Morir…Dormir. Dormir, tal vez soñar.
William Shakespeare
Fondear en la oscuridad,
contrapeso al alma se hunda
en un leve y monárquico hastío,
traiga reveladas las insignias más feroces,
la revancha de guerra que ni el silencio oculta.
La noche hace su trabajo a desgano,
va urdiendo complicidades y en pactos,
ajeno a todo lo que me pertenece,
desconozco el territorio que muestra.
Abandono lo que fui con la vigilia,
soy otro entrando al amparo brutal del sueño,
no se compara con la muerte sino por la ausencia
y la esperanza puesta en despertar mañana.
Será el azar quien disponga de un deseo más
cuando sean restos los residuos de la noche
y nada quede de morir, dormir o soñar.
——
Si alguien pregunta
nunca estuvimos en Manhattan
Desde la sal se levanta
un occidente en llamas
cada tanto se escucha
go home go home
pero nadie dice
esta boca es mía
a las palomas jamás
les faltará comida
a los bancos tampoco
cada ave rapaz vuela
a su manera
levanta lo que encuentra
hay quienes tiran basura
hay quienes corazones
hay quienes lo que sobra
pero guardemos el secreto
el paisaje siempre pierde
traslada sus imágenes
anda mal cambiando
rocío por pólvora
así recibe con amenazas
cada amanecer
aunque nadie sufra
por descubrirlo
hay una dama de piedra
que sufre por la luz que da
de esta isla como de todas
se sale por arriba
abandonando la fe
y los laberintos
van unidos a su gloria
de papel de calcar
por cada trazo una lágrima
por cada lágrima tanto recorrido
no digan que estuvimos
presentes entre las sombras
ni que cruzamos sus puentes
ni que tomamos café
con la actitud que tiene la ciudad
el esfuerzo será en vano
a un paso de avanzar
desplomaremos todo peregrinaje
hay que andar protegidos
pero el fuego cesará algún día
y llegarán las aves
de las banderas a reclamar
nuestro silencio
ni una palabra que muestre entusiasmo
nada de nada ni de las monedas
con su suerte al aire
eso será muy grave
de la propuesta de este pacto
además de un grito
no quedará significado
como si fuera retractarse
de haber pedido morir
después de cruzar el río
pero es difícil saber que hay detrás
aunque el río traiga agua que suena.
Daniel Quintero, escritor.
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