Ezequiel Szusterman: «Al ritmo de pandeiros y tambores»

Belgrano y Rincón. Barcito al paso. Ezequiel nos espera en su mesa para hablar de música y proyectos al ritmo del batuque.

Devenir111. -¿De chiquito vos eras de esos nenes que le sacaba a la mamá las ollas de debajo de la mesada y te ponías a golpearlas?

Ezequiel. -No, la verdad es que no. Siempre me gustó la música. En mi familia siempre se escuchó música; pero no eran muy enfocados en la música. Me llevaban a talleres artísticos; pero la música aparece después. Yo tocaba la guitarra y con unos amigos del club armamos la primera bandita cuando estábamos en primer año de la secundaria. Después empecé a aprender batería. Un primo mio me prestó una batería que él no usaba y así empecé. Estudié batería en un conservatorio desde los doce años más o menos y toqué hasta los treinta.
Devenir111. -¿Estudiaste por decisión propia? Es decir ¿Te diste cuenta solo que tocar de oído no era suficiente, o fue una imposición familiar?
Ezequiel. -Pasaron varias cosas. La idiosincrasia familiar decía que si te querías dedicar a algo había que estudiar. Y después cuando terminé la secundaria entré al conservatorio, y ahí se me abrió un mundo nuevo. Pero siempre necisité de un profe para encausarme. Después, hacia el final de la secundaria comenzó a llamarme mucho la atención la percusión. Empecé tocando las congas, algo de cajón peruano, para acompañar temas que hacíamos con amigos. Así fui incorporando instrumentos hasta que llegó el pandeiro que fue un instrumento que me impactó, me atravesó, me movilizó espiritual y emocionalmente. La conexión con el pandeiro fue el empujón para entrar en la música brasileña, en los tambores y ese fue el comienzo del fin del reinado de la batería en mi vida y el comienzo del batuque y los instrumentos afro-brasileros como motor principal en mi vida musical. Paulatinamente el deseo de tocar la batería se fue apagando y me dediqué más a estudiar percusión.
Devenir111. -En tu época de baterista: ¿Qué bandas escuchabas? ¿Qué bateristas te gustaban?
Ezequiel. – Hay dos bateristas que me impactaron mucho. El primero es Stewart Copelan de The Police. Me identificaba mucho con él. Y el otro que me fascinaba era Carter Beauford de Dave Matthews Band. Trataba de copiarlos un poco; pero era imposible. Hacían unas cosas que no podían creer.
Devenir111. Desde la ignorancia, a priori, parecería que el pandeiro te da menos posibilidades musicales, que es más limitado que una batería. No sé si compartís esa apreciación. ¿Por qué pensás que te impactó tanto?
Ezequiel. Relativamente. Si es más limitado que la batería que posee los tres timbres; graves, medios y agudos. Sin embargo el pandeiro encarado de ciertas maneras también puede ser muy versátil. Es cierto que por su timbre, su color y su contextura haga que sea difícil meterlo en cualquier estilo; pero es mucho más versátil de lo que puede parecer. Es un instrumento creado y concebido para tocar música folclórica como el “choro”. El pandeiro se introduce en Brasil por la colonización portuguesa y tiene origen en la música árabe y mora. Ya en Brasil el pandeiro se transforma y adquiere una fisonomía propia de Brasil para interpretar su música folclórica. Lo que a mí me terminó de copar del pandeiro, además de su sonido y de la técnica tan especial que tiene es la posibilidad que te da de poder tocarlo en cualquier parte. Podés estudiar en una plaza sin joder a nadie.
Devenir111. – ¿Podés vivir de la música hoy?
Ezequiel. –Si por suerte. En realidad trabajé muy poco de otra cosa que no sea ser músico. En ese aspecto es un ingreso importante mi actividad docente. Siempre me interesó el hecho de enseñar, fue lo que me dio ánimo para dedicarme a la música. Yo veía a mis profesores que eran muy felices enseñando y que, además podían vivir de eso que tanto disfrutaban. Me transmitían esa felicidad. También he ganado algo de plata haciendo recitales o giras; pero la estabilidad económica siempre me la posibilitaron las clases.
Devenir111. -¿Cafundó nace un poco de ese espíritu docente?

Ezequiel. –Si, tal cual porque lo que hacíamos nosotros era tocar con un grupo de samba y samba reagee. Tocábamos en eventos o festivales y nos vimos en la necesidad de hacer algo más serio con eso. Entonces nos dedicamos a estudiar y a perfeccionar el estilo y así nació Cafundó. Tocamos en un par de lugares y empezó a crecer. Después surgió la idea de hacer talleres para, además, enseñar. En ese momento no imaginamos que iba a tener tanta repercusión y que iba a crecer tan rápido. El día del primer taller, charlando con los chicos dijimos que si venían menos de siete personas lo suspendíamos. Al final se anotaron doce personas, y rápidamente tuvimos que habilitar otro horario porque se habían anotado otras doce. A los tres meses teníamos treinta y seis alumnos. Eso fue en el 2010.
Devenir111. -¿Cómo fue el devenir de Cafundó a lo largo del tiempo?
Ezequiel. –Primero éramos seis integrantes. Al año ya éramos catorce y actualmente entre dieciséis y diecinueve integrantes. Luego se incorporaron cantores en algunos temas. En el 2012 viajamos a Bahía como grupo, estuvimos casi veinte días estudiando en “La Meca”, donde nació el género y volvimos con un montón de experiencia, de inquietudes, de ganas de hacer cosas. Hacia el final de ese año surge la idea de hacer un espectáculo junto con una orquesta de vientos inspirados en una banda que habíamos visto allá. Con esa formación grabamos el primer disco. El segundo interpreta temas del disco Survival de Bob Marley hecho en formato batuque, con cantantes y guitarra eléctrica. Y el tercer disco contiene temas propios con la formación actual que incluye teclado, bajo, guitarrea eléctrica, cantantes y la percusión de siempre.

Devenir111. -¿Qué sentís cuando se juntan todos los talleres a fin de año en Palermo y reúnen cuatrocientas personas, a la luz de las doce que eran en la primera clase?
Ezequiel. –Me pasa algo muy especial con eso. Me interesa mucho no perder el sentimiento, la emoción. Como Cafundó creció muy rápido, no nos dimos cuenta de lo que se estaba gestando. Pero una vez recibimos un mail de un alumno diciendo lo que había significado Cafundó en su vida. Lo releí varias veces y ahí me di cuenta de lo que estábamos generando. Estás leyendo que a una persona, tu proyecto le cambió la vida, que le proporcionó un montón de cosas y le ayudó a resolver algunas cosas de su vida. La verdad es que es muy movilizante. Todavía me emociona ver tanta gente junta tocando al mismo tiempo, disfrutando de lo que hacen y la pasión que le ponen.
Devenir111. -¿Cómo se sostuvo Cafundó durante la pandemia?
Ezequiel. –De dos maneras. Económicamente a través de dar las clases vía on line y con ahorros que tenía el grupo. La parte humana se mantuvo con mucho amor hacia el proyecto, ya que a nadie se le ocurrió la idea de bajar la persiana y dedicarse a otra cosa. Algunos y algunas tuvieron que trabajar en otras cosas; pero nadie se bajó del proyecto. Fue una etapa muy difícil; pero creo que lo agarró al grupo bastante maduro.

Devenir111. -¿Cómo nace Mera?
Ezequiel. –Mera nace de unas ganas mías y una necesidad artística. Sentí la necesidad de hacer otras cosas con el batuque-afro; pero quería volver a la idea de los vientos. También me surgió la inquietud de componer. Fueron varias los factores que me llevaron a darle forma a esta proyecto y, se empezó a sumar gente a la que le interesó la idea. Les cuatro percus que tenemos hoy, y otros músicos con los que teníamos ganas de tocar. Así llegamos a conformar la banda con diez integrantes. Tocamos temas que yo fui haciendo y con arreglos con los que me ayuda un amigo, Javi Mareco, que también hacía los arreglos en Cafundó más diez y algunos covers. Estoy y estamos muy contentos, es un grupo muy nuevo que va a hacer su segundo espectáculo en breve, antes seguro que la salida de esta nota.
Devenir111. -¿Cómo surge el nombre “Mera”?
Ezequiel. –Yo tenía pensado un nombre; pero no tuvo mucha aceptación dentro del grupo. Entonces cada uno fue tirando sus ideas y apareció “Mera” y nos gustó a todos. Es como decir meramente, ni más ni menos que esto, lo que ves. Nos gustó la palabra y nos gustó ese significado, es lo que somos, lo que ves. Quedó.
Devenir111. -¿Vos haces todos los arreglos de percusión en la banda?
Ezequiel. –Yo hago gran parte de los arreglos de percusión; pero también participan de ellos los demás integrantes del bloque y en la parte de vientos, guitarra y bajo colabora Javier y lo vuelca a las partituras.
Devenir111. -¿Este nuevo espectáculo que se viene, incluye temas nuevos?
Ezequiel. –Sí, va a haber temas nuevos. Íbamos a agregar dos covers y un tema propio; pero no llegamos con ese. Así que solo agregaremos dos covers para este show, uno de ellos de Caetano Veloso. La banda va tirando para ese lado, se respira un aire caetanezco. Nos gusta mucho, sobre todo en esos dos discos en los que le rindió tributo a la percusión bahiana. Son dos discos donde se nota que hay un homenaje al tambor y una búsqueda del tambor afro-bahiano, uno es: “Noites do Norte” y el otro es: “Libro”. Ese tema de Caetano lo canta “Rocha”, Rodrigo Perestein. No cualquiera puede cantar un tema de Caetano.
Devenie111. -¿Cuánto tiempo le lleva preparar un tema, por ejemplo un cover?
Ezequiel. –En dos ensayos ya está presentable y con un tercero ya está para tocar, depende cual también, hay temas que tienen más arreglos que otros. Los temas los consensuamos entre todes les integrantes de la banda. Yo tenía ganas de llevar a cabo una banda, no un proyecto solista. Es cierto que yo le imprimo mi velocidad de producción, soy muy intenso, suelo ir muy rápido. Necesito hacer.
Devenir111. -El disparador del próximo número de la revista es “lo nuevo”. ¿Qué te genera eso? ¿Qué te genera Mera con respecto a lo nuevo?
Ezequiel. –Cuando uno empieza algo nuevo, una relación, un proyecto laboral o artístico; todo lo que comienza es una hoja en blanco que genera expectativas, ilusiones, la posibilidad de renovar energías, cumplir deseos. En lo personal, como tenía muchas ganas de armar un grupo así, estoy pudiendo satisfacer un deseo artístico que tenía hace años, de tener una formación como esta, de interpretar temas compuestos por mí y cover que tenía ganas de tocar también. Todo eso sumado a lo humano que se está generando, que es muy lindo y a lo musical, ya que todos son excelentes músicos, está siendo algo que me genera mucha ilusión y mucha alegría; felicidad, me da un placer que estaba necesitando. Es un espacio de algo nuevo a nivel artístico que me hace muy bien. Es eso, un proyecto artístico. Si después, con el tiempo, resulta en un beneficio económico, bienvenido. Pero ese no es el objetivo principal y eso hace que también pasen otras cosas. Estoy muy contento con esta banda nueva y espero que dure muchos años y que nos haga felices a todos y a todas los o las participantes.


Ezequiel Szusterman, músico. Estudió batería desde los 12 años. Realiza la carrera de músico con especialización en batería y percusión terminando de cursar en el 2006. En 2008 crea el grupo Cafundó y comienza a investigar las rítmicas afro bahianas. En 2010 Cafundó se convierte en Escuela de Percusión. En 2022 crea Mera, su nuevo proyecto musical.