Graciela Abrevaya: «Algunas consideraciones sobre el amor»

“Ahora bien, el discurso analítico, promete: innovar. Eso, cosa enorme, en el campo en que se produce el inconsciente, puesto que esos callejones sin salida, entre otros ciertamente, pero en primer lugar, se revelan en el amor”.

Psicoanálisis-Radiofonía y televisión- Jacques Lacan (1973)

No hay duda que el amor hace lazo entre los sujetos, tanto en relaciones familiares como  sociales. Hay lazos de consanguineidad, hijos, padres, hermanos y otros que se construyen aleatoriamente. Tanto unos como otros atraviesan vicisitudes, malentendidos, vacilaciones.

Las pasiones hacen lo suyo entre los seres parlantes.  Según el diccionario pasión deriva del latín passio que significa sufrir, que a su vez está ligada al verbo padecer. También entusiasmo, aspiración, sentimiento vehemente, capaz de dominar la voluntad y perturbar la razón, como el amor, el odio, los celos o la ira intensas.

Freud  plantea que el hombre se ha mostrado incapaz de renunciar a la satisfacción infantil que gozó alguna vez y que lo guía la idea de alcanzar un ideal, un estado de perfección, de completud.

En el amor se  intenta hacer de dos uno, la famosa “media naranja”. Es frecuente escuchar “necesito encontrar a alguien que me  complete”.  

El amor, desde esta perspectiva, viene a recubrir, a taponar la falta en ser del neurótico, falla de tipo estructural. “Lo que suple la relación sexual es precisamente el amor”.

Es muy frecuente reclamar al otro reciprocidad. “Yo doy todo, él no da nada” decía una paciente quejándose de su pareja. Ella siempre espera que el amor sea de iguales proporciones, como si fuera posible medir y cuando recibe, no es lo que espera. Nunca alcanza. Necesita una prueba de amor. Se siente disconforme e insatisfecha. No soporta que algo falte.

Aquí estaríamos en el terreno de la demanda, y más precisamente la demanda de amor. El neurótico pide su razón de ser al Otro. La demanda que parte de la necesidad, demanda algo en particular. Se supone que el Otro tiene.  En cambio la demanda de amor no demanda nada específico, demanda al Otro que no tiene (S(A/).  “El efecto característico del amor es reducir a nada los objetos, para poner en su lugar el significante de la falta en el Otro”. La demanda de amor no es demanda de un objeto, sino de nada. En este punto cabe la frase acerca del amor: dar lo que no se tiene a alguien que no lo es. No se trata del sacrificio: darlo todo por amor. Lacan da un paso y se despega del amor narcisista que plantea Freud. Podríamos pensar en este amor no ya desde el registro imaginario, sino desde el registro simbólico.

El neurótico se pregunta por qué está en este mundo, para qué. Inventa su razón de ser.

“El amor es una prueba de existencia distinta del dolor, aún si en ocasiones lo atrae. Es necesario haber destruido primero la razón de ser del Otro para que el amor del sujeto ocupe ese lugar”. Por eso Lacan sitúa la pasión del neurótico como pasión por la falta en ser.

Pero no todo queda reducido a la demanda de amor en el neurótico …”es por el deseo por el que se origina , en el hecho que por una simetría singular, invierte lo incondicional de la demanda de amor, donde el sujeto permanece  en la sujeción del Otro, para llevarlo a la potencia de la condición absoluta (donde lo absoluto quiere decir también desasimiento).” El amor depende de los signos del Otro. El deseo al contrario , involucra al Otro, a algo desapegado, lo más íntimo y lo más éxtimo de ese Otro.

Es frecuente escuchar la frase; del amor al odio, un solo paso. En el Seminario I Lacan  ubica el  amor, odio e ignorancia como pasiones del ser. «En la unión entre lo simbólico y lo imaginario, esa ruptura, esa arista que se llama el amor; en la unión entre lo imaginario y lo real, el odio; en la unión entre lo real y lo simbólico, la ignorancia».

Ya Freud respecto del amor/odio demostró que está en el origen de la constitución subjetiva, momento mítico donde se producen dos operaciones: expulsión y afirmación primordial.  Hay una pérdida, un goce rechazado y marca de ese rechazo. Ese objeto es lo más íntimo y lo más éxtimo del sujeto. Lo más conocido y desconocido a la vez. El goce es lo más perturbador del sujeto, no se lo puede domesticar.

Lacan introduce el neologismo odiamoramiento. Parte del análisis, no se conoce amor sin odio. El amor de transferencia que permite la instalación en el dispositivo psicoanalítico, al mismo tiempo es resistencia. La cuestión del amor se liga al saber. No hay amor sin odio. A la altura del Seminario XX . el odio es lo que más se acerca al ser, que Lacan llama el ex sistir “nada concentra más odio que ese decir donde se sitúa la ex sistencia”.

Vivimos épocas de racismo, segregación, violencia, femicidios. Un odio a lo diferente marca estos tiempos y en casos extremos conduce a la aniquilación del otro. Respecto de los femicidios han aumentado notablemente en los últimos años y en la mayoría de los casos existía una relación previa con el asesino.  “La maté porque era mía” frase que marca una posición del varón, que no acepta el límite que una mujer le pone. Historias de violencia donde el arrebato y el estrago delinean el vínculo hasta la muerte.

Estos hombres no pueden soportar y aceptar la pérdida del amor y no hay duelo posible. No hay angustia ni palabras que permitirían una tramitación diferente, hay pasaje al acto. Este tema merecería un capítulo aparte.

Se hace necesario en este recorrido hacer una referencia al amor cortés. Surgió en el siglo XI y se prolongó hasta el XIII en círculos cortesanos y nobles. Se ve el papel de la mujer en esa sociedad feudal.  Está identificada con una función social que no da lugar a ella como persona ni a su propia libertad. En los ideales que transmiten estos poetas y trovadores la dama ocupa un lugar central. Nunca se la destaca por sus virtudes o sabiduría.  La inaccesibilidad del objeto femenino es una constante. No se puede cantar poéticamente a la dama sin una barrera que la rodea y la aísla. Además esa dama es nombrada Mi Dom, significa mi señor, en masculino. “En este campo poético el objeto femenino está vaciado de toda sustancia real… La creación de la poesía consiste en plantear , según el modo de sublimación propio del arte, un objeto al que designaría como enloquecedor, un partenaire inhumano” una Dama “inhumana” que adquiere así dignidad de la Cosa, Das Ding. Da cuenta de una cuestión de estructura, de vacío.

Estos artificios han sido duraderos complicando las relaciones entre el hombre y la función de la mujer. No sólo destaca la exaltación del ideal, su carácter narcisista sino un papel de límite. Lo que no se puede franquear.

Un amor imposible que da cuenta también de la disyunción entre amor y goce.

Lacan insiste en varios momentos del Seminario XX: el goce del Otro no es signo de amor. “Lo que no es signo de amor es el goce del Otro, el del Otro sexo, y… el del cuerpo que lo simboliza”

Señala 4 elementos: el goce, el Otro, el signo y el amor.

No hay relación sexual porque el goce del Otro es inadecuado, perverso, loco enigmático. La relación de un ser con otro ser nunca es armónica. Claramente el Otro no es solo el lugar de los significantes, que nos permite entrar en el mundo del lenguaje.  El Otro también es el Otro del goce. Gozar de un cuerpo, de un cuerpo que simboliza al Otro. “Gozar tiene la propiedad fundamental de que sea, en suma el cuerpo de uno el que goza de una parte del cuerpo del Otro”.

Lacan deja planteada una pregunta en el último capítulo del Seminario XX:

¿No es acaso con el enfrentamiento a este impasse, a esta imposibilidad con la que se define algo real, como se pone a prueba el amor?

¿Cómo pensar el amor más allá de la mediación fálica, más allá del Nombre del Padre, que lleva a la repetición?

En el Seminario XXIII Lacan afirma “La hipótesis del inconsciente, como subraya Freud, solo puede sostenerse si se supone el Nombre del Padre. Suponer el Nombre del Padre, ciertamente es Dios. Por eso si el psicoanálisis prospera, prueba además que se puede prescindir del Nombre del Padre. Se puede prescindir de él con la condición de utilizarlo.”

Un amor vaciado, expurgado de su aspecto fantasmático, despojado de la parte “indigna” de goce. Recorrido en un análisis que llegará a este punto de imposible. Se tratará que cada quien pueda construir algo nuevo con este irreductible. Un nuevo amor más digno que abandone la repetición y vaya al encuentro de la contingencia.

Bibliografía consultada:

Freud, S. “Introducción al narcisismo”

                “La negación”

Lacan, J. Subversión del sujeto. Escritos I

                 Seminario I Los escritos técnicos de Freud

                Seminario VII La ética del psicoanálisis

                Seminario XX Aún

                Seminario XXIII El sinthome

Miller, J.A. Los signos del goce

                   Donc, La lógica de la cura

Fajnwaks, Fabián “El nuevo amor: Otro amor” Revista Punto de fuga. Sección Clínica de                                    Madrid/Nucep

Graciela Abrevaya, psicoanalista.
Miembro del Instituto Oscar Masotta –Conurbano sur-
Co-responsable del Taller “La construcción del caso en Psicoanálisis”. IOM-Conurbano sur- Universidad Nacional de Avellaneda.
abrevayagraciela@gmail.com