Hernán Lasque:  «Fundacional / Fuimos invisibles»

Fundacional *

¿Dónde se inscribe un asunto que nos llega antes que nosotros a él?
Asunto piedra, símbolo,  
una descarga al futuro   
¿qué sitio     del cuerpo
lo aloja?

Pongamos por caso esta historia: 
Obligado a experimentar lo no deseado,
el niño enfrenta a una situación que dejará su marca, 
una pedrada en la frente;
es su padre quien ha lanzado el golpe, 
la piedra fundacional. 
Habitará el daño como se habita una casa
Encontrará incluso 
cierta comodidad.   

Transitan una avenida que los desprende de la ciudad,
los ojos del pequeño pasean despreocupados por las fachadas de las casas, su padre conduce. 
Gradualmente las luces se ponen tenues, no avanzan más allá, no van sobre sobre la verdadera oscuridad.
   
Dejan de verse personas caminar y también las casas comienzan a discontinuar.
Pasate atrás- rompe el silencio-, no hagas ruido, escucha. 
El padre quiere que escuche con sus oídos, con su forma, 
no con los de un niño,
sino con los de  ya  un varón.

La piedra se repartirá como un miasma en el futuro del joven,
sus defensivas, lo elusivo y la observación y el control:  
su propia evolución de los miedos, su encadenado de fantasmas y reales, juicios de la piedra. 
Se detiene el auto.  
El niño es un ovillo de carne y oídos en la parte de atrás, 
pegado al respaldo del asiento del acompañante. 
-No hagas ruido- 
De afuera le llega los pasos en la vereda. Tacos. 
La ventanilla baja, 
un perfume y la voz de una mujer aturden el interior, y sus sentidos. 
El diálogo es mínimo, interminable. 
Demasiado obsceno. 

En su casa, la cena
¿el hermano, sabrá?   
El padre dice gracias. 
La mujer dice a vos.

Se pone en movimiento el auto.
Persiste el perfume, lo marea. 
Luego de unos metros 
sale de su ovillo.



¿Qué anzuelo 
devora un pez 
que aún no sabe del hambre?


*Texto publicado en Revista Ecos –Psicoanálisis y Sociedad-, Edición 01, año 2021. (IOM2 Cid Neuquén - IOM2 Instituto Oscar Masotta)


Fuimos invisibles  (La memoria es un genio de humo)

1
Sentados en la gramilla, masticábamos coditos de caña tacuara.
Veíamos la columna de humo crecer, repartir el hollín en el celeste soleado. 
                                                  
¿en qué momento,
quién
dijo?:
las cañas estallan.
 
2
En el medio hay una laguna, 
un pantanito en cuyo centro flota un tronco negro 
un cocodrilo africano que, 
sobre su ébano mojado, 
cada siesta hamaca un yacaré:
cuentos que nos contábamos.

3
Primeros cigarrillos,
paquetes de 10, 
negros, rubios, mentolados y
caminar a distintos lugares, es decir a ninguno,
fumar tranquilos,
lo hacíamos por placer,
por probar, 
por aprender.
Nadie debía vernos.
Fuimos invisibles. 

4
Primera plana del diario: 
“Incendio intencional en el Polideportivo” 
Las sirenas que escuchamos 
desde atrás de la lomada, a cien metros,
viendo el genio de humo crecer contra el paño azul del verano, 
eran tres camiones de bomberos. 
Tres autobombas,
dijimos  

5
Caminábamos por las estrechas galerías 
Fumábamos a medias, cortábamos algunas cañas
mojarreros que nunca usábamos.
Nos metíamos al río en brazos medio escondidos 

Armamos un montículo de hojarasca. Eso hicimos. 

¿Del bolsillo de quién cayó el bic blanco en la corrida?
No se sabrá y está bien
está en la foto del diario 
con el medio atado de Chester
todo chamuscado,
blanco,
intacto.

6
Las cañas se partían, 
la lengüita azul del fuego amarillo lamía su azúcar de fibra verde
¡Plaf! 
Nos desprendimos como liebres de una tala de monte,
la estampida nos lanzó hasta las moras
a la sombra 
en el bajo
jadeantes
abrimos la boca
desentendidos del carbón en las manos,
del ardor en las piernas 
de los camiones acelerando en las callecitas internas, 
los chorros de agua, las mangueras arrastrarse, 
las cañas
plaf 
…
más de una hora de trabajo.
Entre tanto…  


  7
… Dedicados a la cosecha completa de dos moritas cargadas,
al resguardo del sol calcáreo de enero, 
remeras pegadas al cuello, componíamos el cuadro final:
un puñado de pibitos en el espejo retrovisor del último autobomba yéndose.  

Hernán Lasque, escritor nacido en Concordia, Entre Ríos, en 1977. Desde el 2004 vive en Neuquén y hasta hoy ha publicado el libro de cuentos Ratón Blanco (Ed. Colisión Libros, 2009); el relato Lizeta (Ed. Colisión Libros, 2012); los poemarios Lamen (Ed. Buenos Aires Poetry, 2017), Maratón Dromedaria (Ed. Leviatán, 2020) y Tres andariveles (Poesía. Ed. Lo hago como puedo, 2020); la novela La casa un tiempo equis (Ediciones de la Grieta, 2021) y el libro de cuentos Si no late (Cuentos. Ed. Colisión Libros, 2022).