Daniel Fernández: «La mitad de mis cenizas irán al barco hundido y la otra mitad a la cancha de Quilmes»

Reta es un pueblo en la costa sur de Buenos Aires: médanos, playas amplias, albufera, océano… Un modo de ser paraíso. Allí entrevistamos al periodista y escritor Daniel Fernández.

  Devenir111. ¿Dónde naciste?
Daniel. Mis padres vivían acá en Reta; pero yo nací en Bernal, Provincia de Buenos Aires, el 26 de julio de 1952; el día que murió Evita. En ese momento acá no había nada y estaba programado que mis padres viajaran a Quilmes para que yo naciera allá; pero finalmente nací en Bernal. Después de mi nacimiento volvimos a Reta y cuando yo tenía un año volvimos a irnos; pero a Quilmes. Resulta que mi viejo era presidente de la Juventud Radical de Tres Arroyos y cuando organizó un asado por mi nacimiento… Él tenía un amigo, Tito Sánchez, que para hacerle una broma, le dijo a un amigo suyo que era milico que el asado era para festejar la muerte de Evita. El milico se lo tomó en serio y en medio del asado cayeron y se lo llevaron detenido. Por más que este Tito intentó frenarlos y decirles que era una joda, no hubo caso. A partir de ese episodio mi viejo vendió todo y nos fuimos a vivir a Urdampilleta, partido de Bolívar. Ahí se dedicó a la pesca del pejerrey. En ese momento me enfermé de polio. Entonces nos mudamos a Claypole, a la casa de una tía. A causa de la polio mi mamá me llevaba todos los días en tren hasta la Casa Cuna en Capital. Durante un año y medio me tuvieron que hacer un montón de tratamientos; pero al final me curé. Después tuve más o menos dos años y medio de rehabilitación en el Hospital de Clínicas. De todos modos, todos los veranos los pasaba en Reta. No me quería volver ni a empujones de acá.

  Devenir111. ¿Sos hijo único?
  Daniel. No, no, somos tres hermanos. Abel, yo y Ana María, mi hermana menor.    

  Devenir111. ¿A qué te dedicaste de más grande?
  Daniel. A los quince años empecé en el periodismo. Trabajé en muchos medios de comunicación nacionales y después tuve mis propios medios en Quilmes, Florencio Varela y Berazategui. Me iba bastante bien hasta que me compré una rotativa. Parece ser que al Intendente de Berazategui mucho no le gustó. Quizás pensó que le iba a hacer la competencia o que lo iba a criticar políticamente. En ese momento él tenía sociedad en el diario “El Sol de Quilmes” y en el semanario “La Palabra” de Berazategui. Comenzaron a perseguirme y a presionarme, me quemaron un auto, golpearon a la que era mi mujer en ese entonces. Pasaron un montón de cosas muy desagradables y dije basta. Así que vendimos todo lo que teníamos allá y nos vinimos a vivir a Reta. Acá están mis raíces y es donde quiero estar. Gracias a mi profesión de periodista conocí gran parte del mundo y eso no te lo quita nadie; pero nada se compara con Reta.

  Devenir111. ¿Por qué medios nacionales pasaste?
  Daniel. Estuve en Radio el Mundo, Radio Rivadavia, Canal Siete, Canal Nueve, Crónica, la agencia Telam, la revista Siete Días, y también fui asesor de prensa de un presidente del PAMI, del secretario de Estado de Salud Pública y, ya estando en Reta, trabajé en varias empresas haciendo lo que se llama prognosis electoral, que es un análisis que se hace con anterioridad a las elecciones para establecer el orden de preferencia que tiene cada candidato. Recientemente, hasta noviembre del año pasado estuve haciendo una columna de análisis político a través de Internet, para un canal de televisión y radio de Berazategui. Cuando empezó ese programa escuchaban unas trescientas personas y el último programa lo escucharon dieciocho mil personas.

  Devenir111. ¿Cuál fue tu primera relación con la palabra escrita?
  Daniel. Fue a partir de que me enfermé de polio y gracias a mi mamá. Cuando empecé a hacer la rehabilitación después de la enfermedad yo no quería saber nada, lloraba, estaba muy rebelde con eso. No sé porque, era muy chiquito. Entonces mi mamá, cada vez que me traía a esas sesiones, me compraba una gallinita de chocolate y la revista Patoruzito, que salía semanalmente. Era la única forma de que me portara bien. Cuando terminé la rehabilitación, a los cuatro años, ya sabía leer y escribir. Le estoy muy agradecido por eso. Además, mi mamá leía mucho, en mi casa siempre había libros. Mi papá, en cambio no leía tanto. Pero ambos fueron muy importantes en mi vida. Estoy muy agradecido con los dos porque me inculcaron buenos valores y porque gracias a ellos hice todo lo que hice en mi vida. Los valoro, los quiero y los extrañaré siempre, hasta el día en que me muera.  

  Devenir111. ¿Cómo surgió la idea de publicar un libro? 
  Daniel. Bueno, Ana María Mesa Pérez, que es la curadora de mis libros, es una persona con muchísima experiencia y fue quien me insistió para que escribiera un libro. Yo no quería saber nada con eso; pero me insistió tanto que me ganó. Así salió “No me hables de amor”, el número uno, que fue un exitazo. Después armamos el número dos. Posteriormente intenté publicar un tercer libro que se llama “No siempre se puede ganar” que es un libro de relatos policiales; pero el día en que iba a hacer el pago en la imprenta me robaron el dinero en la calle. Así que me volví seco y amargado. Unos días después puse la tele y vi al petiso Lapegue hablando del submarino nazi que habían encontrado hundido entre Quequén y Necochea; que es una de las historias que cuento en ese libro, con testimonios de personas que vivieron ese momento. Con respecto a eso cabe decir que se documentaron dos desembarcos nazis en Reta. Uno fue poco antes el final de la Segunda Guerra Mundial, en el Quequén salado que queda a dieciocho kilómetros de acá, y el otro a un kilómetro y medio de Racos, el último balneario, en el médano blanco.

  Devenir111. ¿El barco hundido tiene que ver con esos desembarcos?
  Daniel. No, no. Lo de ese barco pasó hace más o menos ciento cuarenta años. Era un barco de carga, llevaba caños de hierro forjado desde Buenos Aires hasta Bahía Blanca para hacer la cloaca maestra. Tenía como treinta metros de largo. Entró a Reta por uno de los dos canales que hay, que está a unos quince metros de donde está hundido. Hubo una tormenta terrible que le rompió el timón y la tormenta lo sacó a la playa. Los dueños vinieron con remolcadores, con otros barcos y con lingas para sacarlo; pero no pudieron acercarse tanto porque estaba fuera del canal. Así que quedó ahí. Yo tengo algunos hierros del barco que alguien me regaló.

  Devenir111. ¿Hubo ahogados?
  Daniel. No, no. Por suerte todos pudieron llegar hasta la playa.

  Devenir111. Decías que la historia que escuchaste en la tele sobre el submarino nazi está en tu libro. ¿Te llevó mucho tiempo la investigación y luego la escritura de ese libro?
  Daniel. Sí, me llevó mucho tiempo. Resulta que yo había escuchado esas anécdotas cuando era chico. La cosa fue así. Mi papá tenía un matadero en Quilmes y todos los viernes hacía un asado para veinte personas. Una noche de esas nos quedamos de sobremesa en el patio del fondo porque hacía mucho calor y le pregunté sobre el tema para ver qué sabía. Me contó un poco; pero no mucho; pero la historia me interesó y empecé a investigar. Me enteré, por ejemplo, que mi tío Carlos, que era el lechero del pueblo, fue el que encontró enterrado el farol con que le hacían señales desde la costa a los barcos nazis. Para escribir el libro recopilé mucha información. Un dato curioso es que Reta se remató en el Luna Park de la ciudad de Buenos Aires por la firma Aníbal Vineti, ligada a la Iglesia Católica. Los que compraron toda la tira de lo que ocupa la avenida Estela Maris, la que corre paralela al mar, fue una empresa nazi. Cuando murió el dueño, el hijo vendió todo y se fue a Chicago a vender Biblias.

  Devenir111. Por lo que decís, una parte de la historia de Reta está ligada a los nazis…
  Daniel. Sí. Está el caso emblemático de Otto Muller que había llegado acá en uno de esos desembarcos. Tenía documento austríaco. Vivía en una especie de ranchito que había quedado abandonado. Tenía una letrina con una tabla y un agujero. Debajo de esa tabla encontraron una lata de aceite de auto. Adentro de la lata había plata argentina y plata alemana, que en ese momento no valía nada porque habían perdido la guerra. Además encontraron dos libretas de enrolamiento con la foto del tipo; pero sin nombre, con todos los sellos y firmas; pero en blanco.

  Devenir111. Tu libro «Reta/Un espía en el paraíso» es un relato… (Publicamos su presentación en la categoría «Reseña de libros» de la revista.)
  Daniel. Sí, y mezcla la historia del pueblo con la cuestión del nazi…

  Devenir111. ¿Actualmente estás escribiendo algo?
  Daniel. Sí. Además, todos los días publico una columna sobre Reta en Facebook para alrededor de cuatro mil seguidores.

  Devenir111. Según nos parece, tu estilo de escritura no es estrictamente periodístico, te movés con narrativas diferentes. ¿Podés hablarnos sobre eso?
  Daniel. Yo dejé el periodismo en 1998. Me vine a vivir a Reta y no quise hacer más periodismo. Solo cuando se formó el cuartel de bomberos, hice un diario para colaborar con ellos a través de la publicidad que conseguía. Pero mi estilo de escritura no es estrictamente periodístico.

  Devenir111. Desde el punto de vista literario, ¿quiénes son tus referentes? ¿Por dónde pasan tus gustos?
  Daniel. Me gusta mucho Borges, Cortazar, García Márquez. Prefiero los escritores de habla castellana. También me gustan Rulfo, Arreola, Balades, mexicanos ellos, algunas cosas de Neruda…

  Devenir111. Y trabajás la madera…
  Daniel. Sí, sí, tallo madera. Me gusta, me tranquiliza. Puedo pasar noches enteras tallando. Sobre todo lapacho y quebracho colorado. También hacía esculturas, pinto y dibujo.

  Devenir111. O sea que tus días los vas transitando entre la lectura, la escritura y los trabajos en madera.
  Daniel. Sí. Ahora hace mucho que no hago esculturas porque estoy escribiendo la historia de Reta. Creo que va a ser una forma novedosa y ágil de ver y entender la historia del pueblo que tiene noventa y tres años. Mi viejo tendría noventa y ocho ahora, así que vivió toda la época de su creación. A los dieciséis años ya trabajaba en la empresa del tabaco, transformando lo que había sido una estanzuela en el pueblo, en el trazado de las calles. Cortaban paja brava y la tiraban en las calles y le ponían arena arriba para que se vaya asentando y se formara tierra negra, después le tuvieron que agregar una capa de tosca porque cuando llovía era imposible andar porque te enterrabas. También plantaron los esquejes de tamariscos en los médanos. Los esquejes son unas ramitas que se cortan y se colocan en diagonal y se entierran acostadas en la arena con la parte cortada hacia abajo  y forman raíz y eso después se planta. Eso vino a hacerlo Carlos Gesell, el fundador de Villa Gesell y de Dunamar que queda acá cerca, para fijar los médanos. Claromecó y Monte Hermoso sacaron los médanos para parecerse a Cancún y ahora casi no tienen playa. Reta tiene doscientos metros de playa por cuarenta kilómetros de extensión. El paraíso, como lo definía mi papá. Un lugar de ensueño para mí. Yo estoy donde quiero estar.

  Devenir111. Pareciera que para los que hacen canciones, por ejemplo, la tierra donde viven, donde escriben, los condiciona. ¿A vos te cambia escribir en Reta o escribir en Quilmes?
  Daniel. Mirá, te diría que no. En Reta yo estoy contento, a Quilmes lo adoro. Mis dos mejores amigos son de allá y tengo el agradecimiento y el afecto de un montón de gente de allá. Siempre que puedo voy a ver a Quilmes. En la foto de portada de mi facebook estoy abrazado al indio Gómez que es Dios, Messi para los de Quilmes. Pero escribo igual. El libro de relatos policiales lo escribí en Quilmes; pero fue como si estuviera acá. Es cierto que uno se identifica con el lugar en donde nació o se crió, con el terruño; pero para mí Reta tiene otra implicancia porque me crié viniendo todos los veranos de mi vida a la casa de mis abuelos, unos genios. Mi abuela era nieta del indio Rico, Juan José Araujo, que fue el cacique pampa que firmó el acuerdo de paz con Rosas. Hay un pueblo llegando a Coronel Pringles que se llama Indio Rico que es donde vivía el abuelo de mi abuela. Yo soy chozno del indio Rico. Y hay un pueblito en el camino desde Tres Arroyos hacia Reta a la derecha, que se llama Micaela Cascallares, que era prima hermana de mi abuela y fue la primera docente indígena de la República Argentina.

  Devenir111. ¿Tu historia con mujeres? ¿Tuviste mujeres amadas?
  Daniel. Tuve cinco parejas. He tenido buenas y malas experiencias. Confieso que he vivido, dijo alguien y tenía razón. Con errores, con equivocaciones; pero “sempre avanti”. 

  Devenir111. ¿Qué nos podés contar sobre el disparador de este número, sobre la angustia? ¿Tiene alguna incidencia en tu escritura? ¿Alguna anécdota o episodio de tu vida que te haya angustiado?
  Daniel. Y, angustias siempre hay. Yo creo que es un disparador importante. Angustia de no encontrarte con gente que querés, angustia de perder amigos. Sentí mucha angustia durante la pandemia porque los saludos que eran con un abrazo y un beso pasaron a ser chocando los puños, eso me provocaba una tristeza, un desasosiego inmenso. Evidentemente la angustia influye en la persona. Hay disparadores que pueden ser artísticos, pueden ser emocionales, que pueden dejar secuelas bastante serias porque no son chiste. Vivir angustiado o angustiarte por una situación extrema, es una cosa que te marca. Yo tuve en algún momento contacto con la gente que hacía la revista Crisis y con la gente que hizo Pájaro de Fuego. En Crisis me publicaron un par de relatos breves y me provocó angustia saber que la revista no iba a salir más. En fin… la angustia está muy vinculada a la pérdida. No es un sentimiento benigno, es algo que te exprime de alguna manera.

  Devenir111. ¿Y hoy decís, acá me quedo hasta el fin de mis días? ¿O decís me quedo acá ahora?                  
  Daniel. Me gustaría quedarme hasta el fin de mis días. Ahora estoy con un problema en la cadera y si mejoro en mi situación; si puedo moverme, caminar, me quedaré. Y si se me complica mucho, tendré que evaluar otras posibilidades; pero, si fuera por mí, me quedaría hasta el último día. Si no me quedo en Reta, si me tengo que ir, ya le dije a mi hijo; parte de mis cenizas van a volver al barco hundido y la otra mitad a la cancha de Quilmes.   

Daniel Mario Fernández, periodista, escritor.

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