…Pues no basta decidirlo por su efecto: la muerte. Se trata de saber qué muerte, la que la vida lleva, o la que lleva a ésta.
“Subversión del sujeto”
Escritos I – Jacques Lacan.
Partimos de que el ser humano ha perdido su estado natural. Desde antes de su nacimiento está atravesado por el lenguaje. Ingresa a un universo que lo preexiste, es imaginado, deseado, hablado por el Otro, lugar que reúne la batería de los significantes.
Dice Lacan en Posición del Inconsciente “…el significante como tal, al tachar al sujeto de buenas a primeras, ha hecho entrar en él el sentido de la muerte. (La letra mata, pero lo aprendemos de la letra misma). Por ésto es por lo que toda pulsión es virtualmente pulsión de muerte”.
El Otro, como decía, es el lugar de la cadena significante, es en ese campo donde tendrá que aparecer el sujeto. Del lado del viviente requerido a la subjetividad es donde se va a manifestar la pulsión, que siempre es parcial y es fundamentalmente pulsión de muerte. Representa en sí misma la parte de la muerte en el ser vivo sexuado. Hay entonces una vinculación del sexo con la muerte. El significante al tomar al ser viviente, lo aleja de la idea de una sexualidad biológica. Siguiendo a Freud, no hablamos de instinto sino de trieb, pulsión. En el psiquismo no hay nada por lo que el sujeto pueda situarse como macho o hembra. Respecto de la sexualidad humana Freud planteó la cuestión desde el binario actividad-pasividad, tomando en cuenta la posición sexual de un sujeto. No se trata ni de la biología, ni del género. Lacan hablará de función, cuando trabaja las fórmulas de la sexuación en el Seminario 20. En estos tiempos este tema genera controversias y conduce a encendidos debates.
Ya en el Seminario 11 “Los 4 conceptos fundamentales del psicoanálisis”, siempre adelantado a su tiempo, señala:
“En la actualidad sabemos cómo, en este terreno, se ha fundado en la sociedad todo un reparto de funciones dentro de un juego de alternancias. Esto es lo que el estructuralismo moderno ha sabido precisar mejor al mostrar que es al nivel de la alianza, en tanto que opuesta a la generación natural, a la descendencia biológica, donde se ejercen los intercambios fundamentales, al nivel pues, del significante, y donde encontramos las estructuras mas elementales del funcionamiento social, a inscribir en los términos de una combinatoria”.
La sexualidad se instala en el sujeto por la vía de la carencia.
Lacan ubica dos carencias:
-Una falta central que se relaciona con el surgimiento del sujeto a partir del Otro. El sujeto depende del significante que está en el campo del Otro.
-Una carencia real, anterior, que es lo que el ser vivo pierde al reproducirse por la vía sexuada. Ha caído bajo el peso de la muerte individual.
La bolsa o la vida.
Otro modo de explicar la constitución del sujeto es por medio de las operaciones de alienación y separación. Tanto en “Posición del inconsciente” como en el Seminario 11 utiliza la fórmula “la bolsa o la vida”. Por supuesto si elijo la bolsa me quedo sin vida, pero si elijo la vida será una vida descornada o desmochada, una vida atravesada por la pérdida. Se trata de una elección forzada, de una experiencia de muerte en la vida.
La muerte está de entrada, y es lo que permite que el sujeto humano ingrese a la cultura. Su naturaleza está perdida por estructura. Esa operación inaugural podemos relacionarla con el concepto de represión primaria en Freud. En “Más Allá del principio del placer” sostiene que hay fijaciones muy tempranas que tienen su origen en el trauma, exceso de cantidad que no se ha podido tramitar. Donde no hay representación psíquica, surge la pulsión que se puede manifestar por ejemplo en los sueños traumáticos, de angustia… donde el sujeto se despierta y el sueño, en este caso, no responde a la realización de deseo. En la actualidad nos encontramos con manifestaciones en el cuerpo, por ejemplo el llamado “ataque de pánico” acompañado con la sensación de muerte inminente. La manera de presentación es irruptiva.
Como no todo queda representado en el psiquismo, hay un resto inasimilable, restos sintomáticos los llamó Freud en “Análisis terminable e interminable”, que no han podido ligarse, que no hacen cadena, que no han podido ser captados por el significante.
Entonces hay un resto que queda, que “no cesa de no escribirse” y es causa de la repetición.
Repetición y pulsión de muerte:
Según Freud en la compulsión a la repetición hay un intento de volver a un estado anterior, inanimado, inorgánico. Pero con Lacan, sabemos que este intento es siempre fallido, no hay reencuentro con el objeto. En la constitución del sujeto para que advenga como tal, hay al mismo tiempo pérdida. Por lo tanto ese intento de repetición insiste, más allá del principio del placer, y al mismo tiempo fracasa.
Volviendo al Seminario 11, allí Lacan sostiene que la repetición es decepción en acto. “La función del fracaso está en el centro de la repetición analítica. La cita es siempre fallida”.
El inconsciente como pulsación, apertura y cierre, “no se abre más que para cerrarse de nuevo, en una cierta pulsación temporal, pulsación que señalo como más radical que la inserción en el significante, que sin duda la motiva, pero que no es primaria al nivel de la esencia…”
Y el analista? Lacan es categórico cuando introduce el concepto de presencia del analista. “Aquí es donde la presencia del analista es irreductible, como testigo de esa pérdida”….”Por esa razón pues, la presencia del analista por la vertiente misma por donde aparece la vanidad de su discurso, ha de ser incluida en el concepto de inconsciente”. La causa del inconsciente hay que tomarla en su ambigüedad, como causa pérdida y causa por defender. Siguiendo la lectura del Seminario 11 “lo que lo causa, que será la otra cara de nuestro examen de los conceptos de la transferencia es… lo que he designado como el objeto a”. Es posible pensar aquí el germen de lo que más tarde planteará como orientación de lo real.
Por último, en el capítulo 8 del Seminario 23 aborda la pulsión de muerte como lo real… ”en la medida en que solo se lo puede pensar como imposible. Es decir que cada vez que asoma la punta de la nariz, es impensable. Abordar este imposible no podría constituir una esperanza, puesto que este impensable es la muerte, cuyo fundamento en lo real implica que no pueda ser pensada”.
Graciela Abrevaya, psicoanalista.
Miembro del Instituto Oscar Masotta –Conurbano sur-
Coordinadora junto a Fabiana Montenegro del Taller “La construcción del caso en Psicoanálisis”.
IOM-Conurbano sur- Universidad Nacional de Avellaneda.
abrevayagraciela@gmail.com