Se llama embriaguez esta noche de perros que sacan a pasear personas. Si, si, yo mismo vi a la vecina, correa al cuello mear el árbol de acá la esquina. Jorgito el croto del barrio, (se dice que fue escrito por Osvaldo Soriano) andaba poniéndole la cáscara a una mandarina y con las semillas cargaba un revolver de juguete y ni a él ni a mí nada nos parecía extraño. La piba del bar borraba con el codo la novela que habían sangrado sus manos y se reía entre lágrimas desbordando de vino, vaso tras vaso. No me resultó raro ver a dos ratas subir al taxi que en su andar deshacía el asfalto. Fue tan hermoso ver escupir fuego del caño de escape de aquel metálico aparato. Eran los últimos instantes antes de nacer un anciano, la orquesta de los pájaros cantaba su tango. Todos nos fuimos en solemne silencio sabiendo que el sol es el árbitro de ese tipo de embriaguez, y la cordura del día el maldito juez de los sueños.
Luis Alberto Erker Ercolano, poeta. Autor de poemas, relatos cortos, letras de música y actos teatrales. Libros publicados: Masturbando a la Elefanta (2013); Flores del Asfalto (2016); Verborragia (2019). Co-condujo Maldita Ginebra (2010 a 2017). Actualmente conduce los ciclos de poesía Como los Bueyes (itinerante) y Materia Oscura (primeros y terceros viernes de cada mes en el pool de Lily, Anchorena y Corrientes). Y de lunes a domingo desde las 0 horas el programa radial Esperando a Berny el peruano.
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Snif… qué melancólico y bonito el escrito.
Urrus