Mi interés por el tema comenzó en un viaje. La amenaza de un huracán en una zona cercana me llevó, no sin preocupación, a estar atenta al estado del clima por esos días. Cuando todo estuvo más calmo comencé a leer algunos artículos sobre desastres naturales, que no son tan naturales. Me encontré con una afirmación fuerte:
La sociedad no solo es víctima de los desastres, sino también causante de ellos. La connotación de desastre es entonces la suma del funcionamiento de la naturaleza más la situación de vulnerabilidad de poblaciones con menos recursos, quienes son los más afectados. Esas fuerzas naturales son cada vez son más agresivas y frecuentes, produciendo efectos y consecuencias en el clima. Claramente no se debe simplemente a los ciclos naturales que atraviesa la Tierra. Veranos muy intensos, inviernos congelados, inundaciones. El derretimiento de glaciares en el Ártico y en la Antártida, aumenta el nivel de mar. También se produce la acidificación de los océanos, como consecuencia de la absorción continua del carbono presente en la atmósfera. En el otro extremo las sequías, e incendios se desatan en diferentes lugares del planeta así como la falta de agua, uno de los temas actuales más preocupantes.
Recientemente hemos sufrido grandes incendios en nuestra Patagonia argentina, como así también en otras provincias de nuestro territorio. En este contexto de incendios, desmontes y cambio climático el gobierno actual eliminó el Fondo de Protección de Bosques. La deforestación, movida por intereses económicos, es perjudicial para ecosistemas enteros y puede conducir a la extinción o poner en peligro a animales, plantas y también a los seres humanos.
En noviembre del año pasado el gobierno de Argentina retiró a su delegación de la Conferencia de Naciones sobre Cambio Climático (COP29) reflejando su posición negacionista frente a la crisis climática. Recordemos que el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) ha sido muy claro con la evidencia mostrada en su último informe sobre el rol inequívoco de la influencia humana en el calentamiento de la atmósfera, el océano y la tierra.
Es sabido que los niveles de dióxido de carbono crecen a ritmo récord, cuyo origen procede de la quema de combustibles fósiles que son recursos no renovables y se produce lo que se denomina efecto invernadero. No se cumplen los acuerdos internacionales donde se piden reducciones del 45% y solo se podría estar llegando a un 0,5%.
La era del hombre: Antropoceno
Antropoceno es la nueva época o era geológica caracterizada por el impacto del hombre sobre la Tierra. Este vocablo lo popularizó a principios del decenio de 2000 el holandés Paul Crutzen, premio Nobel de Química, para designar la época en la que las actividades del hombre empezaron a provocar cambios biológicos y geofísicos a escala mundial, aunque todavía en algunos círculos científicos está en debate. Estas transformaciones han sido provocadas por factores como la urbanización, la utilización de combustibles fósiles, la devastación de bosques, la demanda de agua o la explotación de recursos marítimos y las repercusiones que tienen en el clima y la biodiversidad, tanto la rápida acumulación de gases de efecto de invernadero como los daños irreversibles ocasionados por el consumo excesivo de recursos naturales. La diferencia con otras eras geológicas es que, en este caso, los cambios que llevan a una crisis climática no provienen de la naturaleza.
Un grupo ambientalista de científicos internacionales se han unido en un movimiento que han dado en llamar Rebelión Científica, que se estableció alrededor de marzo de 2021. En su página web se lee “Somos científicos unidos contra el fracaso climático”. Abogan por el decrecimiento, la justicia climática y una mitigación más eficaz del cambio climático. Tratan de crear conciencia a través de la desobediencia civil no violenta. Han realizados varias campañas en diferentes partes del mundo. Se proponen además de su tarea académica, pasar a la acción para detener la mayor destrucción en la historia de la humanidad.
Los medios de comunicación hegemónicos no abordan este tema y cuando lo hacen es en un programa a la medianoche (como los programas culturales) o cápsulas televisivas dentro de un espacio, por ejemplo, de noticias. Dentro del periodismo gráfico ocupan pocos centímetros. Para informarnos tenemos que leer páginas webs específicas y de organizaciones de cuidado del medio ambiente. Seguramente no llegan a colegios e instituciones educativas.
Los psicoanalistas no pertenecemos al campo de la ciencia y de la técnica, pero para estar a la altura de la época podemos hacer alguna contribución en esta crisis que pone en peligro al planeta. No podemos quedarnos en silencio.
Seguí investigando y en ese recorrido me encontré con grandes aportes al tema. Me interné en dos jornadas interesantísimas sobre el cambio climático: en Colombia “Un esfuerzo de ecología” y en España, organizada por Zadig. “Las batallas del cambio climático”. Exposiciones de profesionales de distintas disciplinas incluyendo psicoanalistas comprometidos en el tema.
Me llamó la atención la referencia a un psicoanalista mexicano Fernando Cesarman. Entre varios de sus libros pude encontrar y acceder a “Ecocidio: la destrucción del medio ambiente”, un estudio psicoanalítico cuya 1ra. edición es del año 1972.
Hace más de 50 años ya planteaba que estamos entrando a gran velocidad a una época de conflicto con el medio ambiente. Los recursos naturales no son infinitos.
Cesarman designa ecocidio a la destrucción de nuestra tierra por los impulsos destructivos que están en cada uno de nosotros. El hombre debería controlar sus exigencias y usar con medida los recursos vitales de esta tierra, de tal forma que pueda preservar la continuidad de esta civilización. Es difícil de comprender que detrás de una conducta constructiva, científica y tecnológica, se encuentre un impulso destructivo, que no hace un uso racional de la información tecnológica, no tiene en cuenta los límites. Además ya advierte de una urgencia en satisfacer nuestros impulsos inmediatos. La urgencia es imperativa, solo importa sentirnos mejor ahora y ya.
«Lo que nos urge es lo inmediato, lo imposible es la renuncia.»
Observa que hay intereses creados relacionados con la necesidad de consumir sin necesidad, o crean necesidades nuevas. La obtención de objetos y el desperdicio de los mismos son la “herida hemofílica del planeta”. El tema de los residuos merece un apartado aparte. Nos estamos quedando sin espacio físico para colocar los desechos de los objetos de consumo masivo. Crecimiento demográfico, falta de alimentos, de agua y contaminación del cielo, tierra y agua son otros tópicos que aborda el libro, insisto se publicó en el año 1972.
No puedo dejar de citar el texto de Freud “El malestar en la cultura Freud” de 1930. Recordemos que allí ubica como una de las 3 fuentes del sufrimiento humano:
El mundo exterior, con sus fuerzas destructoras omnipotentes e implacables.
Pero antes en “El porvenir de una ilusión” escrito de 1927 señala: “La cultura humana —me refiero a todo aquello en lo cual la vida humana se ha elevado por encima de sus condiciones animales y se distingue de la vida animal (y omito diferenciar entre cultura y civilización)— muestra al observador, según es notorio, dos aspectos. Por un lado, abarca todo el saber y poder-hacer que los hombres han adquirido paragobernar las fuerzas de la naturaleza y arrancarle bienes que satisfagan sus necesidades; por el otro, comprende todas las normas necesarias para regular los vínculos recíprocos entre los hombres y, en particular, la distribución de los bienes asequibles.”
“Por eso la cultura debe ser protegida contra los individuos, y sus normas, instituciones y mandamientos cumplen esa tarea; no sólo persiguen el fin de establecer ciertadistribución de los bienes, sino el de conservarlos; y en verdad deben preservar de las mociones hostiles de los hombres todo cuanto sirve al dominio sobre la naturaleza y a la producción de bienes. Las creaciones de los hombres son frágiles, y la ciencia y la técnica que han edificado pueden emplearse también en su aniquilamiento.”
Hay términos muy significativos que pueden servirnos al día de hoy en esta concepción antropocentrista: gobernar y dominar a la naturaleza, extrayendo y arrancándole los recursos naturales, además de la distribución de los mismos y su conservación. Freud ya había advertido de cómo opera la pulsión de muerte en los seres humanos de un modo indomable. Bajo la idea de evolución y progreso se sobrepasan barreras que tienen consecuencias mortíferas sobre el medio ambiente del cual el hombre forma parte.
Con respecto al medio ambiente es interesante citar a un biólogo y filósofo estonio-alemán Jakob Von Uexkull de principios del siglo XX. Lacan lo ha citado en algunos de sus textos. Von Uexhull elaboró el concepto de Umwelt que significa mundo circundante, medio ambiente. Su postura se encuentra en oposición al evolucionismo darwinista sobre las formas inferiores de la vida. La Umwelt es una realidad subjetiva en la que cada ser vivo interactúa. Ofrece otra idea diferente de la naturaleza basada en una biología subjetiva. Una concepción muy interesante por lo que algunos especialistas lo consideran un precursor de la ecología.
Es bastante frecuente encontrar la frase “el hombre y el medio ambiente” como si no se formara parte de él. Mundo interno-mundo circundante; adentro-afuera; naturaleza-cultura no son categorías separadas, que se excluyen. Podríamos pensarlas en términos de una banda de Moebius en una continuidad topológica.
El biólogo y ecólogo industrial argentino Gabriel Blejman señala que el medio ambiente es una invención nuestra. El problema no es ambiental, es humano, ya que el modelo de crecimiento económico se basa en extraer, quemar y tirar. De esos materiales que se tiran, solo se recupera el 7,2 %. Se pregunta: ¿en qué crecemos? en residuos de todo tipo y hasta se están encontrando compuestos nuevos, desconociendo por el momento el impacto sobre la naturaleza.
Para finalizar quiero resaltar dos puntos:
*La extracción sin límites de los recursos naturales.
*El negacionismo.
Un extractivismo insaciable y abusivo, que no reconoce ni respeta tiempos ni espacios. Miller señala en “Una fantasía” que ..”la civilización agrícola encuentra sus referencias en la naturaleza, en el ciclo invariable de las estaciones”…”Podían encontrar allí sus referencias, sus símbolos, en las estaciones y en el cielo. Lo real agrícola es celeste. Es amigo de la naturaleza. Con la industria, con lo que llamamos la revolución industrial todo esto fue poco a poco barrido”. …”en el momento que estamos debemos constatar que lo real devora la naturaleza, que se sustituye a ella y que prolifera…”la metáfora de la naturaleza por lo real”.
No se respeta ni especies animales, ni comunidades, ni pueblos originarios. El extractivismo salvaje es un modo de apropiación y acumulación irresponsable. Sabemos que existen intereses económicos de países poderosos, de potentes grupos económicos, o de ricos magnates, muchos de ellos señores feudales de la tecnología. Tengamos en cuenta que algunos de los metales tecnológicos que se necesitan para esta industria son el cobalto, el litio, el tantalio, el indium, el galio, el niobio, el selenio y el circonio. Van por ellos.
Un real desbocado sin limite en la violencia, en las ultraderechas, en la crisis climática. Un consumo exacerbado con un mandato a adquirir objetos que cada vez tienen menos duración, se usan y se tiran, se cambia rápidamente de modelo, la vida útil es cada vez más corta. La mano invisible del mercado propone una vida consumista, donde somos consumidores y consumidos a la vez.
Una innovación frenética y renovación acelerada lo lleva a Miller a preguntarse “¿el objeto a…no sería la brújula de la civilización de hoy?
Es interesante volver a lo que planteaba Cesarman hace 50 años: la urgencia imperativa, la exigencia que no tiene límites. No hay plan B. La tierra no es inagotable.
La época de Freud se caracterizó por poner un freno al goce y el super yo actuaba como instancia prohibidora y limitante. En nuestro tiempo ocurre lo contrario. Hay un empuje al goce, un mandato superyoico a gozar desenfrenadamente.
Lacan nos advierte que la ciencia integrada al discurso capitalista propone un plus de gozar desregulado, que en estos tiempos alimenta un movimiento perpetuo del super yo. Tradujo el malestar en la cultura freudiano como impasse de la civilización y este callejón sin salida de la civilización se debe a este movimiento incesante del super yo.
Negacionismo frente a la crisis climática.
Primero, hay en esta lógica capitalista una negación del límite. Todo es posible.
¿Qué se entiende por negacionismo?
Del diccionario: “Actitud que consiste en la negación de determinadas realidades y hechos históricos o naturales relevantes, especialmente el holocausto”.
Recordemos que surgieron posturas y movimientos negacionistas frente a la pandemia del Covid en 2020 y las vacunas.
La lógica capitalista se manifiesta en la cultura de autoayuda, la búsqueda incesante de la “felicidad,” el rendimiento absoluto y el ascenso al éxito. Me pregunto sobre los efectos y alcances en la subjetividad y en los lazos. Podríamos ubicar allí ciertas posiciones de rechazo de la castración con sus matices, que en cada sujeto operarán de acuerdo a su propia estructura.
Son tiempos que de alguna manera favorecen el no querer saber, la pasión por la ignorancia que Lacan sitúa como una de las pasiones humanas junto con el amor y el odio.
No es casual que haya una frase que se escucha y se repite hoy con mucha frecuencia “fingir demencia”. Cada época tiene su lenguaje característico y luego las palabras pasan y son reemplazadas por otras. En este caso “fingir demencia” expresa muy bien el no querer saber nada, de mirar para otro lado, o como me dijo una paciente “me hago la boluda por un rato”.
Como psicoanalistas no podemos mirar para otro lado en este tema de la crisis climática. Llevamos en nuestra historia las marcas de Freud y Lacan por su preocupación por las guerras, el nazismo, la segregación, el odio entre tantos temas que abordaron.
Intentar seguir este rumbo y alzar la voz.
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Bibliografía consultada y/o recomendada:
*Freud, S. –“El malestar en la cultura”. Tomo XXI- Amorrortu Ediciones- “El porvenir de una ilusión”. Tomo XXI -Amorrortu Ediciones
*Lacan, J. Seminario XX “Aún” – Paidós
*Miller, J.A. “Punto cenit- Política, religión y el psicoanálisis” Capítulo: Una fantasía. Colección Diva.
*Dessal, G. “Nuestro punto ciego”
*Cesarman, F., “Ecocidio; la destrucción del medio ambiente”. Editorial Joaquín Moritz. México
*Jornadas “Un esfuerzo de ecología” en Youtube. Las introductorias al psicoanálisis lacaniano. Febrero 2022.
*https://zadigespana.com/2022/05/21/las-batallas-del-cambio-climatico/
*Rebelión científica https://scientistrebellion.org/
*Revista Noticias Artículo de Sergio Federovisky – Biólogo, periodista ambiental, ex viceministro de Ambiente de la Nación.
https://noticias.perfil.com/noticias/informacion-general/negacionismo-avanza.phtml
*Blejman, G. Mesa “¿Por qué debatir sobre el cambio climático?” Sociedad Española Psicoanálisis- Barcelona -2023. En Youtube.
*Abrevaya, Graciela- 2 clases “Violencia y destrucción del medio ambiente” que dicté en el Seminario Anual del departamento Violencia de Estudios Lacanianos VEL en 2023.
Graciela Abrevaya, psicoanalista, Integrante del Círculo de Carteles de la EOL del Conurbano Sur.