Luego de algunos intercambios por wap definimos fecha y hora de encuentro. César cuenta como entreabriendo pasillos, trechos de su andar…

Devenir 111: Contanos por dónde andás hoy, qué venís haciendo…
César González: Hace poco estrené “La nobleza del vidrio”, un corto que ya está en youtube; y próximamente estaré estrenando un nuevo largometraje que se va a llamar “Reloj soledad”. También voy a sacar mi cuarto libro de poesía. Hay búsqueda en lo que hago, continuidad y a la vez incorporación de elementos nuevos.
D111: Seguís yendo entre la palabra y la imagen…
CG: Sí… Quizás se trate de entender que en el fondo pertenecen a una misma dimensión perceptiva, que uno expresa a veces en imágenes en movimiento, como una película, y otras a partir de la escritura.
D111: ¿Te encontraste con ambas formas de expresar en el mismo momento, cómo fueron esos encuentros?
CG: No sé si hay un momento en el cual uno toma alguna decisión, o es invadido por alguna revelación, pero sí supongo que todos tenemos ciertos recuerdos –tal vez los más lindos- que se imponen sobre otros… En cuanto a la escritura podría mencionar momentos donde hubo una conciencia más sólida de “estoy escribiendo algo que pertenecerá a un libro”, o similar. También hay encuentros… con la literatura por ejemplo, que gozan de cierta magia, en la escuela, que te acerca un familiar, que te hace cruzar la vida de forma aleatoria… En mi caso podría decir que el más contundente y con conciencia de que quería escribir, fue para primero ocupar un lugar que siento la literatura o el arte en general no suele dar o considerar al mundo del cual provengo, de donde soy, que es el de la villa, el barrio popular. Pero sabiendo que no se trata de hacer un esencialismo, ni de la cuestión villera ni de la literaria en sí. Sino la mezcla… De la poesía, que no partió de la villa, de las clases llamémoslas más bajas, destruidas, trabajadoras; y ver qué resulta de esa mezcla del lugar donde uno nació con lo que ya está dado en el mundo, en este caso el régimen de lo poético –que es un régimen más-, que la sociedad fue manteniendo a lo largo de las épocas.
D111: ¿Y el lazo con la palabra, con el juego de la palabra para decirlo así, formaba parte en tu niñez del vínculo con tu familia, tus amigos, tu calle?
CG: No, absolutamente no. Hasta entrada la adolescencia no tuve ninguna consideración sobre que me gustaba escribir. Sí me interesa resaltar que por la misma sociedad y a la vez a pesar de ella uno puede tener cierto contacto con las actividades artísticas… En mi familia no existía una tradición de lectura ni nada parecida; me tocó la replicación de algo muy social, matemático, de que el acceso a los bienes culturales tiene una determinación económica, de modo que a algunos les cuesta más y a otros menos, y en ese sentido de ahí salgo y esa es mi historia. Aunque el encuentro con lo artístico, el pensamiento, con ciertas formas de transitar la vida, es una cuestión muy azarosa y le puede pasar a cualquiera en cualquier momento…
D111: ¿Hay la contingencia, entonces?
CG: Definitivamente.
D111: Se te suele identificar como “artista villero”, desde ese rasgo paradojalmente valorado… ¿Cómo vivís eso?
CG: Creo que es abordable de distintos lugares… Por un lado si se me cataloga así no tengo problemas; por algo llama la atención o requiere adjetivarse, y no puedo manejar la consideración que otro tenga sobre mí. Nací y soy de una villa, en una sociedad cuyos prejuicios a veces quedan en una simple anécdota semántica, aunque otras terminan generando consecuencias en la vida de las personas: la discriminación implica gente que no puede encontrar trabajo o tendrá una existencia muy acotada…
D111: ¿Y cómo viste desplegarse en el tiempo a “La Gardel”?
CG: Bueno… A partir de conocer cómo es la vida en otros lugares uno va entendiendo más aquel donde uno se crió… Teniendo en cuenta cierto sedentarismo, o estancamiento a un punto fijo… También conviene situar qué son, cómo surgieron, la historia de las villas en Argentina. La Gardel fue cambiando, lógicamente, al atravesar la década de los 90, del 2000 al 2010, al 2020… Y a la vez hay muchos elementos de la vida cotidiana que son “arcaicos”, modos de relacionarse en las comunidades humanas que bajo ciertas condiciones materiales suelen ser semejantes creo yo. Pasolini decía refiriéndose a zonas pobres del sur de Italia, o en los abismos de cada particularidad, que sobrevivía lo arcaico, cierta forma de tratar el tiempo, de enfrentar cuestiones emocionales, materiales… Así es la vida en La Gardel…
D111: Me hiciste acordar a un reportaje radial que años atrás le hicieron a un cura párroco de tu barrio. El tipo confesaba su emoción ante las músicas en las casas, los bailes, el “festejar” la gente…
CG: Sí, comulgo con eso, puedo afirmar que es así… Aunque hay que tener cuidado de no caer en una romantización… que igual participa del clima que se habita en los barrios, como también habitan ausencias e injusticias.
D111: Así como a la villa, también se te ubica en relación a la cárcel. Sin embargo en las entrevistas que leí te han hecho, tus respuestas suelen salirse de lo esperable al sentido común o políticamente correcto popular, como habitadas por cierta libertad para pensar, trazando una tensión entre el barrote y el afuera…
CG: Es interesante lo que decís… Creo que hay algo allí en cómo podemos pensar y hacer en base a la experiencia que tuvimos. Trato de no cerrar, concluir; vuelvo a que lo importante está en la mezcla y no en el esencialismo, -por ejemplo de la poesía y otra forma de habitar el mundo-, sin desmentir el barrote ni hacer de eso una fábrica…
D111: Hablando de libertad, término hoy mediático incluso, por un lado encantador y por otro capaz de usarse para las atrocidades más tremendas… ¿qué sería libertad?
CG: Ja… No tengo la capacidad para responder a una pregunta de tal magnitud… Sí coincido en que se la puede utilizar para justificar cualquier cosa… seguramente por la potencia universal del concepto. Creo que es algo que se va a mantener en un territorio de no certeza; pero a la vez tampoco es una abstracción: claramente no es lo mismo estar adentro de una jaula que estar afuera…
D111: Muchos años atrás en tus “Poemas candados”, comenzás diciendo “yo vi belleza en cada paliza…”
CG: Creo que fue lo que sentí en ese momento… y podría sentir ahora también… Un deseo o ir en busca de un deseo, a pesar de estar en un mundo tan atroz, una postura, una manera de caminar la vida… Deleuze decía que los poderes tienen cierta necesidad de que los sujetos estén tristes, y así más fáciles de domar; considerar así a la belleza tal vez sea un modo de combatir contra eso, sin caer en lugares comunes…
D111: En otro lugar escribís “Aunque el mundo es más grande de lo que dicen percibo que nos achicaron el tiempo” ¿Cómo nos ves en estos tiempos?
CG: Conviene ser conciente del privilegio que se tiene cuando uno puede dedicar el tiempo a ciertas tareas, mientras otras personas están subordinadas en su tiempo a la supervivencia más elemental. A grandes rasgos o en términos antropológicos no se avisora que vayamos a vivir algo muy diferente; sí supongo dejará una huella cuyas consecuencias no creo veamos pronto. Para las nuevas generaciones la pandemia puede ser una novedad… el primer hecho global, geopolítico, que nos lleva a convivir con un horror latente, con un sentimiento que nos une, y a la vez pone en evidencia las injusticias del capitalismo y la naturaleza humana misma…
D111: ¿Nos podés decir algo sobre el “disparador” de este número de la revista, desconcierto?
CG: Creo que es un momento necesario para profundizar en el pensamiento, en la capacidad perceptiva, tomando como desconcierto el asumir cierto estado de cosas, cierto grado de verdad… Permitiendo comprender que aquello que aparecía como absoluto a fin de cuentas estaba sostenido sobre un régimen de ficción, fetichista, y entonces puedas tocarte con las cosas de frente… Eso me parece positivo y tal vez en sintonía con las cosas que hago…
D111: ¿Alguna otra cosa que estés haciendo y nos quieras contar? CG: Bueno, con la pandemia se puso difícil aunque le fuimos encontrando la manera, pero por cierto valoro los talleres de cine que hago desde siempre sobre todo en barrios populares, abriendo una búsqueda compartida…
Entrevistador, Miguel Angel Rodriguez.
César González, cineasta, escritor, artista plástico, productor, etc. (Morón, 1989). Publicó La venganza del cordero atado (2010), Crónica de una libertad condicional (2011), Retórica al suspiro de queja (2015). Cortometrajes: El cuento de la mala pipa (2010), Mundo aparte (2011), Condicional (2012), Corte Rancho (Documental, 2013), Guachines (2014), Truco (2015).Largometrajes: Diagnóstico esperanza (2013), ¿Qué puede un cuerpo? (2014), Exomologesis (2016), Lluvia de jaulas (2019), Atenas (2019)
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