Rodolfo Fucile: «El dibujo para mí es como una especie de respiración»

Devenir 111: Comienzo con una anécdota. Años atrás conversando con un amigo, al elogiarte me encontré diciéndole: “Me gusta cómo dibuja, joder… En particular, cómo mira.” Te pregunto entonces cómo situás –si considerás que lo hay- el lazo entre el mirar y el dibujar…
Rodolfo Fucile: Sí, por supuesto que hay un lazo. La manera de mirar determina la de dibujar (y viceversa). Yo suelo decir que retengo con más facilidad las formas y los contornos que los colores, por ende cuando dibujo utilizo más línea y quizá los contrastes; dibujo más en blanco y negro o monocromo. En este sentido, suelo elegir herramientas que me ayuden más a representar estos elementos, como el lápiz, la microfibra, la birome… No es que no vea los colores, pero a veces tengo que hacer un esfuerzo para diferenciarlos o recordarlos, en cambio los movimientos de la línea los capturo más intuitivamente.

Devenir 111: Hace poco en un posteo tuyo en face te dirigías a otros que tal vez recién comienzan definiendo el dibujar por la vía del “oficio”. ¿Podés contarnos cómo pensás la “transmisión”, la “enseñanza”; y al dibujar como oficio?
Rodolfo Fucile: El dibujo es un oficio, o bien, tiene una parte importante de oficio, relacionada con el manejo de las herramientas (por mínimas que sean) y el entrenamiento de la mano para poder representar de la manera más fiel posible eso que viste o imaginaste. Es algo que se adquiere con la práctica y el docente tiene que buscar los caminos posibles para transmitir eso que domina, atento a las dificultades del alumno. Como en cualquier oficio. Si alguien quiere dibujar un rectángulo, tiene que entender cómo es, cómo se construye, tiene que entrenar el pulso para que no le quede un trapecio o un óvalo, por decir algo.
Después está la parte quizá más interesante y profunda, que es poder contar algo propio y encontrar los recursos expresivos para hacerlo. Ése ya es un trayecto más subjetivo, donde no hay fórmulas ni verdades absolutas. Uno, desde su experiencia, puede mostrarle cosas al otro, sugerir variantes, meterse en su cocina para ayudarlo a preparar ese plato, que en un principio es incierto. Sería como acompañarlo desmalezando el camino, pero teniendo presente que el protagonista es el otro.
Devenir 111: ¿Considerás que hay algo “innato” en la habilidad para dibujar, o que “cualquiera” puede hacerlo pues “el dibujar adiestra la mano”?
Rodolfo Fucile: Desde chicos todos tenemos la capacidad de expresarnos a través de líneas, formas, los primeros garabateos; eso está en todos. Luego, como te decía, el dibujo es un oficio que se adquiere y mejora con la práctica, se entrena… Todos podemos dibujar, bien; y después está en cada uno ver lo que tiene para contar, cómo puede desarrollar esa “voz propia” –ahí es donde está lo distintivo que pueden tener algunas personas-. Incluso hay gente con mucha técnica que no tiene algo muy propio para decir y se nota; y otra gente con ciertas limitaciones o un trabajo de dibujo en desarrollo, pero imaginación y expresividad, o buenas ideas…

Devenir 111: ¿Cómo nace y habita en vos la pasión por dibujar? ¿Cómo vivís ese “acto”? ¿Recordás el momento en el que dijiste algo parecido a “Esto es lo mío, me voy a dedicar a esto”, o “Yo soy dibujante/ilustrador”?
Rodolfo Fucile: Mirá, yo dibujo desde que tengo memoria. Nunca dejé de hacerlo. Primero como un juego o un pasatiempo y luego de manera más consciente, con la intención de crear historietas, caricaturas, libros. Pasé por todos los estados posibles, así que no podría resumirlo en una frase. El dibujo para mí es como una especie de respiración, porque no sólo dibujo con un objetivo, sino que lo tengo como un cable a tierra, dibujo en cuadernos todos los días un poco. Dibujo lo que veo, lo que imagino. Además, desde chico siempre quise laburar de dibujante, asique comencé haciendo changas por mi cuenta (retratos, remeras, carteles, etc.) y después empecé a buscar trabajo freelance en editoriales, productoras, agencias. Nunca vi al dibujo como un arte “impoluto” sino como una salida laboral, y es mi fuente de ingresos desde los veinte años, más o menos.
Devenir 111: En la introducción a “Fuera de serie” hacés referencia al asunto… Aun ¿nos contás, incluso en la “diaria”, cómo son los modos de construcción de tus obras?
Rodolfo Fucile: Qué bueno que recuerdes ese libro, porque es el resultado de una serie de experimentos de una época en que estaba en crisis con el dibujo. Yo estaba muy condicionado por el trabajo por encargo, donde siempre tenía que dibujar a partir de una pauta, entonces -incluso en mis trabajos más personales- primero pensaba la “idea” y luego trataba de representarla en el papel. Eso me producía cierto fastidio y sentía que el dibujo se endurecía, que perdía frescura. Entonces empecé a practicar lo de dibujar sin idea previa, largarme a tirar líneas sin rumbo, improvisando. En esto influyó bastante mi amigo y colega Lisandro Demarchi, con quien teníamos (y aún tenemos) una fluida correspondencia sobre el proceso creativo. Este cambio en el procedimiento me devolvió la libertad para dibujar. Obviamente la mayoría de las cosas que me salían eran un mamarracho, jaja, pero fue un camino “surrealista” que me ayudó a soltar la mano y a encontrar nuevos temas, nuevas ideas más ancladas en el lenguaje gráfico. De a poco empezaron a salir cosas más sólidas. Es un proceso de trabajo más abierto, donde uno tira líneas, formas abstractas, hasta que aparece algo reconocible. Ahí para un toque, une elementos, va desarrollando la idea en el papel, y el dibujo tiene más soltura (y quizá más locura, por decirlo de algún modo). También me ayudó a amigarme con el método tradicional y ya no me frustra. Me muevo entre esos dos universos, que ahora están conectados.

Devenir 111: ¿Qué son para vos: hoja – lápiz – mano – trazos – mancha…?
Rodolfo Fucile: Mis herramientas…
Devenir 111: Hablando de herramientas ¿cómo te llevás con las “nuevas tecnologías”?
Rodolfo Fucile: En cuanto a los métodos digitales para producir, me parecen totalmente válidos y hay cosas muy interesantes. Por necesidades laborales incorporé desde el inicio el trabajo con programas digitales de edición de imágenes, tableta gráfica… Si bien no es la técnica que más me gusta (prefiero materiales artesanales, lápiz, tinta, papel…), son una caja de herramientas en la compu que aportan ricas posibilidades. Si hay oficio en el dibujo, uno puede potenciarlo con lo digital –que no va a sustituir la parte creativa- sacando un buen resultado. En cuanto a redes, plataformas… me parece súper útil para hacer circular la obra, utilizar todos los canales posibles de difusión.
Devenir 111: Supongo que por un lado ahí estás vos y el dibujar/el dibujo. Pero también hacés llegar tu obra al otro, la/te exponés, te dirigís al otro… ¿Cómo ubicás esa cuestión?
Rodolfo Fucile: Aunque uno esté solo en frente al papel, siempre hay un otro, un diálogo público hipotético. El tema te lo impone. Uno se imagina quién podría verlo, valorarlo, criticarlo. A veces también me imagino que lo ve un gran maestro y me caga a pedos, jaja.
Devenir 111: En nuestra charla previa por wap surgió la palabra “resetear”. ¿Podés ubicar cambios en tu recorrido como dibujante/ilustrador, modificaciones de perspectivas en el devenir de tu obra?
Rodolfo Fucile: Sí, claro, como el cambio que te contaba antes: de pensar y dibujar, a dibujar pensando. Pensando y sintiendo, claro. También, por supuesto, hubo cambios de acuerdo al tipo de trabajo, porque no es lo mismo ilustrar un cuento de otro que uno propio. O dibujar un storyboard de una película o una publicidad (que es un trabajo que hago habitualmente). Todas esas experiencias te obligan a cambiar el punto de vista, el método de trabajo y también a comprender qué rol ocupa uno en ese proceso más general.
Devenir 111: También supongo distinto tu hacer si se trata de publicaciones por encargo, independientes, para libros o diarios, relatos ilustrados…
Rodolfo Fucile: Exacto. Cuando dibujo por puro placer o estoy creando una obra propia (sea un libro ilustrado o un simple dibujo), yo pongo las reglas, los tiempos, mi enfoque… Si no me gusta lo cambio o lo abandono y voy por otro lado. En cambio si tengo que graficar una escena para que otro la filme, tengo que entender qué quiere contar, estar atento a sus indicaciones o a sus dudas, para ver qué propuesta o solución le puedo dar desde mi lugar. Es un trabajo de equipo, donde yo cumplo una función y tengo que poder interpretar qué necesita el otro para que la obra salga bien.
En el caso de los cuentos ilustrados de otro autor, o las notas periodísticas, también estoy sujeto al tema y la orientación que le dio el otro, pero es un trabajo de más tensión, porque ahí sí tengo un rol más autoral (desde el dibujo). Digamos que la ilustración comenta, acompaña, se aleja, agrega otra mirada al tema. Una mirada no siempre coincidente. Eso depende también del margen que me dé el editor, por eso es más tenso.
Devenir 111: ¿Tu opinión sobre la historieta, el comic?
Rodolfo Fucile: Siempre me gustó. Especialmente en la adolescencia quería dedicarme a la historieta; la vida me fue llevando para otro lado y me volqué más a la ilustración. Es un lenguaje muy interesante, donde el dibujo tiene un rol narrativo, de acción, y tiene que dialogar permanentemente con la palabra escrita. En la historieta muda el dibujo tiene que ser narrativo y muy expresivo a la vez… Al respecto me gusta mucho Thomas Ott, autor contemporáneo que trabaja con una técnica de esgrafeado. Ya de chico me fascinó la obra de los Breccia (Alberto y Enrique)… Tiene cierta conexión con algo que sí hago mucho que es el storyboard para cine y publicidad… La Rejilla, un libro mío, de algún modo es una historieta, aunque la diagramación es distinta… Tal vez en algún momento salga algo, y en ese caso lo voy a mostrar!

Alberto Breccia

Devenir 111: Va un planteo… La escritura, en un punto, parece ceñirse más a una lengua; el dibujo, sin eximirse de ella, parece acercarse más –como la música- a cierta “universalidad”…
Rodolfo Fucile: Es cierto que el dibujo se puede apreciar y disfrutar más allá del idioma; pero a la vez, como usamos símbolos, que pueden condicionar la interpretación… No sé, si vos dibujás un tipo con los dedos en V, en EEUU pueden pensar que es un pacifista, pero en la Argentina van a creer que es peronista. O sea que hay ciertos gestos, códigos visuales que cambian según la región y hacen que el mensaje llegue con ruido o no llegue. No obstante, hay algo fascinante que tiene la música, que es esa abstracción sensible, por ponerle un nombre, que me encantaría poder lograr con el dibujo. De hecho a veces dibujo con música de fondo, tratando de seguir la música, como un instrumentista más. Un estilo de dibujo no tan centrado en el tema sino en la forma, en la expresión de la línea y la mancha. No sé si alguna vez podré transmitir eso con un dibujo, pero al menos yo disfruto la elaboración, menos racional y más emotiva.
Devenir 111: Dos apreciaciones concretas sobre tu obra. Hay dibujos tuyos que son como “registros” del andar cotidiano (de una situación, un instante –que a la vez inscribe su textura socio histórica-). Hay dibujos tuyos habitados por cierto “humor” (desde la candidez hasta la ironía o el sarcasmo)…
Rodolfo Fucile: Bueno, lo del registro cotidiano siempre me interesó. Yo salgo con el cuaderno a todos lados y en cualquier momento libre dibujo lo que veo. A veces lo hago especialmente, me voy a un bar o salgo con la bici y voy parando donde algo me atrae. Me gusta dibujar a la gente. No con modelo “en pose”, sino a la gente en acción, haciendo su vida, trabajando, charlando con los vecinos. Además de practicar el dibujo gestual voy robando pedacitos de la vida cotidiana. De ahí tal vez salgan otros personajes o pequeñas historias. O quizá queden ahí, como parte de un trabajo documental. En realidad soy chusma y el dibujo es un excusa para espiar a la gente! Y en cuanto al humor, también me gusta. Hay un libro (mi primer proyecto de autor) que se llamó Artistas irrelevantes. Son historias ilustradas, en tono de sátira sobre el mundillo cultural. Ahí también escribí muchos relatos. Después no volví a hacer un libro intencionalmente humorístico, pero creo que el humor está presente de un modo más absurdo en algunos dibujos.
Devenir 111: El disparador de este número de la revista es “Desobediencia”. Algo que podría articularse a tus Semana trágica, Fosa Común, La Rejilla, El supervisor… Aun, ¿se te ocurre algún dibujo particularmente relacionado a ella? ¿participa de algún modo en el “proceso creativo”? En todo caso ¿cómo pensás la desobediencia?
Rodolfo Fucile: Uh, no es fácil esta pregunta… Tendría que pensar en los dibujos… En principio creo que la desobediencia no tiene tanto que ver con transgredir porque sí, sino con animarse a pensar críticamente, salirse del molde. Y eso, aunque hoy tenga mala fama, tiene que ver con valorar y preservar la individualidad. Lo digo porque hay -sobre todo en mi entorno social- un fetiche con lo “colectivo”. Parece que lo individual es malo, es egoísta. Y lo colectivo es bueno y solidario. Y en los últimos tiempos noto que esa idea “colectiva” es en realidad corporativa; un corset para el pensamiento propio. Si te corrés de ahí, te linchan, te acusan. En este momento de mi vida y en este contexto, creo que la desobediencia pasa por bancarse disentir, bancarse el hecho de ir contra la corriente (si uno encuentra motivos para hacerlo) y me refiero a desobedecer el mandato de tu pequeño universo social, laboral, político (porque vociferar contra los grandes “poderes” es fácil; no le jode a nadie). En cuanto a lo creativo, no tengo una idea muy formada al respecto, o tal vez no es algo que me interese especialmente. Actualmente hay una gran diversidad en lo artístico y casi cualquier cosa está aceptada o es rápidamente asimilada. Obviamente hay estilos y expresiones que son mejor recibidas o más “rentables”, pero podés hacer lo que se te cante y encontrar un lugarcito y un público. O sea que la desobediencia pasa por otro lado, creo, más relacionado con el posicionamiento frente a ciertos temas donde, si no te alineás con la tropa, te convertís en un paria.
Devenir 111: Por un lado, dos frases que recorto de nuestra cultura –donde las imágenes… abundan-: “Una imagen vale más que mil palabras” – “La imagen muestra, pero no demuestra”. 2) Por otro, tus dibujos trazan situaciones y lógicas del vivir en nuestra cultura. Aunque nuestra cultura parece “usar” las imágenes de modo muy distinto…
Rodolfo Fucile: Respecto a las frases, pienso que estamos inundados de imágenes pero gobernados por la palabra, por el enunciado verbal, que es el que te dice cómo interpretarla (y que incluso la anula). En los medios se usa la imagen para llenar un espacio o impactar, pero lo que cuenta es el titular, la bajada que hace el editor del diario, la web o el conductor de un programa. Por ahí en el campo artístico pasa otra cosa, siempre y cuando el público se dé el tiempo y el espacio para “leer” la imagen, saborearla, abrir los sentidos y dejarse llevar. Pero para que eso ocurra se necesita una predisposición y una concentración que no siempre es acorde con el ritmo en el que vivimos, donde parece que tenemos que devorar todo rápido, acumular información, buscar explicaciones rápidas y seguir consumiendo otros estímulos.
Devenir 111: En el camino te habrás cruzado con dibujantes/ilustradores que han tenido valor para vos, que respetás. ¿Podés nombrarnos algunos, y por cuáles razones?
Rodolfo Fucile: Muchos, no podría nombrar a todos. Hoy me limitaría a mencionar a mis colegas de Dibujantes en Colectivo, que es el grupo con el que recientemente hicimos una linda experiencia autogestiva, editamos un par de publicaciones y armamos ferias-muestras de pequeño formato. Todo con dos mangos y mucho empuje. También a Demarchi que, además de compartir ideas sobre el dibujo, me transmitió muchos de sus conocimientos sobre autoedición. Y a Teyo, que no es de mostrar en las redes, pero es un gran dibujante, compañero de ruta en el oficio de ilustrador (laburamos juntos en nuestros comienzos) y un gran amigo de la vida.

Devenir 111: Te transmito la inquietud de Chela, una sorprendente vecina jujeña que hoy me encargó sin más: “Preguntale a Fucile sobre este sueño que tuve anoche: El General Cipriano Forres marcha con decisión equívoca en un Taunnus rojo, al oceánico festival.”
Rodolfo Fucile: Ja! Qué grande Chela, se leyó Artistas irrelevantes y le dio una vuelta surrealista. Decile que el día menos pensado dibujo ese sueño y se lo mando dedicado.

Devenir 111: Para finalizar contanos en qué andás, qué estás haciendo/presentando ahora…

Rodolfo Fucile: Bueno, para variar sigo con los dibujitos, jajaja. El año pasado fue muy intensivo a nivel laboral, por suerte, gracias al repunte de algunas áreas como la producción audiovisual, que en 2020 había estado bastante parada por la cuarentena y las restricciones. Así que traté de aprovechar la racha y descuidé un poco la producción más personal. No es que haya dejado de dibujar para mí, pero todavía no cerré ningún proyecto. Tengo un laburo de bocetos urbanos, más de tipo documental, sobre la zona textil de Avellaneda (en el barrio Flores). Lo tengo medio en suspenso, pero ya lo voy a retomar. También me gustaría editar un compilado de dibujos de línea blanco y negro, de esos más oníricos o absurdos. Hay mucho material que tengo que volver a ver con otros ojos. Tal vez en 2022, si se alinean los planetas, se conviertan en libro.


Rodolfo Fucile, ilustrador y dibujante nacido en Buenos Aires en 1978. Estudió Bellas Artes y continuó su formación de manera autodidacta. Publicó los libros Artistas irrelevantes (2008), Vicios y virtudes del Carnicero (2010), El Supervisor (2012), Fuera de Serie (2013) y Bagatelas. Dibujos de Buenos Aires (2016). Desde hace veinte años trabaja de manera independiente ilustrando libros, diarios y revistas, tapas de discos y storyboards para producciones audiovisuales. También dicta clases de dibujo e ilustración en su taller particular. Expuso en el CC Roberto Fontanarrosa, Rosario (2017). Galería Bustillo y Espacio Pájaros (CABA, 2018). Es integrante de Dibujantes en Colectivo.
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