Hernán Lasque: «Somos una familia de teros»

I

Somos una familia de teros

Un niño que todas las mañanas pasa

nos arroja caracoles para que comamos

es nuestra gota en la lengua

nuestra única esperanza

Nos han cortado las alas

Somos guardianes en la casa.

II

Detuvimos la luz de la noche

previa a su degüello celeste

en el ligero movimiento de las esporas

en un lejano resplandor de azufres

y bebimos caudalosos ríos dorados

Fuimos aquel puñado de hombres y mujeres

poetas que partieron sus ojos en el camino

hemos visto la huella de una isla sin orillas:

indagábamos el origen del mundo

en un lenguaje hecho de palabras corredizas

en una flecha de agua

una semilla dormida.

III

Estás sentado en la lomada

ves al cielo soltar el galope de sus caballos de agua

toda tu familia estuvo multiplicando oraciones en la noche árida

la lluvia no caía

sabiéndola tan cerca

                        no caía

tan joven sobre otros pastos

                        ausente en éstas estrías

el aire se poblaba en brasitas de fuego

                                      que volarse veías

migrar hacia las flores del sur

buscar después de la noche      otra luz

pero ahora estás sentado en la misma lomada

luego del rezo de todos los de la familia

y ves por fin los caballos de la lluvia que tu abuela decía

“de cascabeles en las cuartillas galopar en la sequía”

dirá el primer verso

ésta noche cuando se ponga

a hornear poemas de celebrar.

IV

El perro nos vino ya sin plumas.

Para cuando encontramos duraznos debajo de las gallinas

no se nos movió una sola espina

Los anfibios son distantes dicen

quienes extravían por naturaleza de su destino en tierra

el amniótico sueño del primer calor.

Fuimos hasta el limonero para a ver a los abejorros

desprenderse del fruto de la palmera y a un gladiolo

que fue el lucero

o una almeja de hojaldre blanco

alunarse en la tarde sobre una calma celeste

                                                                         veníamos de dormir bajo el agua durante todo el invierno.

Desconcertado el árbol amarillo azotaba contra su tronco cebollines prematuros

tardes enteras fotografiamos el llorar de un pino resinoso

                                                                                         su miel de lobos lejanos en la nieve.

Los sauces a cambio

lo adoraban majestuosos apuntando su laxo follaje al cielo

agujas de una catedral gótica que verde y vegetal

no se sumía bajo el peso de sus piñas que emergían como gárgolas de supina amenaza

El mundo podría cambiar en un solo día

anotamos en la hoja de los viajes

del verano que leeremos unos años después

cuando se vuelva paradigma su estadía:

En el árido lecho de los ríos

adelantándose a la pétrea lluvia de fantasías incompletas

nuestra amiga recogerá los nenúfares de tallo brillante

arremangada hasta las rodillas su pollera

toda entera debajo del agua reciente

encendida la fruta que afila la piedra

donde apoya su pie hecho de pasos 

la sintaxis de una huella

repartida en vertientes 

cristal palabra futura.   

Hernán Lasque, escritor. Nació en Concordia, Entre Ríos, en 1977. Desde el año 2005 reside en la ciudad de Plottier, Neuquén. Publicó el libro de cuentos RATÓN BLANCO (ediciones Colisión Libros 2009), la nouvelle LIZETA (ed.iciones Colisión Libros 2010) y el poemario LAMEN (ediciones Buenos Aires Poetry 2017). Participa con textos inéditos y otros ya publicados en la Antología publicada en 2017 por el Colectivo Autores de Concordia, que reúne a 57 autores desde el siglo XIX a la actualidad; y en la de reciente aparición en 2019 Atlas de la poesía Argentina II, que reúne autores de todo el país y fue publicada por Editorial de la Universidad de La Plata. Bajo editorial Leviatán salió su nuevo libro «Maratón Dromedaria»

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.