Sabino Villaveirán: «Educación Sexual Integral en la Escuela Primaria»

Intentaremos abordar este tema tan central en la formación de la persona en tanto sujeto individual y social, como lo es la educación, atendiendo a todos los vectores que convergen para favorecer o entorpecer el desarrollo de la actividad de enseñanza-aprendizaje, en donde La Escuela es un factor determinante.
Elegimos dar el puntapié inicial refiriéndonos a la Educación Sexual Integral (ESI), ya que representa un desafío para la anquilosada estructura que sostiene a la institución escolar y debió imponerse a oposiciones acérrimas de los factores de poder más arcaicos y conservadores.
La educación es un derecho que las personas tienen. La ley 1420 del año 1884 establece la obligatoriedad y gratuidad como condiciones fundamentales de la educación. Con el tiempo se agregaron otros conceptos como la laicidad y la universalidad que enriquecieron y ampliaron su marco de acción. La implementación de la ESI amplifica ese derecho, toda vez que constituye un Derecho Humano en sí mismo. Está establecida en la ley 26150 del año 2006 y se propone incorporar la Educación Sexual Integral dentro de las propuestas educativas orientadas a la formación armónica, equilibrada y permanente de las personas. Participaron en la formulación del texto de la ley todas las jurisdicciones dependientes del Ministerio de Educación, expertos en la materia y teóricos de la educación, así como también La Iglesia Católica y la Universidad Católica Argentina (UCA). Como todo debate en el que se ponen en discusión aspectos que tienen que ver con los derechos, y máxime cuando aparece la palabra sexo, los grupos más conservadores de la sociedad ponen el grito en el cielo y conducen la disputa por los dudosos caminos de la moral, según los cuales la Educación Sexual debe tratase dentro de paredes del hogar de acuerdo a los dogmas y preceptos que cada familia considere, relegando a La Escuela a un rol meramente informativo. Gracias al trabajo sostenido de referentes de la intelectualidad, de organizaciones sociales, de docentes y del Estado, y por resolución 45/08 del Consejo Federal de Educación, surgieron los Lineamientos Curriculares para la Educación Sexual Integral, que definen un piso común de orientación y contenidos para todas las escuelas públicas de gestión estatal o privada, con carácter de obligatoria y laica. Aunque en su artículo quinto se faculta a cada institución a decidir qué abordaje habrá de darle a la materia haciendo entrar, así, a la ESI en una zona gris por la que pueden moverse las ideologías o creencia más conservadoras; de todos modos, representa un avance incuestionable en los alcances a los que la escuela puede acceder y en la consolidación de derechos para las alumnas y los alumnos que le dan sentido.
La ESI se apoya en cinco pilares fundamentales: Cuidar el cuerpo y la salud, valorar la afectividad, garantizar la equidad de género, respetar la diversidad y ejercer los derechos.
El primer gran punto a definir fue el concepto de “sexualidad”. Tradicionalmente la sexualidad estaba ligada exclusivamente a la genitalidad. Ahora se sabe que la expresión de sentimientos, el amor, la amistad y la atribución cultural de roles exclusivos de mujeres y varones y las diversidades de género, son aspectos sustanciales en la formación de la persona y convergen para acrecentar y fortalecer la noción de sexualidad. Por otra parte, se pensaba también, que los temas referidos a lo sexual, aún desde el tratamiento más elemental, no eran propios de los aprendizajes de la infancia. La premisa de la ESI se basa en que considera a la sexualidad como una de las dimensiones constitutivas de las personas, relevante para su despliegue y bienestar durante toda su vida, que abarca tanto aspectos biológicos, como psicológicos, sociales, afectivos y éticos. Se expresa en forma de pensamientos, fantasías, creencias, actitudes, valores, actividades, prácticas, roles y relaciones. La sexualidad se practica y expresa en todo lo que somos, sentimos, pensamos y hacemos. Asumir la educación sexual desde una perspectiva integral no solo demanda un trabajo dirigido a promover aprendizajes desde el punto de vista cognitivo, sino también en el plano de lo afectivo.
La implementación de la ESI significó un gran desafío para toda la comunidad educativa ya que vino a desplazar el paradigma tradicional y tuvo que abrirse paso derribando prejuicios, creencias, estereotipos y tabúes que, la sociedad en general y la escuela en particular, fueron incorporando a lo largo de la historia. Para las y los docentes también significó un reto; pero uno edificante, toda vez que implicaba una superación personal y profesional.
El marco teórico en el que se encuadra la enseñanza de la ESI es sumamente rico e interesante ya que aporta un enfoque innovador y superador de los alcances a los que la escuela puede acceder y propiciar. Implica entender la educación y los procesos de enseñanza-aprendizaje desde una lógica diversa y abarcativa que facilite la inclusión y donde la diferencia sea solo eso y no un motivo de exclusión.
Dadas todas las aristas que propone la ESEI, resultaría imposible e insuficiente abordar su órbita de acción en una sola entrega, de manera que prometemos seguir sumergiéndonos en sus profundidades en números posteriores; para pasar, ahora, a exponer y desglosar alguno de los propósitos y contenidos propuestos para los distintos ciclos de la escolaridad primaria con el fin de entregar un pantallazo general de la materia que, no solo permita al lector conocer la justificación de la ESI, sino también su implementación.
La ESI es un área transversal, o sea que atraviesa todas las demás áreas que forman la currícula escolar y abarca la educación inicial, primaria y secundaria. Dentro de sus propósitos formativos podemos nombrar el de ampliar el horizonte cultural desde el cual alumnas y alumnos desarrollan su subjetividad reconociendo sus derechos y responsabilidades, y reconociendo los derechos y responsabilidades de las otras personas; estimular la apropiación del enfoque de Derechos Humanos en el marco del cumplimiento de los preceptos constitucionales; promover el aprendizaje de prácticas relacionadas con la prevención de diversas formas de vulneración de los derechos: maltrato infantil, abuso sexual, trata de niñas y niños.
Dentro de los contenidos, es primordial que quede clara la idea de qué es un derecho, de que todas las personas tienen derechos y que existen derechos exclusivos para niñas y niños y facilitar el amplio abanico de herramientas que les posibilitará ejercerlos. La perspectiva de los derechos de la niñez y la adolescencia en el marco de la ESI alude a la responsabilidad del estado de garantizar el efectivo cumplimiento de sus derechos. Cuando se habla de los derechos de la niñez en la escuela, se piensa en acciones a llevar a cabo por las adultas y los adultos tales como la participación de niños y niñas en todas las actividades escolares sin distinción de si se trata de una niña o de un niño; el rechazo a toda forma de segregación o cualquier forma de actitud denigratoria a las personas basadas en características físicas, de personalidad, de orientación sexual, social o cultural; la generación de condiciones de escucha, contención y asistencia de niños y niñas en condición de vulneración de sus derechos; la promoción de situaciones que permitan la identificación y la denuncia de situaciones de maltrato o abuso, apuntando a construir formas de cuidado individual y colectivo.
Una actividad propuesta para trabajar este contenido en el primer ciclo (primero, segundo y tercer grado) parte de la expresión: “¡Qué común es ser diferente!, y se propone reflexionar con los chicos y las chicas acerca de los prejuicios y los miedos que surgen frente a lo desconocido, particularmente frente a quienes pueden aparecer como diferentes a una/o. La actividad puede comenzar a partir de la lectura de algún texto alusivo, alguna canción o dibujo que facilite la reflexión grupal, la puesta en contexto, la visualización de sus distintos matices y de origen a nuevas producciones tanto orales como escritas, plásticas o musicales que recreen la situación planteada y ofrezcan formas de corregirlas o solucionarlas. En los grados superiores puede adoptarse idénticos medios de motivación o puede plantearse al tema en forma de un debate o por medio de un buzón de propuestas donde las alumnas y alumnos sugieran situaciones sobre las que reflexionar. Las actividades pueden incluir una campaña publicitaria hacia el interior de la escuela y hacia el barrio con mensajes que apunten a esclarecer sobre los derechos, su forma de ponerlos en práctica y las instancias de denuncia que su incumplimiento ameriten. Todas estas actividades pones en juego todos los conocimientos previos de las niñas y niños, ya sean adquiridos en la escuela como los que forman parte de su contexto extraescolar.
Otro contenido basal de la ESI es la diversidad. La diversidad consiste en reconocer que en el mundo hay personas y grupos de personas que tienen características individuales, familiares, culturales y sociales diferentes. Estas diferencias se manifiestan en la percepción del mundo, de nosotras y nosotros y de las demás personas. Aquí se plantea la necesidad de relacionar conceptos tales como igualdad, diversidad, desigualdad, discriminación o segregación. En términos formales todas las personas somos iguales, tenemos la misma dignidad; pero en la realidad no todas las personas o grupos de personas tenemos las mismas posibilidades de expresar nuestras particularidades. Cuando un grupo se sitúa por encima de otro, esas diferencias se transforman en desigualdades que dan origen a discriminaciones. La Escuela tiene que colaborar para eliminar esas desigualdades. En el marco de la ESI, las formas en que se manifiesta la diversidad están relacionadas con modos de vida, configuraciones familiares, socialización, orientaciones sexuales, modelos de ser mujer o varón aprendidos y aprehendidos. El reconocimiento y aceptación de la diversidad implica promover el respeto por todas sus manifestaciones y el rechazo por toda forma de discriminación.
Este contenido se trabaja, en los grados del primer ciclo, con actividades de observación de los integrantes del grupo donde se hace incapié en las características de cada persona estableciendo parecidos y diferencias. De esta manera se concluye que hay muchísimos aspectos que nos hacen similares a las demás personas y otros que nos diferencian. Aparecen así las nociones de particularidad, el reconocimiento de la legitimidad de la propia identidad y de la identidad del otro y de la otra. Todas las identidades confluyen en una única, que es la condición humana, que se moldea a partir de las diferencias que nos hacen únicos. En los grados superiores aparecen otros ingredientes que pueden verbalizarse con más puntualidad como los gustos, preferencias, habilidades y orientaciones que pueden ser tratados de diferentes maneras. Otra vez, todos estos conocimientos atraviesan todas las materias y áreas curriculares y cada una de ellas aporta y opera valiéndose de su lenguaje específico.
Estimados lectores, cerramos aquí la primera entrega en lo que respecta a la ESI que continuará en números posteriores de la revista, y extendemos la invitación para que aporten sus pareceres y/o preguntas que puedan surgir de su lectura. Muchas Gracias.


Sabino Villaveiran, profesor para la enseñanza primaria en la escuela pública, escritor, tallador y escultor en madera.