Una opaca luz nubla la calma y breves fuegos, los estereotipos del amor se desvanecen bajo la tormenta de tus ojos que niegan lo imposible. Afuera, otras lágrimas, la lluvia golpea y traspasa mi piel insuficiente, los huesos de la mano que sostiene el bolso escueto de camisas. Me reconozco en la noche que transito, en su soledad de ángeles sin cara. En la inmensa letanía de las sombras yo, otra sombra inanimada. Desobediente pasajero de tus besos. Obediente del dolor de tus entrañas, habitaré un lugar en tu recuerdo y dejo libre mi lado de la cama.
Sabino Villaveiran, profesor para la enseñanza primaria en la escuela pública, escritor, tallador y escultor en madera.