás sombría. A los 53 años, de elegante sport, va y viene entre suspicacia y soltura sirviendo cada vez su vaso de bourbon –y el mío-. A modo de presentación afirma: “Soy un jugador empedernido”.

Devenir 111: No decís que te gusta jugar, o que solés hacerlo. Decís que “sos” un “jugador”. (No parece lo mismo…)

SSO: Bueno… es un modo de decir… Pero no, sí, tenés razón. No es algo social u ocasional. Me dedico, hago eso digamos, diariamente. Es mi vida. Al principio de la cuarentena se cortó y estaba enloquecido. Pero a poco… el circuito de ruleta clandestina funciona, incluso con más intensidad que antes. Lo que me puede es eso, “la rula”.

Devenir 111: ¿Desde cuándo, cómo empezaste? O si preferís… ¿quién sos?

SSO: Uyy… Jé! Nací en Navarro, el último de tres hermanos. Mi padre fue un ganador, un tipo brillante, autoritario, exigente, un dandi crápula que supo hacer con el tambo de mi abuelo materno una gran empresa láctea, un emporio que hoy continúa en manos de mi hermano mayor y también de mi hermana. Mi madre es una mujer muy especial, sensible, etérea, siempre me ha consentido. Pero yo nunca cuajé en ese curso, no cuajé. Al terminar la secundaria vine a Buenos Aires a estudiar Agronomía, como excusa porque estudiar jamás me gustó, comencé a hacer negocios, soy bueno en eso, conocí la merca, me casé –y años después divorcié-, tengo dos hijas hermosas, ambas ya tienen familia y luego de algunos entreveros ahora nos llevamos bastante bien. Al principio me sumió la noche, llegué al juego a través de amigos, de gira, bolicheando, y de a poco me empecé a meter. Tuve una época en la que la pasé mal, quise salir, estuve en Jugadores Anónimos, me traté. Pero acá estoy, gané mucho dinero, perdí mucho más –y no sólo plata-. Juego…

Devenir 111: ¿A qué? ¿A ganar o perder qué? ¿Jugás a la ruleta o la ruleta te juega?

SSO: Jaa! ¡Es lo mismo…! Una bola girando…!

Devenir 111: ¿Nos podés contar cómo es, de qué se trata?

SSO: Es difícil ponerlo en palabras… Esta noche voy, si querés venir entrás conmigo. Hay una preparación, una tensión… Un ritual también. Antes de jugar doy algunas vueltas, pido un whisky, observo la gente, la mesa… la mano del crupier, la física de la rueda… Y cuando me meto, entre cálculo y riesgo, chau. Generalmente comienzo con falta o pasa, seisena, transversal o cuadro, caballo y al final a pleno.

Devenir 111: Acepto el convite. Y supongo que jugar te gusta y que también no podés parar. Entonces… si tuvieras que decir dónde está “la cosa”, la clave del juego-vicio ¿qué dirías?

SSO: Lo he pensado de varias formas… Pero en definitiva, está en “la próxima”. Bien o mal, porque en ese punto no importa cómo vayas de suerte… siempre se apuesta a la otra, que nunca es toda. Como la próxima raya con la que querés acabar y a la vez que el final no llegue.

Propuso otro brindis. Media hora después ingresamos a un antro de cierta estirpe en Ayacucho y Libertador. Tardé un tiempito en acostumbrarme al ambiente. SSO ya había iniciado su derrotero que me olvida. Pasando la barra hay una morocha bellísima. Sobre la mesa se arriesga alto dinero en fichas. Es curioso: entre 36 números, lo incontable rueda.

S.S.O., jugador.

Miguel Angel Rodriguez, entrevistador. Face: Migue Angel