Federico Vecchio: «Padre»

Suena el acecho
 como avalancha que se prepara,
Padre... 
Si todos los espejos no tuvieran tus distintos rostros...
Tal vez este magma que algunos insisten en  mezclar
con agua sucia sacada de cualquier parte
estuvieran en lo cierto.
 Sí, pertenecemos a cualquier parte,
 con este o aquel suceder del decir
que siempre resulta afrenta
el machacar los reveses...
Los aciertos 
al revés...
Esta esencia de  cognac nunca probado, 
esta forma de lactancia,
 de petulancia
 y de ausencia a la vez,
que siempre fuimos.
Fantasma que ronda  el origen, una casa tal vez 
 el horno de un veneno  futuro y roto
y siempre 
siempre temprano 
y próximo. 

Que  nunca supimos los sueños respectivos
 de uno y otro 
sólo nos arrojamos retazos de espejismos calumniados
lamentos, leños de gruñidos
viejas envidias transgeneracionales,
tripas frías, 
cosas tan cosa, 
tiros a la espalda.
Unos chiquilines...
 
Disparos de otros que, a la vez, conocemos 
para bien o para mal...
y respondimos... 
 y fallecimos.

 Nos queremos tanto,
aunque todavía no sabemos por qué, 
 no sabemos 
¿Por qué nos escondimos en cabinas sin tubos de teléfono?
y nos perdimos
hasta vernos de nuevo 
como padre e hijo, en un descampado
a horas nomás de ser padre e hijo en solitario...
Así fue.
 Así es.  
Somos padre e hijo que nunca fuimos.
Porque lo somos rotundamente por el peso de la joroba.
Pero padre e hijo también son dos bestias bastardas 
encontradas en ninguna parte. Sin jorobas.
 No tienen lugar las jorobas en los que aman
pero deben perderse aunque nunca se hayan conocido...
 
Padre,
 discúlpame, nací para matar tu sueño...
para ser  una esquirla bañada en oro en tu muerte
yo me baño y recobro mi mas primigenio brillo
en el solar donde  también tengo que odiarte,
 en el  sembradero de zizaña del recuerdo...
  este temblor que me causa vivir
a mí
a tu  cautivo
al cautivo de mí mismo,

 _Por qué aún viendote presente, siento tu abandono?
_ Para que ruedes como un rubi...

_¿Te entendí tarde, padre,
ahora que los dos vamos a morir?

_ No, hijo, sólo tú vas a morir.

Federico Vecchio, escritor, actor. Estudió con Dalmiro Sáenz, Vicente Zito Lema; teatro con Pablo de Nito, Omar Fantini, Pompeyo Audiver; periodismo de investigación en la Universidad de Las Madres. Ha editado el libro de cuentos «Huérfana luz de invierno» (2010).
Facebook: Federico Vecchio . Instagram: Frederiksolar
porvecchio.blogspot.com

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