
Mar del Tuyu, Marzo de 2020, entre un vaso y un libro en la bajada del amable parador “El viejo y el mar”, la voz de Daniel me pide permiso para pasar. Y pasa un objeto extraño, que me pareció conocido pero no alcancé a reconocer. Horas después, vi la emoción de una mujer regresando a la costa en esa silla anfibia.
Devenir 111: Daniel ¿nos contás cómo está hecha, y qué hace?
Daniel: La estructura parte de una típica silla de playa… con dos salvavidas-torpedos de esos que nosotros solemos usar, cada uno a la altura de los apoyabrazos, para darle estabilidad… y una vara de hierro adelante que le otorga maniobra, a quien lleve con cuidado a la persona que va en ella.
Hay mucha gente que así, logra tener contacto con el agua, ingresar al mar… Algunos por primera vez; otros –conocí deportistas incluso- que a partir de cierto momento perdieron movilidad… Como sea, se encuentran con esa alegría, y unas vacaciones distintas.
La silla se traslada fácil; quien la necesita puede pedirla y pasar un buen momento en la playa.
Devenir 111: ¿Es exclusiva de acá o las hay en la extensión del Partido de la Costa?
Daniel: En otros lugares también hay, aunque no en todos. Nosotros tenemos sólo ésta que fue donada por el Rotary. La idea es contar con más porque son muchos los que la solicitan. Yo que hace años estoy acá, he visto gente en una reposera a la que la silla anfibia la cambió, les dibujó una sonrisa –y a sus familias también-.
Devenir 111: Sin dudas. De camino dijiste que hace años… ¿Por qué sos guardavidas, y desde cuándo?
Daniel: Desde el 89. Es mi pasión. Te das cuenta cuando sacás a una persona del agua y empieza a respirar, lo que es estar acá.
Devenir 111: Suena a que le devolvés la vida…
Daniel: Sí… Hay pocas cosas que te dan esa satisfacción… Sin nada a cambio… Es difícil decir qué es, qué sentís en un rescate… Que la persona pueda volver a pararse, a hablar… Y nadie lo ve; muy pocos lo ven…
Devenir 111: ¿Tan ciegos somos?… Dicen que en la placenta habitamos un medio líquido, después salimos, gateamos o algo así, a fuerza de aprendizaje logramos andar en dos patas, no respiramos bajo el agua… ¿Qué es nadar, y ese sentir el cuerpo en el mar?
Daniel: (Uy…) Nadar en el mar… Primero hay que entrar, para poder disfrutarlo… Nadar es displacerse en el agua… lo que implica el movimiento, subir y bajar con las olas… satisfacción… estar compartiendo… También es difícil decir qué se siente; pero es increíble.
Devenir 111: Laburás acá unos 5 meses… ¿Lo extrañás, qué hacés el resto del año?
Daniel: Soy profesor en La Plata. Y sí, esto se extraña…
Devenir 111: Bueno, ya está muy cerca el cierre de la temporada –más nutrida de veraneantes que las anteriores según la mayoría coincide- y seguro en un punto la habrás pensado, evaluado… Para terminar, te invito a que digas lo que se te cante cantar…
Daniel: Que cuiden la playa, que cuiden el mar. Que dejemos de tirarle basura. De traer tantos parlantes. Y escuchemos el sonido del mar y el viento, disfrutando, que es a lo que venimos. Que aprendamos a compartir con quienes tenemos al lado… Hay muchas cosas que nos da el mar. Y no podemos perderlas…
Daniel Banovan, guardavidas.

Entrevistador: Miguel Ángel Rodríguez.
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