Tengo que pasar unas pruebas, no tengo claro si yo ya sé para qué estoy haciendo esta misión. Lo que sí es claro es que estoy convencida de la lucha. Las pruebas son raras, al principio tranquis, tipo búsqueda del tesoro, hay que ir consiguiendo pistas. Pero después se ponen más heavys. Las del final, las que me van a permitir irme de ahí hacia el lugar que tengo que llegar, son las más difíciles. Cuando encuentro la bici, que está colgada de un poste de luz, veo que está atada con cadenas. Intento desengancharla y, justo cuando puedo, aparecen unos seres que parecen animales pero no lo son.
Como en los juegos de aventuras gráficas, tengo que luchar con tres enemigos con mis cadenas. Por suerte por turnos. Uno es un gato, otro un perro y otro un humano o humana. Pero también podría ser un conejo que en algún momento mato (por lo que viene después). Es importante que los animales tienen mutaciones. O sea, de afuera (tengo dos cámaras, sí), se ve peleando un gato o un perro, ponele, aunque a mí se me presentan como hombres malignos.
Finalmente los mato y me gano la bici pero la dejo porque voy a ir a matar a la mina (?). Al parecer, esto último es algo que decidí por mi cuenta y casi excede mi responsabilidad: matarla es algo así como un plus en mi misión. Mi mamá, que de pronto aparece en la escena, me dice que no lo haga, para qué. Le digo que si no lo hago yo, quién.
En el ínterin, hay unos enanos que me ayudan. Me tomo un taxi y el que maneja es otro enano, con cara conocida del cine o de la tele. En el sueño, él es cocinero en el Gourmet y, pese a que ahora está complicado en el canal y ya no está filmando tanto, lo reconozco. El auto está lleno de cosas, merchandaising del Gourmet, mini tele, globos, de todo. Parece La jaula de las locas.
Ya en el auto, veo los animales que maté. Por lo que todo parece indicar que estaba soñando o era una simulación. El gato, el perro, el conejo, vivos (en verdad el conejo no, pero el conductor aclara que murió de viejo), y el clima se aliviana. Estoy contenta por no haber matado a nadie.
Llego al lugar que es como un bar o restaurante grande y me entero de que todo era una intervención para el #niunamenos. ¿Ni una menos? Yo tardó en entender, parece que solo lxs que hicimos las pruebas podemos estar ahí y enterarnos de que todo era por eso. No da que se entere todo el mundo, dice Caro (?), que está ahí y parece llevar la batuta.
Extrañamente, la cosa termina en una fiesta tipo película. Los enanos arman ronda a mi alrededor, yo bailo tipo como en la película Satoichi. En joda, le digo a uno si quiere que lo alce y, de repente, todos quieren y los alzo y giramos y pasan cosas graciosas, como que se patean y salen volando. Un ganso picotea la remera de un enano (hay animales también en la fiesta). Y yo me quedo ahí, bailando feliz en la ronda.
Soy la reina de los enanos (cuac).
[Con esta última frase mi analista se hizo un festín].
Virginia Janza, escritora. Ediciones y talleres literarios. @virginiajanza FB: /virginiajanza
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