* alguna vez hubo respuestas que quedaron clavadas al fondo de mi garganta como cabellos perdidos traían cada tanto las arcadas y aunque del vaso de agua bebiera bebiera para que lije para que arrastre a la desembocadura del olvido laguna donde todo se degrada se disuelve -el mismo ácido final- después permanecía (lo que la gente dice en estos casos) algo así como una sensación * alguna vez hubo una mano agarrando la espalda de mis trece años en el asiento del colectivo tengo que estudiar para la prueba tengo hambre qué habrá de almuerzo y una mano en mi espalda se desliza lenta debe ser sin querer sin querer este encierro contra la ventana sin querer el miedo y los dedos metiéndose hacia abajo un miedo en forma de pregunta qué pasa qué hago palabras se enroscan mínimas sobre sí contra el vidrio opaco se hacen chicle de bordes pegoteados mi cuerpo difuso hacia el suelo quién sabe cuánto tiempo cuánto viaje los dedos permiso ahí está mi casa hay que bajarse tocar el timbre es acá mi parada dejame bajar permiso lo único que puedo decir el asco en forma de ruego de silencio de miedo y el timbre que insiste y suena el colectivo se detiene brusco me expulsa ya masticada justo antes de escapar mano de hombre me mira fijo y sutilmente lento sonríe * hubo palabras que guardé como gajos suculenta en frascos con agua echaron raíces desplegaron hojas nuevas en mi hogar irrumpen sus fragmentos de selva apenas contenida feroz a través del vidrio yo las miro cómo crecieron tanto qué había antes de la respuesta el primer desconcierto en mí y las riego
Jésica Szyszlican, poeta, nació en 1992 en Capital Federal. Es Técnica Superior en Pedagogía y Educación Social (ISTLyR) y Licenciada y Profesora en Letras (UBA). Hoy en día trabaja de asistente pedagógica en una escuela secundaria de CABA. Ha publicado su cuento “Azul de Riachuelo” en Las Máscaras de la Crueldad (Editorial Textos Intrusos), una antología narrativa inspirada en el cuento tradicional “Barba Azul”. @jesi.sz