Silvia Mellado: «Piba, chupetines, lengua de loco y perdigueros de albatros»

Piba de Zapala

De chica era una guacha,

machona, según las viejas.

Con su cara negra, regordeta y con pecas

era la que más rápido corría,

a la que no le importaba

que se le movieran los pechos

y nunca le daba vergüenza vociferarles

los cuernos de vuestros padres

a ninguno en la cara.

Su boca era la cloaca más temida del barrio

porque era un loudspeaker

de los chismes y calumnias.

El tiempo pasó por ella

como una máquina

de aplanar tierra.

La vi mucho tiempo después

flaca y con los ojos sin chiste

cargando un bebé desnutrido

al que le ponía los soquetes tan chiquitos

que le estrangulaba las piernas.

(De Acetato, 2009)

Chupetines

Terminó de lamer el chupetín.

Lo sacó al aire para que el viento lo secara.

Pestañeó dos veces más mientras

la otra lloraba con la mochila

de tela en las rodillas.

Le miró el lugar en donde se dividía

del flequillo

el resto de pelo

y vio asomar una porción de caspa.

Chupó de nuevo, pero esta vez lo dejó al costado

de los dientes

porque afuera se volvía áspero

como la lengua de los gatos.

No te preocupes, le dijo,

hay hombres que  como no tienen dónde descargarse

son violentos y cochinos.

(De Acetato, 2009)

Balneario municipal

Los bañistas

dispersan sus cosas

mientras el niño pisa

varias veces el suelo

probando su resistencia.

Dejo el carozo del pelón

al costado de la lona.

Su color de lápiz labial

o de piel lastimada

contrasta con el azul del río

y el verde de los árboles.

El contrapunto se debe a que está

sobre la tierra marrón

y las piedras grises.

Este lado de la playa

es la foto sepia,

la otra empieza en la orilla.

Ese carozo es parte mi cuerpo

lo dejo en exhibición esperando

que nadie lo entienda.

No lo tapo con ninguna prenda íntima.

No me avergüenza

que esté ahí

posando para todos

que sus grutas

y curvas

se vean más rosadas

en el fondo

y estén húmedas

porque fueron chupadas.

(De Acetato, 2009)

hervíamos la lengua encerrada en la osamenta después de mirarle sostenidamente los ojos perdidos tras una nube gris mirá qué ojitos de loco me decías

¿yo vine a vengarlas calladas y sumisas déspotas? ¿llegó el turno de la navaja de la lengua masticada por siglos podrida de comida mal mordida? 

después

le abríamos la cabeza  una vez cocida saboreamos el seso comerle el cerebro al loco nos ponía felices ni hablar de cortar la lengua en finas rebanadas esa cosa incómoda hinchada a nuestra merced y nuestra gula

(De pantano seco, 2014)

rafael nahuel

han soltado los albatros

donde dice tierra ancestral

leen coto de caza

los perdigueros que olisquean gustosos

un pedazo de tu muerte

(De la ficción de la poesía, 2019)

Silvia Mellado, poeta.

Silvia Mellado (Zapala 1977) publicó Celuloide (2005), Acetato (2009), moneda nacional (impreso en perfiles de petróleo 2012 y 2013), Pantano seco (2014) y La ficción de la poesía (2019). Integra antologías como Última poesía argentina (en Danza 2008); Lof sitiado. Homenaje poético al pueblo mapuche de Chile (edición de Jaime Huenún, 2011); Los umbrales imposibles. De la Patagonia al caribe anglófono (edición de Laura Pollastri, 2014); Antología Federal de Poesía. Región Patagonia (2014); Comoe. Seis poetas en Neuquén (2015); Estación Limay. Antología contemporánea de poetas del Neuquén (edición de Raúl Mansilla, 2017); Atlas de la poesía argentina II (edición de Eugenia Stracali y Bruno Crisorio, 2019). Participó en lecturas y encuentros de escritores en Argentina, Chile, Perú y Alemania. Organizó espectáculos colectivos en poesía y otras artes con Oscar Cares, Pao Lunch, Belén Lorenzi, Verónica Padín, Pablo Iglesias, Ángela Jerez, Gerardo Burton, Raúl Mansilla y Macky Corbalán. Su obra crítica incluye La morada incómoda. Estudios sobre poesía mapuche: Liliana Ancalao y Elicura Chihuailaf (Publifadecs 2014).