Graciela Abrevaya: «Deseo de un hijo-creación de hijos. Algunas reflexiones sobre las Técnicas de Reproducción Humana Asistida»

“El sujeto puede saber muy bien que copular es realmente el origen del procrear, pero la función de procrear en cuanto significante es otra cosa”. J. Lacan Seminario 3 – Las Psicosis

En estos últimos años he atendido mujeres jóvenes de alrededor de 35 años que no pudiendo tener hijos de forma natural, han recurrido a las técnicas de reproducción asistida. La demanda, en su mayoría, ha tenido su origen en el encuentro con la dificultad para quedar embarazadas, no habiendo ninguna causa orgánico o funcional.

Querer un hijo, desear un hijo, buscar un hijo, significantes que resaltan en sus relatos. Desear no es querer… Por lo menos como entendemos el deseo en psicoanálisis… “El deseo, dice Lacan en el Seminario 6 “El deseo y su interpretación”, es esa x del sujeto que está capturada en la red significante, en las mallas del significante… Según la doctrina, la práctica, la experiencia freudiana, la posición del deseo es la de ser excluido, enigmático.” Podríamos ubicar la estructura fantasmática de un sujeto como siendo el soporte y el índice de cierta posición del sujeto con el deseo. Cada mujer hará su recorrido frente a la imposibilidad, de acuerdo con las coordenadas propias y singulares de su entramado fantásmático.

 El rasgo principal del deseo es que no se satisface con ningún objeto, a diferencia de la necesidad, por lo tanto no hay un acuerdo preformado entre el deseo y el campo del mundo. Encuentro un rasgo común en estas mujeres –del área de las Ciencias Económicas en su mayoría-: programan su vida -a x edad me tengo que recibir, para tal época tengo que tener la casa, o casarme, etc.- Otro dato en común: hace poco más de un año que están en la búsqueda del hijo.

Recuerdo las palabras de M.: “Tengo marido, tengo la casa, el auto, tengo gato, me falta el hijo”. Recorto el “tener”, el hijo entra en la serie. Es Contadora, cuenta lo que tiene y no le puede faltar nada. No le interesa su profesión, no la ejerce; M quería tener un hijo, era casi una obsesión. No deseaba nada más que eso. Un deseo que provenía de su niñez, vinculado con un ideal materno.  En el  Seminario XX Aún, Lacan señala “…el goce de la mujer se apoya en un suplir ese no-toda. Para este goce de ser no-toda, es decir que la hace ausente de sí misma, ausente en tanto sujeto, la mujer encontrará el tapón de ese a que será su hijo”. El hijo también puede estar ligado a un ideal o responder a un deber.

Otra joven mujer, R. se describe como “la chica Excel”, cada cosa en su lugar, en su casillero, en su celda. Excel es una hoja de cálculo que ella utiliza diariamente. Pero a veces el programa no responde en tiempo y en forma. Las llamadas Relaciones Programadas que le indica su médico forman parte de la primera etapa del tratamiento de fertilización asistida. La pareja está “obligada” a tener relaciones sexuales determinados días, lo que conduce frecuentemente al “hay que hacerlo” y conlleva a una disminución del interés sexual de la pareja. El encuentro de un hombre y una mujer no es calculable. “No hay relación sexual” dice Lacan en este sentido, si puede o no haber encuentro sexual.

R. pudo quedar embarazada por fertilización in Vitro, continúa en análisis.

La espera puede volverse insoportable. Hay una urgencia de obtener lo que se quiere y se apodera de toda la mujer. Tener un hijo también es un derecho, por eso ahora las TRHA (Técnicas de Repredicción Humana Asistida) son cubiertas por Obras Sociales y Prepagas.

En algunos casos, más que un derecho al deseo de un hijo se trata de la reivindicación de un goce a toda costa. François Ansermet en su excelente libro “La fabricación de los hijos. Un vértigo tecnológico” señala “muchas veces los tratamientos pueden conducir a la trampa del más allá del principio del placer y de los sistemas de goce contemporáneos que exigen todo y de manera inmediata”. La urgencia y la inmediatez son fenómenos que marcan la época y atraviesan la espera. Señala el autor que se trata de un tener a toda costa, de un gozar desesperadamente, que la ciencia alimenta; “la satisfacción a cualquier precio, el goce a toda costa”.

Nuestro tiempo es la incidencia de la ciencia sobre el cuerpo. La ciencia no es más conocimiento del mundo, sino operación sobre el mundo. Intervención en los cuerpos. No solo con las TRHA, también con las reasignaciones de sexo, con las cirugías plásticas. En una entrevista Miquel Bassols recuerda que “Lacan sostenía que cuanto mas la ciencia avanzaba, más lo real enmudecía y mas se  hacía escuchar en los nuevos síntomas de nuestra época. Ahí está el retorno del sujeto excluido por la ciencia. El psicoanálisis es el que se hace destinatario del mensaje de este sujeto enmudecido que habla en el síntoma”.

Sabemos que el cuerpo no es el mismo para la Medicina, para la Ciencia, que para el Psicoanálisis. Releyendo el texto sobre una intervención de Lacan del año 1966 “Psicoanálisis y Medicina”, plantea que el cuerpo no se caracteriza solo por la dimensión de la extensión, un cuerpo está hecho para gozar, gozar de si mismo. “La dimensión del goce está excluida completamente de lo  que llamé la relación epistemo-somática. Pues la ciencia no es incapaz de saber qué puede, pero ella al igual que el sujeto que engendra, no puede saber qué quiere. Al menos lo que quiere surge de un avance cuya marcha acelerada, en nuestros días, nos permite palpar que supera sus propias previsiones”.

Los tratamientos de fertilización asistida separan procreación de sexualidad. A la manera de las teorías sexuales infantiles que Freud se dedicó a investigar detenidamente, en ellas no hay relación del origen de la vida con la sexualidad de sus padres. Entonces el niño las inventa, encuentra algunas respuestas frente a lo desconocido del origen y arma su propia novela.

No solo hay disociación entre procreación y sexualidad. Recuerdo una paciente que había recurrido a la donación de óvulos. A raíz de una pregunta que le hace la maestra del jardín de su hijo acerca de enfermedades de sus abuelos, L. no encuentra una respuesta, se angustia, se siente perturbada… ¿Le contará a su hijo sobre su origen? ¿Cómo se lo diría? Pierde la línea del linaje genético, se produce otra disociación de la transmisión genética y la filiación. Donación de óvulos, de esperma o de embrión, gestación subrogada, etc. Seguramente esto tendrá efectos en la constitución subjetiva de los sujetos.

No se trata de estar en contra del avance científico, pero sí preguntarse: cuál es el límite?

Volviendo a R., se viene haciendo todo tipo de ecografías (3D, 4 D), pero el azar hizo que en ninguna de ellas pueda ver la cara de su beba. Una vez de espaldas, otra vez tapándose la cara, no se dejó ver el rostro… R. dice: “Yo tengo que seguir viniendo (a analizarme), con ella no van a servir mis cálculos”.

La ciencia apunta a saberlo todo, a mostrarlo todo, a predecir todo, a calcular todo. Pero queda una parte de indeterminación, las contingencias de la vida, el azar, los encuentros, desencuentros.

El lugar del analista será el de seguir apostando a lo inesperado. “En un mundo que puede ir hacia un incremento de la predicción, se trata por el contrario de atenerse a un principio que se podría definir como principio de incertidumbre… El psicoanalista sería, así, un profesional de lo imprevisible” (F. Ansermet, obra citada).

Graciela Abrevaya, psicoanalista.
Miembro del Instituto Oscar Masotta –Conurbano sur-
Coordinadora junto a Fabiana Montenegro del Taller “La construcción del caso en Psicoanálisis”.
IOM-Conurbano sur- Universidad Nacional de Avellaneda.
abrevayagraciela@gmail.com

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