Devenir111. El disparador de este número de la revista es “memoria”. Por un lado, uno la asocia a la memoria íntima, a las experiencias vividas por uno, y por otro a cierta construcción social. En la intersección de ambas dimensiones de la memoria, se nos ocurría ese estandarte –del cual vos solés hablar-: “Para que reine en el pueblo el amor y la igualdad”. ¿Qué nos podés empezar a decir sobre ello? ¿Desde dónde llegás a ese punto?
Jorge. De alguna manera a mí me salvó ser gay, el no encajar me protegió del destino que se me había fijado. Yo era un niño modelo, bueno, obediente, estudioso, en el colegio estaba en el cuadro de honor, etc. Nada que ver con la rebeldía. Al contrario! Digamos que era el amigo que cualquier madre quería para sus hijos… Pero, para que eso sucediera yo mantenía el tema de mi sexualidad totalmente oculto, tapado. Ser homosexual, la palabra gay no existía aún, era mi peor pesadilla y marcó mi adolescencia. Por otro lado vivir así, en la mentira, me producía unas contradicciones enormes. Y toda mi energía se iba en ocultar lo que realmente era. Por eso cuando pude asumirme como homosexual me cambió la vida completamente.
Devenir111. ¿Cómo fue la reacción de tu núcleo más íntimo, familia, amigos?
Jorge. La expresión “Salir del closet” no existía en aquel momento, y tampoco reflejaba mi situación porque es algo que fui haciendo de a poco, o sea, lo opuesto a abrir la puerta del closet y decir acá estoy! En aquella época, alrededor de mis 20 años, había logrado entrar a trabajar en las librerías Fausto de la calle Corrientes. Y la primera persona con quien hablé de lo que me pasaba fue con un compañero de trabajo, Luis Gusmán, hoy reconocido escritor pero que en aquel momento no lograba que le publicaran su primera novela “El frasquito”. Luis era un tipo sumamente inteligente y que estaba de vuelta de todo, y en realidad estaba esperando que yo bajara la guardia y pusiera las cartas sobre la mesa. A partir de poder hablarlo con él, de sentir que no pasaba nada, que el mundo no se venía abajo, al contrario, pude hacerlo con los amigos más cercanos e incluso con mi familia que era buena onda. Y ese proceso fue totalmente liberador! Me di cuenta además que había dos tipos de reacciones, o más bien de personas; por un lado los que entendían completamente y estaba todo bien, y por otro los que mucho no lo entendían pero en nombre del amor que me tenían no me condenaban y estaban abiertos a acompañarme. También me di cuenta de que era importante de qué manera transmitirlo, desde qué lugar. Si uno lo vive como un drama y lo cuenta desde el horror de lo que a uno le pasa, la otra persona lo va a recibir con pesar; pero si uno ya entendió cómo son las cosas y lo habla desde el sentirse bien con uno mismo, el otro lo recibe con naturalidad.
Devenir111. Entendemos que hubo un recorrido; pero ¿Hubo algo que te precipitara a asumir tu identidad sexual, algún episodio a partir del cual te fue posible asumirlo?
Jorge. No, no hubo ningún episodio en particular. Más bien lo que me pasó es que empecé a conectarme con el espíritu de época que había hacia fines de los 60 y principios de los 70. En el mundo pasaban cosas como el mayo francés, el flower power en Estados Unidos, etc. Yo entré en esa sintonía. Y me acuerdo que en la librería donde trabajaba apareció un libro que se llamaba: “El homosexual y su liberación” que por supuesto me lo leí de punta a punta. Y fundamentalmente lo que me dio ese libro fue el darme cuenta de que la gente más interesante era la que militaba la causa, los que hacían de esa historia una militancia. Es ahí entonces cuando nace mi búsqueda del FLH (Frente de Liberación Homosexual), porque yo estaba buscando también dónde insertarme porque me producía cierto rechazo, por prejuicios seguramente, todo ese mundo del loquerío.
Devenir111. ¿Cuál era tu prejuicio en ese caso?
Jorge. Y… de toda esa cosa de travestirse, de loquear, de toda esa frivolidad y superficialidad. Pero era porque yo miraba todo desde afuera sin entender nada. Por eso el FLH fue para mí en primer lugar una escuela de vida, donde había por ejemplo un Néstor Perlongher que lo que menos era, era ser superficial, y al mismo tiempo era una loca genial.
Devenir111. ¿Siempre tuviste una inquietud militante?
Jorge. Sí, eso era también el espíritu que flotaba en el ambiente en aquel momento. Cuando entro a la facultad de Filosofía y Letras, a la carrera de Antropología, había muchísimas agrupaciones políticas y yo tuve mis intentos de formar parte de alguna de ellas, pero como yo estaba aun con ese rollo de ocultar mi verdadera orientación sexual, no podía comprometerme a fondo con nada. El FLH lo que me dio entonces fue la posibilidad de militar desde mi propia identidad y apoyar las reivindicaciones que en ese momento necesitábamos. En aquel momento nuestra pelea, nuestro caballito de batalla era luchar por la derogación de los edictos policiales; algo que recién sucede en el 96. Faltaban más de 20 años aún! Y por otro lado, y eso me parecía genial, el FLH buscaba una inserción política, nos sentíamos parte de todo lo que estaba pasando en ese momento, toda esa efervescencia que te hacía sentir vivo. Era una época maravillosa en ese sentido. Vivíamos lo que se llamó la primavera de Cámpora. Una primavera que terminó en el más crudo invierno.
Devenir111. ¿Te parece inevitable eso como proceso histórico, que ocurra de esa manera?
Jorge. Y… no sé, habría que hacer un estudio más profundo. Pero mi sensación es que ese es el destino que corren habitualmente ese tipo de primaveras. En la mayoría de los casos es así.
Devenir111. ¿Cómo se inserta el FLH en el peronismo?
Jorge. Nosotros apuntábamos al peronismo porque era la fuerza revolucionaria por excelencia en ese momento. Pero bueno, en realidad, el peronismo tampoco sabía muy bien qué hacer con nosotros. Cuando asume Cámpora se produjo un áspero debate interno en el FLH y, precisamente como se trataba de un frente formado por varios grupos y grupúsculos, no todos estaban de acuerdo con asistir a la Plaza de Mayo. Para nuestro grupo, el grupo Eros cuya alma mater era Néstor Perlongher, lo más lógico era alinearnos con el peronismo y estar presentes en la plaza para la asunción de Cámpora. Y es así que ese día, el 25 de mayo de 1973, fuimos a la plaza. Éramos unos 15 más o menos, casi todos del grupo Eros. Nos encontramos en Retiro y desde ahí fuimos caminando hacia la plaza. Habíamos hecho una pancarta que decía “PARA QUE REINE EN EL PUEBLO EL AMOR Y LA IGUALDAD”. Debe haber sido una genialidad de Perlongher tomar esos dos versos de la marcha peronista que, en nuestras manos, se resignificaban totalmente. Esa plaza fue una fiesta y no hubo realmente un gran rechazo hacia nosotros. Fuimos parte de esa multitud que festejaba el triunfo del peronismo y el fin de un período militar que tenía la marca de Onganía.
Devenir111. Nombraste a Néstor Perlongher. ¿Qué recordás de él?
Jorge. Néstor era un tipo genial, muy inteligente, brillante. Había estudiado sociología acá en Argentina y cuando emigró a Brasil hizo la carrera de antropología y terminó como profesor en la Universidad de Campinas. Era un tipo con una lucidez increíble y una visión política que lo convertía en un adelantado para su época. Además era un poeta de putamadre. El grupo “Eros” que él llevaba adelante dentro del FLH, era el más numeroso y el más combativo. Salíamos a la calle, hacíamos volanteadas o pintadas a la noche. Todas esas movidas las impulsaba él, era el fundador y el alma mater del grupo “Eros”. Las reuniones se hacían en las casas de los mismos integrantes. En la mía por ejemplo, un dos ambientes segundo piso por escalera sin portero eléctrico, hubo dos o tres reuniones.
Devenir111. ¿Cómo y por qué nace el FLH?
Jorge. A Héctor Anabitarte, que vive aún exiliado en España desde hace muchos años con su pareja Ricardo Lorenzo, le debemos la creación de Nuestro Mundo, el primer grupo que hubo aquí, anterior incluso a la revuelta de Stonewall en EEUU. Héctor laburaba en el correo, donde hoy está el Centro Cultural Kirchner. Militante del Partido Comunista y sindicalista, con solo 19 años era delegado. El grupo se reunía donde podían, incluso en la casilla de uno que era guardabarreras (se agachaban cuando pasaba el tren con sus potentes luces!). Héctor era, y es, un militante de alma que de alguna manera le dio esa impronta a la lucha de la diversidad. Nuestro Mundo hizo una publicación que en un momento cae en manos de un grupo de intelectuales y escritores (donde había tanto un Sebrelli como un Manuel Puig). Y entonces, de la unión de este grupo, que luego pasaron a llamarse Profesionales, con Nuestro Mundo, en agosto de 1971 nace el Frente de Liberación Homosexual. Yo entro al año siguiente al FLH que ya estaba conformado también por otros grupos, como Safo, de lesbianas, Bandera Negra que eran anarquistas, un grupo de cristianos y el grupo Eros fundado por Néstor Perlongher que es donde yo había entrado por haber tenido una primera entrevista con él. Lo que a mí más me gustaba del frente era esa búsqueda de una inserción política de nuestra lucha. O sea que no éramos un grupo suelto de mariquitas que querían pasarla bien, sino que lo importante era entroncarse en toda esa liberación que buscaba una gran parte de la sociedad. Por ejemplo una de nuestras consignas era: “Vivir y amar libremente en un país liberado”. Pero bueno, la verdad es que la sociedad no estaba preparada, la militancia no estaba preparada para un FLH que sostenía que la revolución no estaba completa si no nos metíamos también con la sexualidad, con la institución familiar, con el patriarcado, porque era ahí donde empezaba todo. Con la liberación política y económica nada más no alcanzaba! Nosotros teníamos una clara conciencia de ser cuadros políticos importantes (pasa que éramos los únicos que lo sabíamos!). Y eso hoy se ve reflejado en las “marchas del orgullo” que ya van por la número 30. En la última éramos 800.000 personas!!. Pero eso vino mucho tiempo después porque la realidad es que en aquel momento nuestra historia terminó pronto porque concretamente nadie nos quería, ni la derecha, ni la izquierda ni la izquierda más revolucionaria.
Devenir111. ¿Podés contarnos lo que pasó cuando fueron a Ezeiza a recibir a Perón?
Jorge. El episodio de Ezeiza presenta otro escenario muy diferente al de la Plaza de Mayo de la asunción de Cámpora, ahí cambia la mano. Ezeiza estaba cerrado por seguridad y la única forma de acceder era caminando kilómetros por la autopista. O sea, una cosa era estar en la plaza amuchados con toda la gente y otra era marchar con nuestra pancarta encolumnados por una ruta. Ahí era bien evidente quiénes éramos. Y bueno, la realidad es que éramos fáciles de identificar y nadie quería tener contacto con nosotros, nadie se quería mezclar con nosotros. Y es así que el FLH quedó separado de todos, como si fuera una isla ignominiosa. Los de adelante se apuraban y los de atrás se retrasaban para dejarnos claramente solos en el medio Y eso era muy desagradable, fue muy violento. Y yo personalmente no lo pude soportar, nunca había pasado por una situación así y me fui. Yo no llegué a Ezeiza. No me dio el cuero! Y después bueno, todos sabemos que ese intento de recibir a Perón culminó con lo que hoy se conoce como la Masacre de Ezeiza donde se enfrentan en un tiroteo la derecha peronista con la izquierda militante.
Devenir111. ¿Seguiste militando en el FLH después de lo que nos contás que pasó camino a Ezeiza? ¿Seguiste siendo peronista?
Jorge. Sí, seguí militando en el FLH y también seguí siendo peronista porque bueno, es el precio que se paga por ser vanguardia aun no comprendida. El año 73 marca de algún modo el apogeo y la caída del FLH. Eso lo digo porque el tercer episodio de peso de ese año fue la caída de Salvador Allende en Chile donde todos salimos a la calle espontáneamente. En el ínterin, luego de lo de Ezeiza, la derecha peronista había acusado a la Juventud Peronista, a Montoneros, etc. de estar infiltrados por homosexuales y drogadictos, haciendo una clara alusión al FLH. Entonces, cuando cae Allende y todo el mundo salió a la calle, una de las consignas que cantaba la juventud a voz en cuello para diferenciarse de nosotros era: “No somos putos, no somos faloperos; somos soldados de FAR y Montoneros”. Y en ese momento entonces nos quedamos en bolas, totalmente solos y con mucha bronca. Todas nuestras fantasías de poder insertar nuestra lucha dentro de la lucha mayor que la sociedad estaba tratando de llevar a cabo, se esfumaron completamente. O sea, no nos quería nadie. Al FLH no le quedó más que replegarse cambiar su accionar. Fue importante también porque en diciembre del 73 se comienza a publicar la revista SOMOS y llegaron a aparecer 8 números, y es en el 73 también que se publica el manifiesto SEXO Y REVOLUCION, salido principalmente de la pluma de Perlongher.
Devenir111. ¿Cómo ves aquellas luchas iniciales del FLH contra los edictos policiales, por ejemplo, a la luz de las últimas conquistas, como el matrimonio igualitario o la Ley de Identidad de género?
Jorge. Y, yo no lo puedo creer. Ni en nuestras fantasías más locas se podía pensar en esta historia. Es más, el matrimonio era una institución a la que no le teníamos mucho respeto, no nos interesaba casarnos. Pero después aparece la epidemia de SIDA y ojalá hubiéramos tenido el matrimonio igualitario en aquel momento; porque me tocó ver a muchas parejas, ambos contagiados y cuidándose mutuamente porque las familias los habían rajado y que a último momento aparezcan y cuando uno de los dos moría el otro se quedaba en la calle. Eso daba muchísima bronca porque si hubiera sido una pareja hétero, la familia no hace eso; pero sí a una pareja gay. Al ver eso le tomé más respeto al matrimonio y comprendí que era necesario. Yo mismo me casé con Javier, hace 17 años que estamos juntos. Ha cambiado la mano completamente, yo lo disfruto muchísimo. Ahora las nuevas generaciones hablan del poliamor que es lo que nosotros opinábamos en aquel momento. El amor es energía y va para cualquier lado.
Devenir111. Hablando de lados, días atrás te hemos visto en el Tano Cabrón presentando “Sexo y Revolución”, contento de estar ahí, de transmitir tu experiencia. ¿Qué sentís en esas presentaciones, en esos encuentros con la gente, cómo lo vivís vos?
Jorge. Lo disfruto enormemente! El hecho de contar ahora con esa joya documental que es SEXO Y REVOLUCION (vaya aquí mi reconocimiento al director, Ernesto Ardito) me insertó de nuevo en la militancia. MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA es una consigna en la que creo profundamente. Y a mí me toca entonces militar la memoria de la diversidad. También he dejado mi testimonio registrado en el Archivo Nacional de la Memoria. Todo un honor! A mí me toca ahora rescatar los orígenes de nuestra lucha (alguna vez he dicho que me sentía una especie de museo parlante!). Y la gente lo recibe agradecidísima. Fue muy fuerte por ejemplo una proyección del documental que, apenas terminó, levantó la mano un chico muy joven que prácticamente no podía hablar por el llanto, y apenas atinaba a balbucear gracias gracias entre sollozo y sollozo… y yo llorando con él… Recibo muchas muestras de afecto, de agradecimiento. Y tengo claro siempre que ese agradecimiento no es para mi persona en particular sino para lo que me toca representar ahora: aquel FLH que hoy ha entrado de lleno en la leyenda. Y el documental “Sexo y Revolución”, que relata en forma magistral nuestra lucha, es una herramienta de oro como ejercicio de MEMORIA, la memoria de la diversidad. Devenir111. Nos impresiona que, después de tanto maltrato, el “día del orgullo” se celebre de manera tan festiva, es una brillantez.
Jorge. Es cierto lo que decís. Impresiona que después de tanto maltrato la Marcha del Orgullo hoy sea una fiesta multitudinaria. En la última éramos 800.000! Es como decir «Todos los que somos y lo bien que la pasamos!» Pues justamente luego de tantos y tantos años de maltrato es lógico que ahora disfrutemos con alegría de la libertad de ganar la calle y mostrarnos con orgullo como somos, así, a cara descubierta, cada cual con lo que quiera ponerse encima y salir a festejar. Yo jamás me pierdo esa marcha! Es algo que en aquellos años era tan impensado, tan imposible de fantasear siquiera… por eso es una fiesta! Y lo que muestra nuestra alegría es que finalmente no pudieron con nosotrxs! Y no hay vuelta atrás!
Jorge Luis Giacosa, artista y militante por los derechos de la comunidad LGBTTIQ+.