Su palabra se desliza cercana, sincera.
Un tipo que más acá de reconocimientos ha hecho/hace del canto –el fútbol, el barrio-, causas de una vida que frasea y comparte, en tiempo presente.
Devenir111. ¿Nos contás algo del devenir de tu vida?
Cucuza. Nací en 1969 en el barrio de Villa Ortuzar. Mis padres era laburantes y muy tangueros. Tuve una crianza muy libre en todo sentido. Me hicieron socio de Argentinos Juniors y empecé a jugar a la pelota, primero en el club Parque. En mi casa se escuchaba mucho tango y a mí me gustaba, era un “bichito raro”. A los cinco años ya sabía que iba a cantar tangos y siempre supe que quería ser jugador de futbol. Hasta los veinticinco años jugué al futbol y a los cincuenta y tres sigo cantando tangos. Se puede decir que tengo una vida bastante ideal y plena porque pude hacer y sigo haciendo lo que me gusta. Además de sentirme querido, reconocido. En la adolescencia empiezo a escuchar rock nacional y se produce un lindo quilombo musical (una “Menesunda”…). Como una buena síntesis de mi vida diría que soy jugador de futbol y cantor. Mi vida artística se repartió entre el tango, y el rock.
Devenir111. Al formularte esta pregunta evoco cierta vez años atrás en El Faro, cuando el recuerdo del fallecimiento de tu padre emocionó tu presentación…
Cucuza. Sí, claro. Es que en esto del tango tanto mi viejo como mi vieja tuvieron mucho que ver. Siempre desde un lugar muy sano y muy noble, sin forzar absolutamente nada. Entre tantas alegrías que me dio la vida, una de las mayores tristezas es que mi viejo se perdiera toda la etapa del proyecto “El Tango Vuelve al Barrio”, que comencé a realizar hacia el 2007. Por suerte mi vieja sí puede disfrutarlo, ella va a verme cada vez que canto.
Devenir111. El programa El tango del Millón, la peña Luna de Buenos Aires cuando tenías sólo seis años, de pibe ya te codeaste con los grandes de la música. Aún en retrospectiva ¿Cómo, cuándo y de qué forma, ubicás tu encuentro entrañable con la música, con el cantar? ¿Cuáles cantantes han sido una referencia para vos y por qué?
Cucuza. Traigo el tango desde la cuna. La primera vez que canté en público fue a pedido mío. Aquel programa de televisión hacía un certamen para pequeños y pequeñas cantantes y les pedí a mis viejos que me llevaran. Recuerdo que el premio era una pileta “Pelopincho”. De pibito disfrutaba cuando mis padres ponían los discos de Enrique Campos y me volvía loco Goyeneche, Miguel Montero… Ya más grande El Polaco se convirtió en mi número uno y escuché mucho a Floreal Ruiz, a Rubén Juárez… Ahora también hay cantores y cantoras excelentes como El Chino Laborde, Juan Villarreal, Lidia Borda, Victoria Morán, etc. Hay muchos y muy buenos…
Devenir111. En tus presentaciones armás complicidad con otros músicos. ¿Cómo es esa construcción, ese diálogo musical? Y en particular ¿cómo vivís el hecho de hacerlo con tu hijo Mateo?
Cucuza. Tengo la suerte de cantar con varias formaciones. Disfruto mucho de cantar con orquestas. Ha sido un honor hacerlo por ejemplo con la Orquesta típica de Pichuco, de Julián Peralta, de Filiberto, con la Orquesta de la Ciudad, el Sexteto Mayor… Como cantor es un desafío ubicar el rol dentro de una orquesta, es un instrumento más. En mis espectáculos suelo cantar con un trío (piano, bandoneón, guitarra) formado por Noelia Sinkunas, Nicolás Perrone y Mateo Castiello. Hace mucho que tocamos juntos y se da una amalgama, un conocimiento mutuo que facilita las cosas. En realidad, la palabra construcción no me suena la adecuada, me evoca algo muy pensado, planeado. La comunión musical entre los músicos se va dando, es algo que ocurre o no. Cuando toco con mi hijo Mateo, disfruto mucho de ese mano a mano guitarrista-cantor, me gusta mucho. Ese formato, ese diálogo, esa cosa mágica que sucede. No es que no haya ensayo, claro que lo hay; pero también hay espacio para la improvisación y la frescura. Tengo la suerte de cantar con músicos excelentes con los que me entiendo en el escenario y fuera de él.
Devenir111. También creemos advertir en tus presentaciones en vivo (aunque matizadas por el ámbito y la formación) una peculiar disposición tuya a mancomunarte con el público, a hacer lazo con el otro. ¿Es así?
Cucuza. Yo me considero un cantor de lo que es “el vivo”. Me gusta mucho interactuar con la gente. Me gusta cantar y verles las caras para saber cómo están recibiendo las canciones. También me gusta incorporar en las presentaciones a cantores y cantoras nuevos. El hecho de cantar en vivo te posiciona de otra manera, se mueve una energía diferente. Siempre trato de generar algo que haga sentir diferente al que tengo enfrente ya sea el público o a quien estés invitando a cantar.
Devenir111. Bohemio de cuna, jugaste en el club Parque, en Argentinos Juniors, en Aldosivi, tuviste una lesión… ¿Qué te pasó? ¿Por qué dejaste de jugar al futbol, por lo menos profesionalmente?
Cucuza. A los seis años empecé a jugar al baby futbol en el club Parque, que tenía una fuerte ligazón con Argentinos. Jugué al futbol hasta los veinticinco cuando me rompí los meñiscos y ligamentos de la rodilla en el año 1992 estando en Aldosivi. Pasé momentos muy lindos; sobre todo cuando firmé mi primer contrato en la Reserva de Argentinos Juniors cerca del plantel de primera división que después saliera campeón de América y subcampeón del mundo en la final que perdió contra la Juventus de Italia. Después quedé libre y me contrataron de Tigre por unos meses. Volví a Argentinos y como no tenía lugar pensaba dejar el futbol. Me llamó, entonces, Nito Veiga y me llevó a Aldosivi de Mar del Plata. Teníamos un buen equipo y estábamos luchando para ascender a Primera. En ese momento me lesiono y decidí dejar de jugar. Me podría haber operado y volver a intentarlo; pero no lo hice. Cuando dejé el futbol, por suerte me estaba esperando mi otro amor que es el tango, y todavía seguimos juntos. Soy un agradecido porque pude y puedo llevar a cabo mis dos pasiones.
Devenir111. Tango, rock nacional, barrio… Pareciera que en tu expresión, identidad y lugar se enlazan, son relevantes.
Cucuza. En un punto, lo relaciono con la crianza. En mí tuvo y tiene mucha influencia lo popular; el barrio, el futbol, el tango y también el rock nuestro, como me gusta llamarlo, porque tiene que ver con la ciudad, con lo urbano. Yo canto en Buenos Aires y me siento muy cómodo. De hecho el bar El Faro queda a dos cuadras de mi casa… No hay manera de haber sido la persona que soy si hubiera nacido en otro lado. Ni siquiera hubiera sido cantor de tango. Yo creo que Buenos Aires es una condición sine qua non. No puedo pensarme viviendo en otro lugar.
Devenir111. Va una ocurrencia para que nos digas lo que te salga. Durante un trayecto notable has constituido el ciclo “El tango vuelve al barrio”. Y cierto fuelle nuestro decía “¿Cuándo?… Yo nunca me fui del barrio”…
Cucuza. Sí, es cierto. Recordar la voz de Pichuco preguntándose, diciendo eso, aún me emociona. Evidentemente hay algo en común entre esa frase y el título del ciclo. Cuando le puse ese nombre estaba expresando un deseo quizás disfrazado de afirmación. Quince años después puedo decir que si bien Villa Urquiza o Villa Pueyrredón son barrios netamente tangueros, lo cierto es que en la esquina de Constituyentes y Pampa no había tango y ahora lo hay, entonces puede afirmarse que esa expresión de deseo se concretó. Para mí Troilo fue siempre una inspiración. La “sagrada familia” del tango, para ponerlo así, la forman Gardel, Troilo y Goyeneche. Y Pichuco es la síntesis del tango que me gusta; representa la bohemia, la humildad. Siento que estoy regido en la música y en la vida por figuras como la de Pichuco, entonces no es raro que la frase “El tango vuelve al barrio” evoque a él. (Entre paréntesis, hay videos en Youtube de Pichuco recitando ese poema en la novela “Rolando Rivas, taxista”: se lo recomiendo a todo el mundo.)
Devenir111. Te apasiona el tango, aunque también el rock. ¿Se cantan distinto? ¿Qué hay en común entre ellos?
Cucuza. Sin duda son los dos géneros musicales que más me apasionan, los que más quiero y los que más conozco. Cada uno tiene su toque, por lo que se cantan distinto. Yo trato de construir un puente entre los dos. Hay un montón de temas de rock que me permiten frasear como un cantor de tango; o cuyas letras me llevan a algo tanguero. En algunos espectáculos recito “No soy un extraño” de Charly, que tiene una esencia tanguera muy marcada. Cuando encuentro la manera de expresar un rock “tangueramente”, ahí se produce algo único en esa mancomunión. Ahora, claramente, hay temas que por cuestiones de melodía o métrica son imposibles de interpretar como un tango. De todos modos considero que hay muchos puntos en común entre el rock nuestro y el tango.
Devenir111. ¿Cómo elegís, vas eligiendo tu repertorio? ¿Qué, en una canción, te convoca a interpretarla/cantarla? ¿Cómo trabajás cada tema?
Cucuza. Para un cantor es muy importante la elección del repertorio. La verdad es que soy bastante básico… Un primer desafío es no encasillarme en una temática tanguera. Históricamente hubo cantores que se dedicaban a cierto rubro: canciones burreras, al lunfardo… Inicialmente trato de ser lo más amplio posible en mi repertorio y temática. En cuanto a la búsqueda de temas del rock para llevarlos al tango, la condición primordial es que la letra me lleve a un espíritu, a un clima tanguero. Atravesada esa aduana pienso en cómo lo puedo interpretar, en los arreglos musicales…
Devenir111. Va un planteo para que nos digas lo que se te ocurra. Por un lado, a la hora de cantar, hay un goce, el juego de la voz –de ese instrumento que es la voz-, la musicalidad del cantar. Por otro lado, se te suele inscribir (junto a Goyeneche y otros) entre los cantores “decidores”. Estilo que se articularía a la interpretación de la letra poética de la canción, al sentido, a “lo dicho”. Aunque también, y quizás más aún, al tono del fraseo; a la “enunciación” y no solo al “enunciado”. ¿Podés decirnos algo al respecto de esas dimensiones diversas y de su articulación en tu modo de cantar?
Cucuza. Es una pregunta interesante. Hace poco estuve en un homenaje a Nelly Omar… La cito a ella como también a Gardel porque sostengo que ellos no necesitaban otra cosa más que abrir la boca y cantar. Que tenían toda la expresión en el canto. Son la cantora y el cantor de tango por excelencia. Después uno, por alguna razón, va eligiendo. Yo escuché al Polaco Goyeneche en distintas etapas de su carrera y fue cambiando su estilo; pero en todos descubrí algo maravilloso en su forma de cantar, algo extremadamente bueno; me emociona siempre. Yo trato de respetar las melodías, mientras goce de cierto caudal de voz –que no es lo que priorizo, voy más por el lado de la interpretación-. Hoy por hoy estoy en un punto en que trato de mantener la melodía y respetarla; pero también de decir. Calculo que cuando mi voz no llegue a los lugares que quiero que llegue, encontraré caminos como para seguir expresando con emoción. Y considero, humildemente, que el cantor aporta y tiene que aportar lo suyo.
Devenir111. Cierta vez alguien me dijo: “Cucuza es un cantor de culto”. ¿Lo percibís así?
Cucuza. No. Tengo la suerte de cantar seguido y de ir aprendiendo a cantar a medida que voy cantando. Más allá de lo que uno traiga desde la cuna, me parece que la única manera de mejorar el canto es el ejercicio, es estudiar y cantar. Soy muy autocrítico conmigo mismo, suelo castigarme… Aunque tal vez esté cantando mejor… Supongo que si me presento en un lugar y van a escucharme, es porque hay gente a la que le gusta cómo canto. Pero cantor de culto no me considero.
Devenir111. Ahí está “Tibieza”, tango que compusiste y fue premiado (aunque creo recordar has dicho que al principio lo dejaste de lado). ¿Cómo te llevás con la composición, con la escritura? Y con la lectura ¿sos de leer, qué?
Cucuza. He compuesto algunos tangos. En los años en que tuve banda de rock escribía las letras de las canciones; pero tangos tengo menos. Cuando escribo me sale la letra y la música. Quiero decir con esto que quizás no me considere un autor y compositor de tango. Es verdad lo de Tibieza; fue más como un desafío que para querer mostrarlo; y fue un poco fortuita la forma en que se hizo conocido. Con respecto a la lectura, tuve una época en que leía un poco más; pero no soy un ávido lector. Dedico el tiempo, intensamente, a escuchar mucha música.
Devenir111. La música también se inscribe en cierto “mercado”, requiriendo circulación estratégica, “gestión de redes”… ¿Cómo pensás y transitás esos aspectos?
Cucuza. Supongo que cierta negación con la tecnología tiene que ver con una ineptitud y una falta de interés, no sé cuál será primera. Sí soy consciente de que estas nuevas maneras digitales son importantes herramientas que ayudan a la difusión de los músicos. Las valoro y uso. Personalmente escucho bastante música por Spotify, por ejemplo. Pero desconozco sobre su regulación y sobre lo que representa económicamente para los artistas que forman parte de esa plataforma, si les hace o no justicia en cuanto a la repercusión que tienen. Respecto a las redes soy un tipo bastante sociable al que le gusta el chamuyo con la gente; no lo veo como un laburo, me sale natural.
Devenir111. ¿Qué canción que interpretes/hayas interpretado te evoca “Máscaras y Maquillaje”, disparador de este número de Devenir111?
Cucuza. Pensando rápido me surge “Siga el corso”, también el tango “Maquillaje”, “Disfraz” de Virus que tiene terrible letra. Después, hablando de maquillaje y de máscaras, creo que como cantor, todo el tiempo me pongo máscaras y maquillajes por una cuestión actoral. Si canto “Anclado en París” desde Villa Ortuzar de movida me estoy poniendo una máscara para interpretar ese tema como si estuviera realmente en París. Es imprescindible y sano que el cantor se convierta en actor. Dicotomía entre transmitir una sensación que no te ha pasado por el cuerpo y sí, ser honesto a la hora de cantar…
Devenir111. Hoy ¿qué música estás escuchando?
Cucuza. Esa es una pregunta difícil de responder, porque escucho mucha y sin un hilo conductor; todo el tiempo cambio de géneros y estilos. Diría que estoy escuchando música que se hace acá… Hoy hay como una vuelta a la canción; incluso del género “Indie”. Bándalos Chinos, Conociendo Rusia… me gusta mucho Catriel; Ysy A tiene una cosa muy porteña que me cautiva. Sinceramente la música que hace mi hijo Mateo me parece muy buena. También escucho el tango de antes, el que se hace ahora, y soy fanático de Los Beatles, Radiohead… Todo el tiempo estoy escuchando música.
Devenir111. ¿Algunos cantantes/bandas/orquestas “nuevos/as” que te parezcan de valía y nos quieras recomendar?
Cucuza. En el tango siempre recomiendo que se escuche la orquesta de Julián Peralta, también Amores Tangos con quienes tengo la suerte de cantar y tienen una propuesta muy interesante. Después tengo mis cantoras y cantores fetiches como por ejemplo Marina Ríos; y Kastiello, por supuesto.
Devenir111. Van tres palabras para que nos digas lo que se te ocurra: mujer – silencio – mañana.
Cucuza. Mujer: La suerte de tener a las dos mejores por lejos, mi vieja y mi mujer, Romina, son la síntesis perfecta de lo que significa la mujer para mí. Silencio: No convivo para nada con el silencio. En ese aspecto no estoy de acuerdo ni con Atahualpa ni con Caetano. Me cuesta el silencio; o estoy escuchando música o a mi cabeza, pero nunca estoy en silencio. Mañana: No, mañana no, cada vez menos. Pienso como mucho a un mes de distancia. Por una cuestión práctica; quizás por temor. Pero cada vez pienso menos en mañana.
Devenir111. Para terminar ¿nos contás qué estás haciendo/proyectando hoy?
Cucuza. Hoy estoy proyectando un ensayo porque el viernes voy a hacer una Trastienda con La Menesunda. Es un montón ya, es un futuro inmenso el viernes. Retomando lo que decía no pienso en el futuro, o en la jubilación… Pienso en música y en mi vida, que es casi lo mismo…
Hernán «Cucuza» Castiello, cantor.
@cucuzatango