Piba de Zapala
De chica era una guacha,
machona, según las viejas.
Con su cara negra, regordeta y con pecas
era la que más rápido corría,
a la que no le importaba
que se le movieran los pechos
y nunca le daba vergüenza vociferarles
los cuernos de vuestros padres
a ninguno en la cara.
Su boca era la cloaca más temida del barrio
porque era un loudspeaker
de los chismes y calumnias.
El tiempo pasó por ella
como una máquina
de aplanar tierra.
La vi mucho tiempo después
flaca y con los ojos sin chiste
cargando un bebé desnutrido
al que le ponía los soquetes tan chiquitos
que le estrangulaba las piernas.
(De Acetato, 2009)
Chupetines
Terminó de lamer el chupetín.
Lo sacó al aire para que el viento lo secara.
Pestañeó dos veces más mientras
la otra lloraba con la mochila
de tela en las rodillas.
Le miró el lugar en donde se dividía
del flequillo
el resto de pelo
y vio asomar una porción de caspa.
Chupó de nuevo, pero esta vez lo dejó al costado
de los dientes
porque afuera se volvía áspero
como la lengua de los gatos.
No te preocupes, le dijo,
hay hombres que como no tienen dónde descargarse
son violentos y cochinos.
(De Acetato, 2009)
Balneario municipal
Los bañistas
dispersan sus cosas
mientras el niño pisa
varias veces el suelo
probando su resistencia.
Dejo el carozo del pelón
al costado de la lona.
Su color de lápiz labial
o de piel lastimada
contrasta con el azul del río
y el verde de los árboles.
El contrapunto se debe a que está
sobre la tierra marrón
y las piedras grises.
Este lado de la playa
es la foto sepia,
la otra empieza en la orilla.
Ese carozo es parte mi cuerpo
lo dejo en exhibición esperando
que nadie lo entienda.
No lo tapo con ninguna prenda íntima.
No me avergüenza
que esté ahí
posando para todos
que sus grutas
y curvas
se vean más rosadas
en el fondo
y estén húmedas
porque fueron chupadas.
(De Acetato, 2009)
hervíamos la lengua encerrada en la osamenta después de mirarle sostenidamente los ojos perdidos tras una nube gris mirá qué ojitos de loco me decías
¿yo vine a vengarlas calladas y sumisas déspotas? ¿llegó el turno de la navaja de la lengua masticada por siglos podrida de comida mal mordida?
después
le abríamos la cabeza una vez cocida saboreamos el seso comerle el cerebro al loco nos ponía felices ni hablar de cortar la lengua en finas rebanadas esa cosa incómoda hinchada a nuestra merced y nuestra gula
(De pantano seco, 2014)
rafael nahuel
han soltado los albatros
donde dice tierra ancestral
leen coto de caza
los perdigueros que olisquean gustosos
un pedazo de tu muerte
(De la ficción de la poesía, 2019)
Silvia Mellado, poeta.
Silvia Mellado (Zapala 1977) publicó Celuloide (2005), Acetato (2009), moneda nacional (impreso en perfiles de petróleo 2012 y 2013), Pantano seco (2014) y La ficción de la poesía (2019). Integra antologías como Última poesía argentina (en Danza 2008); Lof sitiado. Homenaje poético al pueblo mapuche de Chile (edición de Jaime Huenún, 2011); Los umbrales imposibles. De la Patagonia al caribe anglófono (edición de Laura Pollastri, 2014); Antología Federal de Poesía. Región Patagonia (2014); Comoe. Seis poetas en Neuquén (2015); Estación Limay. Antología contemporánea de poetas del Neuquén (edición de Raúl Mansilla, 2017); Atlas de la poesía argentina II (edición de Eugenia Stracali y Bruno Crisorio, 2019). Participó en lecturas y encuentros de escritores en Argentina, Chile, Perú y Alemania. Organizó espectáculos colectivos en poesía y otras artes con Oscar Cares, Pao Lunch, Belén Lorenzi, Verónica Padín, Pablo Iglesias, Ángela Jerez, Gerardo Burton, Raúl Mansilla y Macky Corbalán. Su obra crítica incluye La morada incómoda. Estudios sobre poesía mapuche: Liliana Ancalao y Elicura Chihuailaf (Publifadecs 2014).