Cada mañana maquilla una mentira entre labial y párrafo. Los ojos aturdidos de un negro pastoso quedan desahuciados de querer ver y no poder hallar el marco exacto. A media tarde permite a su cancán estropearse por alguna astilla que le corre los puntos y deja exhibir su piel tan de pierna humana. Maquillaje de sus verdades mascaradas de lo que teme se vuelva demasiado real si se mira a la cara. Por las noches el jabón la devuelve a su sitio y sin embargo la piel es un delator de sus mentiras tierra donde extraer poesía en la que se arroja. Maquilla y limpia maquilla y limpia Las ojeras son la oscuridad de sus palabras caídas por debajo del mirar que se le niega. Hay una sorpresa escurridiza que de algún poro le brota nunca la alcanza a maquillar en eso no hay anestesia que valga. Y se le malpegan los amores truncos en el brazo tatuajes para vestir la piel. Tras la sombra de los ojos esfumado un pozo se abre camino. Cuántos rostros apilados en la dermis como si el labial fuera el sostén del decir y sin embargo algo tiembla sin rubor en alguna zona. Cuál de todas ellas es en lo postizo que se cae cuando el temblor la amanece.
Marina Posata, escritora, psicoanalista.