De aquel primer contacto con la música o aquella primer melodía no podría señalar un recuerdo concreto; tampoco qué cosa me llevó al capricho recurrente que a la edad de seis años me urgía, de pedirle a mis padres me comprasen una guitarra. Cuando tuve el instrumento comencé a estudiarlo pero sólo con el fin de poder cantar; ello, acompañado por música, era para mí como dejar de tararear o silbar melodías para convertirlas en algo más. Cantar era lo que me gustaba. Así, postulo que en el inicio está la voz, la voz desigual o única de aquellos primeros cánticos de cuna, del llamado a la merienda o a apersonarse en un sitio. Con los años fui hurgando en las obras musicales populares. Primero nuestro folclore de zambas y chacareras; aquellas que cuentan la relación del hombre con el paisaje, aquellas de amor y desamor. Más adelante aparece el rock nacional, lleno de poesía, amor, nostalgia y protesta. Para terminar, tratándose del inicio, evoco a la agrupación Vox Dei, al enfoque bíblico de su canción Génesis.
Manuel Berterriz, músico.