A Luis Issaly
Mi desobediente tiene algo de astrólogo y guitarrero. Su atención circula por carriles marginales. Es lento, no produce, su condición lo entrega a un estado de flotación. Derrocha su tiempo sin esperar resultados. No busca aprobación. No busca… o tal vez sí, pero qué. Es de hablar solo, de andar a los saltos y habitar los espacios con su esfera. Su rasgueo. A veces es hermético y otras tiene una claridad que asusta. El desorden de su aventura lo emparenta con el intruso.
Mi desobediente suele ser ridículo, prócer, “aparato”. Cuando la ocasión llama para estatua ecuestre se pedorrea. Cuando es para mojar el pancito responde con quimeras. Su manejo de la máscara es torpe. A veces siento que me anula y otras que me proyecta más allá de la meta. Con él me embarro, me saco. Vuelvo a la intemperie, a equivocarme con alegría.
Mi desobediente no es útil. Además conoce historias de náufragos. De hongos que crecen bajo los helechos. Su tono me habilita. Afila la puntería.
Mis desobedientes preferidos (Agregá a esta galería lxs tuyos)
Federico Lescano (Bode), escritor, jardinero. Co-editor de la mítica revista Sexycangrejo.