Gabriela Suazo: «Máscaras entre Acuario y Capricornio»

“Todo lo que es profundo ama la máscara”
Federica Nietzsche

´¿Qué es lo que está detrás de lo que vemos? Solo la parte exterior de un interior inimaginable, una máscara que disfraza lo oculto. La misma que viste y calza para enfrentar el día a día, la misma que traga saliva y se forma nudo en la garganta cuando nos dan una pálida. O la máscara que se propone mantener el semblante inmóvil aunque le estén escupiendo improperios para desprestigiarle. Suena como algo inevitablemente necesario, un recurso infaltable para sumarse a las normas que la sociedad nos demanda.
El otro día, muy temprano, cuando me cepillaba los dientes, me puse a pensar cuál usaría ese día. Me puse la de la cara seria, la que deja un halo de indiferencia por donde camina, esa a la que no se le dice ni buen día. Pero cuando llegué al trabajo tuve que encomendarme a cambiar de máscara. ¿Una más sociable tal vez? Quizás un poco de maquillaje podría ocultar que anoche me la pasé llorando. ¡Base correctora sobre la cara, que no falten las pestañas bien pintadas y lista!
Usar máscaras es una ficción útil que nos hace menos penosa la vida, por eso me surgen algunas preguntas ¿Cuántas máscaras usamos para encajar? ¿Cuántas veces nos pesa más el deber ser que el querer ser?
Si recorriésemos los signos astrológicos como un como de aprendizaje, Capricornio es la energía que nos invita a conocer, entre otras cosas, la labor de aprender a manejarnos en sociedad; lo que está bien y lo que está mal; a convivir en comunidad; a entender leyes, límites, normas. Como ser una persona responsable y funcional en el sistema para fluir exitosamente en materia laboral. A este signo lo simboliza una cabra subiendo la montaña escalando sin paradas hasta la cima. Ese es su propósito, avanza con seguridad y sabe que puede lograrlo. Nos ayuda a comprender que con mucho esmero, esfuerzo y desplegando nuestras vastas capacidades llegaremos alto.
Después de todo este movimiento surge casi por decantación un entendimiento total de la cuestión y la energía de Capricornio nos comienza a ahogar un poco. De esta forma entramos de lleno en Acuario que, casi como un impulso mecánico nos invita a tirarnos al vacío, nos recuerda que tenemos tanta libertad como nuestro miedo lo permita. Nos sumerge en la disrupción e impulsa la rebeldía, no tiene ganas de cumplir las normas tal como nos las enseñó Capricornio. ¿Por qué tenemos que ser como los demás quieren que seamos?
Nietzsche sugiere que asumámosla vida y la existencia sin tomarnos tan en serio lo real, que la afrontemos como si estuviéramos en un baile de máscaras.
Hace 5000 años en Egipto se celebraban los carnavales. En Grecia se festejaban las vacanales. Los romanos tenían las fiestas Saturnales. Durante la Edad Media se terminaba de forjar la tradición del carnaval como la conocemos hoy. En Venecia pobres y ricos se ponían máscaras para mezclarse entre sí y no ser reconocidos.
Pero el propósito siempre era el mismo “Liberación Popular”. Los carnavales pasaron a ser el momento acuariano en donde esos límites en forma de imposición se deshacen, donde todos somos iguales y jugamos a elegir, al menos por unas horas, quienes queremos ser, sin prejuicios, sin vergüenza ni miedo. Mostrar un poco de la verdad que escondemos detrás de una máscara o, tal vez, darnos cuenta que detrás de una hay otra y otra y otra…


Gabriela Suazo, escritora, reikista, estudiante y pensadora diletante de astrología y tarot.

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