Vanessa Nataly Sosa Vargas: «Sinfonía de almas; ciudades invisibles»

Esa.
Entereza.
En.
Manifiesto.
A.
Tus.
Ciudades invisibles.
Ciudades invisibles.
Ciudades invisibles.

Tú.
Errante arropado por nubes, millar de cosmos y burbujas interiores. Reposan arropados por tus pasos. Apareces ante tus vástagos. Tú, pastor de santificados infartos. Tú. Dueño de mi vida.

Deambulas entre las venas de este árbol genealógico, erigido entre extremidades venenosas; venas de claroscuros miércoles que rozan tus labios, en austeras maniobras. Nocturna calma; manchada de oro, incienso, mirra y tinta. Son tuyos, somos suyos. Aparición de ciudades de tristezas invisibles: Él es el Principio. Ella es el Alfa. Ellos o nosotros somos el Omega.

Moramos, como un estandarte violáceo en tu seno y coseno, los triángulos de tus bermudas.


Vislumbro.
Tu océano.
Terrenal paraíso.
De tus ojos.
Acabados por nacer.

En el arriba y el abajo perdura el tiempo del verde, naranja y amarillo. Revisten a las treinta y tres fosas, de tus reflexiones, tus anhelos. Las narices que olfatean savia vitae de los árboles pululan ante sidéreos amores, cristal de acuosas pústulas de tu lengua en sus ramajes; con osadía burlan las cadenas que atan al mayordomo desde los tobillos al feto que habita en ti.

Rodea el cordón umbilical.
A los cuatro universos.
De su cuello.
Libertad e inmensidad simiente bosquejada sobre la palma de tus manos, en cicatrizados sueños; mi eternidad primitiva ilustra la galería en la que solemos, siempre dependientes, independientes del martilleo de los rezos al dios Madre. Entregamos al nombre de tus magnánimos cuentos de tus hadas; oscuros regalos.


Tú.
Esznighana.
Tú.
Arretrenzystos.
Él.

Meridiano del hedor incienso de tu ombligo, guía a los astros mis perlas de gamuza, azucenas, cabezas de piedra, cristalina Agatha, esa que llora en las alturas. Como tú. Ven a mí, rompe las cadenas del pasado, reconcíliate con el futuro, revélame tu presente escrito, de boca en boca, mano a mano, por tus descendientes. Reza al nombre del Amor, soñada Pasión de mis ritos y ausencias. Monstruoso réquiem en los fósiles que dejan tus pasos, pastor de eones y edades colmadas con agua bendita de tu ira, incorrupta tus voces de arcoíris de medianoche.

En esta vida.
De lira.
De mi vida.
Arpas de hierros.
Maciza presencia.
Las cortinas; tu morada.
Contempla.
Los rostros.
De bien y mal unificados.


Fortuna inevitable nuestra, cencerros de tus entrañas, esquivas las cobijas de mis lechos. Dos mil quinientos eones en tu bilis, inseminada dentro de mí. Soy el eco de tus auroras boreales. Arden los cosmos de tus níveos espejismos. Gardenia de supremas montañas, añil de mis ingenios. Desnuda en esta fantasiosa realidad los rezos de estas quiméricas ofrendas que entreveo.

En esa orquídea.
Que peca.
Tu ingenua sonrisa.
El clamor.
Tus silentes dolores.
De paraísos.
Aparición perfecta.
Demasía desgracia.
Del ayer.
Revolución de tus promesas.
Masca con dientes de león.
A tus más afamados.
Héroes.
Huevo negro; océano de arenas.
Movedizos caleidoscopios.
Entreveo; en nombre de las Tres veces tres; veinte veces sesenta y tres; ocho veces dos, tres, cuatro, cinco y seis.
Que vislumbro tu rostro.
de tres cabezas.
dios Madre de doble rostro.
En el imperio de los sueños.
Mis sueños.
Catarina sobre las uñas agrietadas; mis garras; útil bestia desplazas tu presencia de plata, fuego y plomo por el campo de las finas agujas, que carcomen a las naciones de tu espíritu.

Canto.
Canto.
Canto.
Recito.
Recito.
Recito.
Treinta y tres veces.
Treinta y tres veces.
Treinta y tres veces.
La salvación del mortuorio ego.
Repunte de resurrección.
Emperador de edades.
Ciudades invisibles; aguamarina de azulejos en los cuadros que penden de la pared, mis trofeos; tus premios de carne de música y huesos que trinan ante tu poderosa majestad. Silbas. Silbas. Silbas. Silvana gracia. Esa entretejida en la vivencia de tu viveza; y; mi enseñanza en las faldas que visten tu cintura.


Padre; madre; hija nuestra.
Luminosa oscuridad.
Etérea.
Venganza de generaciones.
Descansa en mí.
En lo profundo.
De.
La.
Sororidad.
De.
Los fines y principios.
De.
Mis.
Sueños.
Universo.
Perfecto.

Vanessa Nataly Sosa Vargas, escritora, Historiadora del Arte (2018) egresada de la Universidad de Los Andes. Nacida en Mérida, Venezuela (1986).
@sinfonia.universal8 @SinfonaUnivers1
Blog: https://elcantardelaimaginacion.blogspot.com/

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