Ustedes sabrán, supongo, que es mi cumpleaños, por el sombrero éste, en cono.
Y se preguntarán, creo, por qué motivo mis ojos no están en mi cara, y están cocidos a él, al gorrito.
Mis padres, en uno de mis cumpleaños, hace dos años, me vieron llorar, por pelearme con una amiga que habló mal de ellos. Me dijeron que era una desagradecida, y me cocieron los ojos al gorro.
También se preguntarán, creo, por qué mi boca tampoco está en mi cara y también está en el gorrito. Bueno, el cumpleaños pasado estaba triste, de mal humor recordando el cumpleaños que lloré, y como mis papás me querían verme sonreír, bueno…
Mis orejas, también se preguntarán por ellas, ya saben, supongo, un día no los escuché…
Y mi nariz, qué tiene que ver, pensarán, bueno, ellos creían que tenía que verme estética, y como era lo único que quedaba en mi cara, la sacaron y la pusieron también en el sombrero.
La cara me quedó vacía, pero el gorrito de cumpleaños, lleno… Un padre cirujano y una madre costurera no podían hacer otra cosa, no?
Pero mis padres me quieren, la prueba es que me quedé sin cara y me quieren igual; y como las partes están en el gorrito y no en otro lado, cocidas, quieren que todo el año sea mi cumpleaños y esté feliz, sin llorar, sonriendo y escuchándolos, no?
Diego Rodriguez Duca, psicoanalista, escritor.