Este verano pisé por primera vez la ciudad de San Salvador de Bahía, más conocida como Bahía de Todos los Santos. Una experiencia inolvidable, profunda y de gran aprendizaje.
Cumpliendo más de quince años desde la primera vez que tuve ganas de ir, en el 2022 me decidí a sacar el pasaje y, junto con mi hermana Maia Mazarella, viajar a Salvador, con el objetivo de ponerle colores, imágenes, olores. Temperaturas, sabores y sensaciones a tantas historias y tantas músicas que escucho y conozco desde no sé cuándo.
Una vez en Pelourinho (casco histórico de Salvador) me encontré con la tradición y la cultura desbordando en la calle, a toda hora, todos los días. Descubrí lo profundo de las raíces de la música afrobahiana en los ritmos sagrados del Candomblé, así como la potencia de la espiritualidad que no se limita al contexto religioso sino que acompaña a la gente en su vida cotidiana, en su forma de vincularse, de crear y de creer…
También me encontré con la intensidad de una ciudad en la que conviven, a la vez, la alegría, la tristeza, la miseria, la música, el racismo, el orgullo, la pasión, la violencia y el amor. Todo en un clima de calor agobiante que todo lo exacerba y lo potencia, en un escenario de calles de adoquín con mucha historia, de la pesada, de la de gente esclavizada, de la del desarraigo, de la injusticia centenaria…
Es como todo junto materializándose en mi cotidiano es que busqué tomar contacto con esas raíces y aprender de los grandes músicos que hay allí. Di con grandes maestros y maestras que supieron ayudarme a seguir investigando la riqueza infinita de los ritmos del Candomblé, del samba afro y del samba reggae.
Si bien la data concreta en cuanto a material de estudio fue enorme, lo que más fuerte se grabó en mi es el lugar relevante que ocupa el tambor como actor social en esta cultura. Tanto como herramienta de resistencia, como elemento generador de oportunidades, como posibilidad de unión y conexión con la ansestralidad, o como pilar fundamental en la construcción de la identidad.
Solo a modo ilustrativo dejo a continuación un video y una partitura de una adaptación del ritmo de Candomblé (CONGO) a uno de mis tambores preferidos, el timbal.
Gracias Sabino, Miguel Ángel y Devenir111 por la oportunidad de hacerme reflexionar un rato sobre una de la experiencias más importante que he vivido hasta ahora.


Miguel Villaveirán, músico percusionista nacido en la Ciudad de Buenos Aires el 8 de noviembre de 1989. Desde hace casi veinte años se dedica al estudio y la ejecución de diversos instrumentos de percusión. Formado en el IVA, EPMPA, SAdeM, además de profesores particulares, seminarios y viajes, se ha dedicado particularmente a la música afrouruguaya y afrobrasilera. Actualmente forma parte de los grupos Cafundó, Mera y Orquesta de pandeiros y vientos (OPV).