«Lo que no puede tomarse volando hay que alcanzarlo cojeando”
[Últimos versos de «Die beiden Gulden», versión de Abu Hariri {escritor y filólogo árabe} Freud, S. Más allá del principio del placer-1920).
También citó estos versos, asimismo, en su carta a Fliess del 20 de octubre de 1895 Freud, Carta 32
La escritura dice: cojear no es pecado
“No hay más causa que de lo que cojea” J. Lacan Seminario XI (1964)
Escribir sobre los sueños en este momento de pandemia nos lleva a preguntarnos: cuándo nos despertamos de esta pesadilla?
Sensación de extrañeza y perplejidad inundan estos días, semanas, meses. Falta de respuestas, incertidumbre, cambio de reglas y de hábitos. Más preguntas que respuestas. Todo se ha corrido, se ha desplazado. Espacialmente nos encontramos aislados como única defensa (por el momento) contra el covid 19. Desplazados de nuestros lugares habituales (trabajos, escuelas, universidades) y separados de muchos de nuestros afectos y de los libros, aquietados en el consultorio.
También hay desplazamientos temporales. Una paciente decía: “me baño a las 3 de la mañana, hago una torta a la medianoche y me duermo cuando sale el sol”.
Se presentan trastornos del sueño, insomnio, dificultad para conciliar el sueño, o interrupciones del mismo. Es muy frecuente lo que señala la paciente citada, un corrimiento de los horarios del sueño y que sobretodo en los más jóvenes, se produce asociado con juegos grupales online en la franja nocturna. No poder parar de pensar, no poder parar de jugar, entre otros, son síntomas que se presentan en esta época.
Otra paciente dice que no puede dormir. Su hogar, como otros, se ha convertido en un multiespacio de trabajo de ella y el marido y además escuela, para su hijo. Todo en un mismo lugar. Ellos y las tareas. Esto seguramente tiene consecuencias. Inició tratamiento en este momento de aislamiento obligatorio y por dispositivo on line. En el caso de Ana, así llamaré a la paciente, todo es un continuum. Significantes como enchufar, desenchufar, conectar, desconectar, no se alternan demasiado. Ella abre la computadora del trabajo el fin de semana o lee su cuaderno de notas en horarios y días no laborables. Uno de sus mayores placeres es la siesta, últimamente no lo logra. No hay corte, no hay intervalo. Intervengo y digo en una sesión: “dormir es un corte”. Corte al estado de vigilia, regula el día y la noche, Ana no duerme, parafraseando a Spinetta, Ana no sueña, por ahora.
*Qué dice la ciencia acerca del sueño?
“Podríamos decir que dormimos para poder estar despiertos por el día y que, precisamente porque estamos despiertos y activos durante el día necesitamos dormir. El sueño es una necesidad básica del organismo y su satisfacción nos permite la supervivencia. Todo lo que pasa en el cuerpo humano guarda un equilibrio modo resumido, y si falla este equilibrio el organismo tratará por todos los medios de volver a recuperarlo. Gracias a los experimentos de privación de sueño se ha comprendido que cuando se elimina “completamente” la posibilidad de dormir en un organismo, sobreviene la muerte. Cuando se le priva de sueño temporalmente o parcialmente, es decir no se le deja dormir un día, o no se le permite tener alguna fase concreta de sueño, en el organismo se produce en respuesta un aumento de la fase que se ha anulado y de la necesidad de sueño en los días posteriores a dicha privación. Esto viene a confirmar que el organismo tratará por todos los medios de conservar su equilibrio recuperando aquello de lo que se le ha privado”. (Instituto del sueño)
La ciencia habla de organismo y apunta a su equilibrio, pero muchas veces ese equilibrio se rompe y se intenta, a través de pruebas y estudios del sueño, detectar el problema para restituir la homeostasis. Pero el sueño no es solo un producto neurofisiológico…
*La interpretación de los sueños
Todo sueño nos dice Freud en “La interpretación de los sueños” (1900), aparece como producto psíquico, provisto de sentido. Da un panorama del pensamiento científico de su época acerca de los problemas del sueño: “Hasta hace muy poco la mayoría de los autores se veían movidos a tratar juntos el dormir y el soñar…” En los trabajos recientes, continúa Freud, “Poca ocasión he tenido de ocuparme del problema del dormir, pues es esencialmente fisiológico, aunque en las características del estado del dormir tiene que estar contenida la alteración de las condiciones de funcionamiento del aparato psíquico”.
En ese texto y en otros sostiene su postulado: el sueño es una realización de deseos. Otra afirmación freudiana acerca del sueño que es la vía regia del inconsciente. Es un elemento a descifrar, a leer como un texto, a interpretar. Pero se encuentra con un límite.
«Aun en los sueños mejor interpretados es preciso a menudo dejar un lugar en sombras, porque en la interpretación se observa que de ahí arranca una madeja de pensamientos oníricos que no se dejan desenredar, pero que tampoco, han hecho otras contribuciones al contenido del sueño. Entonces ese es el ombligo del sueño, el lugar en que él se asienta. En lo no conocido. Los pensamientos oníricos con que nos topamos a raíz de la interpretación tienen que permanecer sin clausura alguna y desbordar en todas las direcciones dentro de la enmarañada red de nuestro mundo de pensamientos. Y desde un lugar más espeso de ese tejido se eleva luego el deseo del sueño como el hongo de su micelio».
*Los sueños de angustia
A partir del análisis de los sueños en las neurosis traumáticas Freud encuentra que los mismos no responden a su afirmación inicial, al servicio del cumplimiento de deseo, regido por el principio del placer. Obedecen a la compulsión de repetición, a un más allá del principio del placer. Entonces hay un inconsciente a descifrar que se lee en el texto del sueño, como formación del inconsciente y hay lo que Freud denominó el ombligo del sueño como un núcleo apelotonado que en el sueño resiste a la interpretación. No sólo resiste, sino que despierta, interrumpe el dormir.
Podríamos ubicar allí un punto de falla, el sueño ya no es el guardián del dormir. Aparece la angustia, que da cuenta de ese fracaso. Hay un límite, hay algo que queda por fuera de la representación, no ligado. Resto y causa de la repetición. Límite de lo indecible, lo que no cesa de no escribirse. Entonces, los sueños traumáticos no responderían al principio del placer, ni al cumplimiento de deseos, sino a la compulsión a la repetición que se vincula con el trauma, momento de inscripción anterior al principio del placer. Cuando se constituye el aparato psíquico hay una energía que queda libre, que no se une a ninguna representación. Algo irrumpe en estos sueños ya no del orden de lo representable, que da testimonio de lo no ligado del trauma. Eso inasimilable no puede tramitarse, y se produce un encuentro siempre fallido con lo real.
“Lo que despierta no es la realidad psíquica, tampoco la realidad material, otra realidad que está detrás de la pantalla del sueño: la pulsión”.
Lacan señala en el Seminario XI que hay un agujero y cicatriz. Entre la causa y lo que afecta hay siempre cojera. El sueño al igual que el fantasma vela ese agujero. Cuando interpretamos un sueño dice Lacan, no se trata de “qué quiere decir eso?”, sino “qué es lo que al decir, eso quiere? Se trata de lo que empuja también en el sueño: el goce, la vertiente pulsional. El cuerpo del soñante está allí, tiene efectos sobre él. El inesperado despertar se produce no sólo con un monto de angustia, también, en muchos casos, hay agitación, sudoración, llanto.
En la presentación del XII Congreso de la AMP se lee “Encontramos interrupciones ligadas al despertar y que habría que verificar en cada ocasión de qué tipo de interrupción se trata. Pero también cuando se interpreta el sueño hay un límite llamado ombligo. En ambos casos la estructura del sueño con su despertar y su límite permite situar una orientación en la cura”.
Hacer uso de los sueños en un análisis como instrumento del despertar, es lo novedoso que introduce Lacan. El acento está puesto en el despertar, sin desterrar el desciframiento o partiendo de él.
“Tengo todo el derecho, tal como Freud, de compartir mis sueños con ustedes. Al revés que los de Freud, no están inspirados por el deseo de dormir. Lo que me mueve, más bien, es el deseo de despertar”
Deseo de despertar: me anima a continuar la lectura de la última enseñanza de Lacan y posiblemente pueda causar otro trabajo.
¿Cómo despertaremos de esta pesadilla pandémica?
Se tratará de pasar de los sueños, al sueño en singular.
De la pandemia (etimológicamente: pan: totalidad y dêm: pueblo), al efecto singular en cada sujeto.
Allí donde la ciencia tiene un programa, lo inesperado irrumpe. Por un lado un real: un virus, un tsunami, un terremoto. Por otro, lo real de cada sujeto. Por esta dirección nos orientamos nosotros, psicoanalistas, causando entonces el despertar del analizante?
Bibliografía:
*Freud,S. La interpretación de los sueños
*Freud S. Más allá del principio del placer
*Lacan, J. Seminario 11 Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis
*Allende, Siegel, Capelletti, Tur “Los fundamentos freudianos del goce” Serie Qué será-El goce tomo 5
*Baudini, Naparstek Presentación del XII Congreso de la AMP. El sueño y su interpretación y su uso en la cura lacaniana.
Graciela Abrevaya, psicoanalista.
Miembro del Instituto Oscar Masotta –Conurbano sur-
Co-responsable del Taller “La construcción del caso en Psicoanálisis”. IOM-Conurbano sur- Universidad Nacional de Avellaneda.
abrevayagraciela@gmail.com
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