(Del libro La causa de las cosidas, Tanta Ceniza Editora, Neuquén, 2019.)
ATURDIDA EN UN HOTEL
¿Solo soy cierta cuando duermo?
Antes de despertar a la máscara,
a la persona que
cada día
se reconoce menos
en los espejos de baños
desconocidos,
en las vidrieras de otras ciudades
en la de mi verdulería.
¿Será que la despierta miente o
somos dos?
Porque siento falsa la devolución de los reflejos
y honesta
la versatilidad del sueño.
¿Qué se hace con la prescripción de
la pastilla blanca de las veinte que
envuelve y
desnuda
una amnesia
donde una verdad hubo
y dudas
me habitan el cuero
cuando, inconsciente,
pienso?
¿Me pierdo en el brebaje?
¿Adónde quedan
bajo llave
la ensoñación y el exótico onírico
que deberían rescatarme
de la que toma mate amargo a las seis de la mañana?
Se irán tal vez a la búsqueda
de un desayuno que repare
la horizontalidad diurna,
que recuerde
las noches de terror
pero también
de cierto vuelo,
creo.
- KING SIZE BED WITH SHEEP
Como cada vez que me voy
porque siempre me estoy yendo
duermo en cama ajena.
Y abro,
abro realmente grande
los ojos
y llueven consejos.
Bañarse temprano,
oler a lavanda,
contar ovejas para dormir,
desvanecerse,
caer en el sueño.
Suenan sirenas lejanas
en un barrio de película.
El neighborhood estalla en
hijos de inmigrantes latinos
que me cantan
cuando salgo a fumar
No llores por mí Argentina.
Y pienso
Girls don’t
cryiaiiaay…
Because
voy a contar ovejas,
delicadamente,
soñar
con ovejas contadas.
- BED WITH NAKED SHEEP
Pero la pesadilla es amiga de la extranjería
y ocurre.
En línea, vellones balando
pobres que saltan
su vida de camino
rumiando carencias.
Acá es otoño mientras mis ovejas de allá
son primavera y me miran
sabiendo
que vendrá pronto
la esquila.
Les adivino en la obsidiana de los ojos,
el pavor de la cuaresma.
Estarán sin comer días
para no cagarse sobre el oro blando
que debió protegerlas del frío
y que las expondrá a una impúdica sacudida,
maneadas panza arriba,
para que la cuchilla
se lleve su vestido
y no les raje el cuero.
Cierro los ojos pero la ventana
trae el ruido del tren que pasa por acá
y me cerca porque
mujeres gritan
afuera.
Como mis ovejas contadas que
querrán chillar porque la esquila,
si es manual,
de manual se sabe,
deberá prever tijeras afiladas
así la diestra del amo
corta
mientras la siniestra,
dominante,
acaricia los pezones
tapándolos,
para proteger las pariciones,
leche segura
sin sangre.
No son sus ojos, es su mirada que,
al saltar,
me dice
que si el esquilador duda
o le tiembla el garfio
se arruinará la lana.
- IN BED, RECALCULANDO WITH CLOTHES
Nadie cuida a la oveja.
Se la calcula y alimenta,
se la depila o hambrea.
En mi egoísmo
yo las expongo a la gimnasia
de saltar como si
no importara
su historia.
Me digo, magnánima,
que pueden quedarse,
para mí, vestidas.
Pero me olvido que
así
pueden ahogarse
y más si son negras
y aún más si sus rastas
se acercan a un río
y dan un mal paso, en el barro,
cerca de albatros de pluma verde.
Recalculo.
¡Desnudas salten!
Recalculo.
Si acá es otoño
y allá primavera
hay promesa
de helada
tardía.
Se cuentan ovejas pero
la carga que complic
a su peso
o su desnudez, no.
Mojadas despertarán a la muerte por mi culpa.
- IN BED WITH CLONAZEPAM PRINCE
No hagas nada,
entonces,
si el insomnio te perturba.
Contar ovejas no es lo mismo
que narrar su tragedia.
Salirse de la vigilia
pagando con la moneda
acuñada en la certeza de que
la simpatía no importa
es crueldad animal.
¡Tomá tu pastilla!
Además, es mentira
que en Patagonia
las ovejas saltan los alambrados
del patrón
que duerme plácido
en esta ciudad donde Benetton
tiene sus acciones.
No debería dar nada a cambio
para abandonarme al sueño.
El trueque de ganado por perdida
puede vaciarte
en la ilusión de que vale
la pena
la lana
en tiempos de manta polar sintética
con aire acondicionado en cada cuarto.
¡Tomá tu pastilla!
Rumiar carencias,
sufrir el rito de la esquila en cualquier
tiempo
o el salto pre onírico
son, sin duda,
contrato leonino.
Balido que fallará absurdamente
acá y en cualquier lado
donde yo nunca puedo ser
parte del paisaje.
Carina Rita Medina, profesora en Letras, trabaja en gestión cultural. Publicó junto a Romina Olivero el libro Creer o Reventar (2013, el suri porfiado); Antología de poesía Mujeres al Sur (2016, Ediciones de la Grieta); No nadarse con Chiquitas (2017, el suri porfiado); Antología Estación Limay (2018, Cuatro de Copas); La Causa de las Cosidas (2019, Tanta Ceniza editora).
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